Esta semana se dio finalmente el cambio que por tanto tiempo se esperaba en Petro-Perú. Se anunció al nuevo directorio transitorio que comenzó sus funciones el pasado 1 de marzo. Esto, hasta que el Fonafe, en diciembre de este año, realice la selección de nuevos perfiles y la Junta General de Accionistas de la petrolera elija a los nuevos directores que comenzarán su labor en el 2025.
¿Llama la atención que sea el ministro Arista y no el ministro Mucho el que esté tomando la sartén por el mango en esta situación? Quizá no a luz de un precedente importante. Hace algunas semanas, el Ejecutivo cambió la composición de la Junta General de Accionistas, aumentando el peso del MEF en la misma. Actualmente, este ministerio cuenta con tres asientos, mientras que el Minem, con dos. Esto podría explicar el liderazgo de Arista en este tema espinoso. Así también, el hecho de que el nuevo titular del Minem se concentraría más en impulsar al sector minero, su zona de expertise. Se ve, de hecho, un cambio significativo respecto a su antecesor, Oscar Vera, de cuya situación actual no se conoce (casi) nada.
Previo a juramentar como ministro, Vera fue gerente de Operaciones en la petrolera –y solicitó una licencia para entrar al Ejecutivo. Así, después de dejar su cargo, podría regresar a su cargo anterior. ¿Cuál será su destino? Según Arista, el nuevo directorio será el encargado de evaluar su caso. Un punto más en la agenda ocupada de la nueva directiva incluirá la revisión del Plan de Reestructuración de Petro-Perú elaborado por la consultora Arthur D. Little, que aún no es público. Este documento, guardado hasta hoy con mucho recelo, brinda un diagnóstico de las finanzas y sugiere propuestas de mejora.
La lista de pendientes es directamente proporcional a la crisis que envuelve a la institución, y aunque seguramente tomará tiempo, llegará el momento de demostrar con hechos si el nuevo rescate por US$1.300 millones valió o no la pena. Porque el partido de Petro-Perú está perdido, se ha gastado mucho en una institución que no nos ha probado, a los ciudadanos, que lo vale. Lo que la estatal gestiona mal lo pagamos los peruanos. Ahora que ya se dieron los primeros pasos y hay nuevos profesionales al mando de la institución, es necesario que la transparencia no brille por su ausencia y que las sumas sean mayores que las restas.