Han pasado seis meses desde que la llegada del COVID-19 al país generara cambios profundos en nuestro día a día. Uno de ellos fue el trabajo remoto, un paso acelerado al home office hacia el que se tuvieron que adaptar rápidamente empresas y trabajadores. Entre tumbos y desarrollo de buenas prácticas, el teletrabajo ha llegado para quedarse. En este contexto, la consultora Global Research Marketing (GRM) ha realizado una encuesta entre limeños- ejecutivos, independientes y docentes- que laboran bajo esta modalidad para conocer la aceptación y percepción del teletrabajo en sus vidas.
De acuerdo al reporte, el 63% de los encuestados afirma que se encuentran en una modalidad 100% teletrabajo, mientras un 28% señala que en sus empresas combinan el teletrabajo con las asistencias esporádicas a las oficinas para labores puntuales. Recordemos que si bien muchas empresas trabajan de este modo, de acuerdo a sus sectores ya se encuentran elaborando sus planes para el retorno al trabajo presencial de manera escalonada. Es más, de acuerdo a un estudio de Marsh Perú, el 30% tiene pensado finalizar este proceso de retorno durante el primer trimestre del 2021.
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Pese a ello, según los resultados de GRM, el 48% de los limeños encuestados indican que bajo esta modalidad de trabajo se sienten más productivos que en el trabajo presencial. El 30% asegura ser igual de productivo.
Giuliana Reyna, gerente general de la consultora GRM, explica que esta percepción de mayor eficiencia laboral en el hogar es inminente, ya que se asocia a un ahorro de tiempo significativo en traslados, lo que permite optimizar tiempos y la posibilidad de combinar mejor las tareas del hogar y del trabajo. Pero no en todos los casos es posible lograr esto último. Queda claro cuando el 85% de limeños consultados asegura que bajo esta forma de trabajo está laborando más horas que lo habitual, cuando se desempeñaba de manera presencial.
“Quedarse trabajando fuera del horario habitual incluye trabajar hasta altas horas de la noche, los fines de semana o los feriados. Lo que ha sucedido es que al adaptarnos a esta modalidad es como que no hubiera límites y más bien se diera una continuidad laboral en cuestión de horas. Esto genera también que a los trabajadores les cueste desconectarse y establecer límites entre su vida laboral y familiar”, explica la ejecutiva.
A pesar de esta situación, el 78% de consultados indica que prefiere continuar haciendo home office.
¿Por qué? Para Reyna, en efecto, se podrían encontrar muchas desventajas con el teletrabajo, pero la mayoría tienen en mente que más que una modalidad es una realidad que viene a instaurarse de forma definitiva cuando finalice la pandemia y que, dependiendo el tipo de trabajo a realizar, se generará un híbrido, se combinará el teletrabajo con la actividad presencial.
“Nos dimos cuenta que no es necesario estar en una oficina físicamente para trabajar o mantener reuniones, muchas actividades se pueden realizar y optimizar de manera remota”, comenta.
De otro lado, también está un 22% que extraña el trabajo presencial, por múltiples factores. La falta de contacto con el equipo de trabajo y jefes para las coordinaciones; y no contar con un espacio, privacidad, un mobiliario adecuado o una buena conectividad a internet son algunos de ellos y que impactan en su experiencia laboral. Es importante considerar como empresa, remarca la ejecutiva, que no todos tenemos la misma experiencia con la modalidad del teletrabajo.
CONDICIONES NECESARIAS
La encuesta-que fue realizada durante la última semana de agosto de la mano de la organización Mamá Ejecutiva- también indaga sobre este punto. ¿La empresa brinda las facilidades necesarias para desempeñar sus labores en el hogar? El 81% de los limeños responde que sí.
Pero, ¿a qué nos referimos con facilidades? Reyna afirma que estas incluyen desde enviar a domicilio sillas ergonómicas, celulares con planes de internet ilimitado, laptops, hasta la información digitalizada o física. Esta circunstancia nos tomó por sorpresa y en el camino hemos ido adaptando y acondicionando nuestra casa para el trabajo, agrega.
“Las firmas medianas, grandes y multinacionales ya tenían cierta preparación con el uso del home office; y son las pequeñas las que más complicaciones han tenido con el uso de sistemas para comunicación a distancia”, señala Alejandra Osorio, Líder de Capital Humano de EY Perú. Pero quizá el mayor reto ha sido el de la cultura organizacional de las compañías.
Sin duda una transformación acelerada en la forma de trabajo, que seis meses atrás era impensable. Reyna recuerda que un estudio realizado en América Latina, antes de la pandemia, arrojaba que el 67% de latinos indicaba que no podría trabajar de manera remota.
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