Sistema B: “Todavía se debe avanzar en el activismo de las empresas”

Hoy, 50 empresas cuentan con una certificación de Sistema B. De ellas,12 la obtuvieron en el 2021 y una en el 2022, hasta el momento. “Tenemos alrededor de 15 empresas en proceso de certificación de distintos tamaños y rubros”, afirma Mariale Soto, directora ejecutiva de Sistema B. En el mundo hay más de 4 mil empresas ‘B’ en 60 países. De ellos, 17 son latinoamericanos, cuenta.

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Este interés se traduce en sectores como el turístico y el textil, principalmente. Es el caso, por ejemplo, de Textil del Valle. “Hace tres años el entonces nuevo gerente general de Textil del Valle decidió transformar la empresa en base a sostenibilidad. Eso hizo que en dos años pasaran de tener un EBITDA negativo a tener un margen del 13%”, explica Soto.

Asimismo, agrega que este año buscará incorporar empresas del sistema financiero en el universo de empresas ‘B’ peruanas. Además, la ONG viene trabajando un manual que detalla los pasos que deben seguir las empresas mineras para recibir el certificado. “Hasta el momento ninguna minera recibió la certificación”, remarca.

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Soto indicó que para que el perfil de las empresas postulantes deben centrarse en tres criterios. El primero es la generación de impacto positivo, es decir, que estas empresas planteen modelos que generen impacto social o medioambiental. El segundo punto es la responsabilidad vinculada, es decir, tener un gobierno corporativo que defiende las decisiones sostenibles de la empresa.

El tercero es la medición y gestión de los impactos, o que las empresas hagan un seguimiento y una evaluación de su desempeño y el impacto que tienen en la sociedad, en el ambiente y en sus propios trabajadores.

Tendencia en la región

Soto señala que la tendencia global es acercar a las compañías a modelos sostenibles. Sin embargo, remarca que el éxito de los mismos en el mediano y largo plazo depende de que las cabezas del gobierno corporativo de las empresas estén comprometidas para mantenerlas vigentes.

“Todas las empresas ‘B’ tienen que generar un impacto positivo en la sociedad. Esto no depende solamente de un gerente, sino de que los accionistas tomen la decisión de adaptarse”, detalla.

Asimismo, resalta que durante la pandemia las empresas han tomado un rol más activo de comunicación frente a los sucesos, pero aún hay espacio por crecer.

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“Todavía se debe avanzar en el activismo de las empresas, el CEO activista que habla y comenta, especialmente en la incertidumbre política constante que estamos viviendo. Eso es importante”, asegura.

Además de la comunicación externa, los líderes empresariales deben de brindar los espacios para que sus trabajadores estén informados en tiempos de crisis.

“Las empresas en situaciones de crisis sociales, políticas, económicas, etc. pueden tomar acciones como establecer espacios de conversación, de confianza donde los trabajadores puedan recibir información y dar sus opiniones. Lo segundo es dar capacitaciones de cara a las elecciones y estar informado”, explica.

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