María Rosa Villalobos

En los últimos años la inflación ha sido un problema global. Cada país, desde su propia y única situación, ha enfrentado el impacto del alza de los precios. Si miramos América Latina, el Perú no lo ha hecho tan mal. Julio Velarde, presidente del BCRP, resaltó el último diciembre que la tasa de interés de referencia subió menos que en el resto de los países de nuestro continente, y que la inflación peruana estaba retrocediendo más rápido que la de nuestros vecinos latinoamericanos. Así, si miramos el panorama regional, quedamos lejos de los dos países que muestran resultados excepcionales –y no en el buen sentido–: Argentina y Venezuela.

El país gaucho cerró el año anterior con una de las inflaciones más altas del mundo, superando en diciembre incluso a Venezuela. El costo de vida en Argentina se encareció 25,5% el último mes del año y con este resultado, la cifra anual llegó a 211,4%. Por otro lado, en Venezuela los precios registraron un aumento del 3,9% en diciembre, y el acumulado anual llegó a 193%. Después de estos dos casos muy particulares, se encuentra Colombia, que registró un avance mensual de 0,45% en diciembre, y de 9,28% anual. Le siguen Uruguay, Chile, Brasil, Paraguay, México, Perú, Bolivia y Ecuador.

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Que en comparación a otros países no nos haya ido tan mal no quiere decir que lo hayamos tenido fácil localmente. Los altos precios tuvieron un impacto diferenciado en los hogares peruanos, afectando más a los que destinan un mayor porcentaje de gasto al consumo de alimentos y bebidas. Ya en abril del 2023, las familias más pobres registraron una inflación de 9,3%, versus el 7,6% de los hogares de mayores ingresos (que destinan solo un quinto de su gasto a alimentos y bebidas), según reveló el IPE en El Comercio.

Recordar lo difícil y complicado del escenario 2023 ayuda a poner en perspectiva la situación de los países vecinos, y también nos debería empujar a seguir remando, de manera unánime, hacia el mismo lado. El descenso de la inflación se acompaña de la reducción de la tasa de interés de referencia, y en el caso peruano, esta experimentó su quinta baja consecutiva el último jueves. Y aunque el BCRP advirtió que esto no significa el inicio de un ciclo de recortes, es sin duda una noticia positiva, de esas que nos hacen falta.

Este 2024 tenemos la oportunidad de maximizar las oportunidades que tenemos en el camino, como el Foro APEC y la próxima puesta en marcha del Puerto de Chancay, eventos que nos darán visibilidad y si lo hacemos bien, nos abrirán las puertas a mayores inversiones y por tanto, impulsarán la creación de puestos de trabajo. Sin embargo, como lo remarca Miguel Jaramillo en su última entrega para este Diario, si lo que está en la agenda inmediata del Gobierno es un potencial nuevo rescate a Petro-Perú, queda demostrado que nos falta un norte. Si hay planes a largo plazo (más allá del Plan Unidos), es momento de darlos a conocer para no sentir que estamos siendo guiados, una vez más, por la inercia.

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