Una crisis se gestiona mejor si se anticipa. Esta regla funciona casi de manera transversal en cualquier situación cotidiana, y se aplica también en el mundo corporativo. Las empresas cuidan su reputación a través del manejo de crisis. Esta semana hemos podido mirar un ejemplo en vivo y en directo con la gestión que viene realizando desde hace algunas semanas el gobierno con el dato de crecimiento de junio.
El MEF, al comentar con anterioridad que la cifra sería probablemente negativa, adelantó la discusión en el foro público y el tema recesión estuvo en agenda bastante antes de que se confirmara el cierre del segundo semestre. Durante este período, el BCR no emitió comentario. Julio Velarde se pronunció el último miércoles sobre la materia, después de conocerse el dato oficial. “Es difícil que estemos en recesión técnica”, dijo. Esto, porque tanto el empleo como el consumo, dos variables que deben también tomarse en cuenta para este análisis, vienen creciendo. Añadió que, si bien es cierto que una recesión coincide con dos trimestres en negativo, nuestro segundo trimestre ha crecido frente al primero.
Así, Velarde se unió al grupo de economistas que con ánimo didáctico venía explicando desde hace algunas semanas que, sin desconocer que se trata de un dato poco feliz, no basta con la caída de dos trimestres para confirmar un diagnóstico recesivo. Y, más bien, recordó las estimaciones del BCR para este año: un crecimiento de 2% y 4% para el tercer y cuarto trimestre, respectivamente. Es posible, sin embargo, que estas cifras sean revisadas en setiembre, pues como indica la mayoría de los especialistas, dichas proyecciones son muy optimistas.
Pero, más allá de los números, todos coinciden en que la segunda parte del año debería ser (bastante) mejor que la primera si no tenemos ningún hecho externo o interno que nos tome por sorpresa (la situación que trae consigo El Niño está ya considerada en las proyecciones económicas).
Aunque es cierto que el consenso de mercado maneja números más modestos para lo que queda del año, es cada vez más importante que pongamos atención a las cifras del mercado laboral, pues la caída ha sido más fuerte en las zonas más vulnerables, en las zonas rurales. Por ello, es importante concentrarnos y poner el foco sobre las acciones que se realizan y planeen realizar en aras de abordar nuestro problema estructural: la alta informalidad que nos dejó la pandemia.