No es común que, en tiempos de crisis, una empresa se anime por crecer. Menos probable es, todavía, que ello ocurra en el mercado aerocomercial, que ha sido gravemente golpeado por la pandemia del coronavirus en todo el mundo. Por eso ha llamado tanto la atención la apuesta de la ‘low cost’ colombiana Wingo, que hoy inicia la operación de su nueva ruta entre Lima y Bogotá. Se trata de un paso arriesgado en tiempos en los que, mas bien, nos hemos acostumbrado a noticiar sobre la bancarrota o el cierre de más de una línea aérea.
Sobre los detalles de esta jugada estratégica, en Día1 conversamos con Carolina Cortizo, directora general de Wingo. En la siguiente entrevista nos cuenta, de forma exclusiva, qué esperan de su novel conexión con el Perú y qué otros planes tienen a corto y mediano plazo.
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—Inician con dos vuelos semanales entre Lima y Bogotá, que serán tres desde el 19 de julio, pero ad portas de la tercera ola de contagios por COVID-19 en el Perú. No esperan ser rentables desde el primer día, ¿o sí?
Esta ruta nos interesaba desde antes de la pandemia. La hemos abierto en una temporada media a la que seguirá, luego, una temporada alta que esperamos sea importante. En esta conexión hemos visto que los pasajeros están buscando tarifas asequibles para continuar o retomar sus planes de viaje que habían pospuesto por la pandemia. Somos los llamados a darles acceso y democratizar el transporte aéreo.
—¿Qué tanto ha pesado la salida de Avianca de esta ruta? Había ‘market share’ libre, pese a las circunstancias.
Sin duda que la salida de Avianca ha dejado un espacio sin coberturar en esta conexión, porque se trata de una aerolínea que históricamente ha servido este mercado con una capacidad importante. Ellos no han podido reactivar estas operaciones, pero déjame decirte que nuestro modelo de negocio es distinto, comenzando por el hecho de que somos una aerolínea de bajo costo.
Ahora, es importante aclarar que este mercado, aún con la salida de Avianca –y de otras aerolíneas– aún es un mercado contraído. Nosotros apostamos por su reactivación, tanto en el Perú como en Colombia.
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—En ese contexto, ¿con qué ocupación de sus naves estarían conformes en el primer semestre de operaciones?
El factor de ocupación promedio con el que trabajamos en Wingo está alrededor del 85%. Es alto, porque apostamos por tarifas bajas y un alto volumen. En esta ruta nuestra expectativa es acercarnos a eso, tener una ocupación saludable que permita que esta conexión sea sostenible. Efectivamente, estamos en medio de una reactivación y nuestra marca se está posicionando aquí, pero estamos viendo que nuestra acogida en el Perú es muy buena.
—Sin embargo, como son tiempos de incertidumbre, siempre hay que ir monitoreando los índices de desempeño, ¿cada cuánto tiempo evalúan la rentabilidad de sus vuelos?
Constantemente analizamos el estatus de nuestra red de rutas a nivel regional. Nuestros equipos de planificación, ‘revenue management’, manejo de inventario, optimización de tarifas y el equipo comercial, coordinan siempre. Es clave que todos estemos alineados. Así entendemos lo que está pasando, encontramos dónde están las oportunidades y dónde hay que hacer ajustes, sean para arriba o para abajo.
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La necesaria flexibilidad
—¿Qué tan rápido pueden ejecutar esos cambios, si son necesarios?
Ahora, con la pandemia, como bien decías, eso tiene que ser muy ágil, pues lo que hemos visto es que, así como una ruta puede ir muy bien, de la noche a la mañana se puede contraer. Tenemos que estar preparados para ser flexibles con los viajeros y con las necesidades del mercado.
—Entonces podría cambiar su proyección de incrementar, en julio, de dos a tres sus vuelos semanales entre Lima y Bogotá.
Lo que te puedo decir es que por el momento seguimos con ese plan.
—¿Y qué otras rutas entre el Perú y Colombia tienen en mente? Aquí hay mucha demanda por destinos como Cartagena o Medellín, entre otros.
Siempre estamos en la búsqueda de nuevas oportunidades y a dónde podemos llegar con nuestra fórmula de precios bajos, flexibilidad y seguridad. Por ahora nuestro objetivo es consolidar esta primera conexión entre nuestras capitales y otras nuevas rutas que hemos abierto en la región, como el vuelo entre Panamá y San José de Costa Rica.
¿Vuelos domésticos?
—¿Ingresar al Perú con vuelos domésticos está en su mapa?
A corto plazo no está en nuestros planes. Como Wingo, nosotros estamos basados en Colombia, y lo que tenemos es un permiso para hacer esta ruta internacional entre Lima y Bogotá, pero para hacer vuelos internos en el Perú necesitamos establecernos ahí como una compañía local. No es algo en lo que, de momento, vayamos a incursionar.
—Mencionó que, en paralelo a esta nueva ruta entre nuestras capitales, están abriendo otras en la región, ¿cuáles son las más importantes?
Además de la conexión entre Panamá y San José, hemos abierto un vuelo entre Medellín y Punta Cana, y entre Medellín y Cancún, en mayo pasado. Luego, en julio, abriremos la ruta entre Cali y Cancún.
—Es una apuesta agresiva, ¿viene acompañada de un incremento de su flota?
Sí, a finales de año recibiremos dos aviones Boeing 737-800 New Generation, con capacidad para 186 pasajeros cada uno, con lo que tendremos una flota uniforme de ocho de estas naves.
Así, frente a lo que teníamos en el 2019, podemos decir que este año vamos a duplicar la capacidad que ofrecíamos antes de la pandemia.
—¿Cómo está la salud financiera de Wingo?
Estamos sólidos. Muy bien apalancados debido a nuestro récord financiero.
Bonus track: una aerolínea joven
- Wingo nace en el 2016 y es subsidiaria de Copa Holding. A la fecha cuenta con seis naves Boeing 737-800 New Generation, pero serán ocho para finales de este año.
- En la aerolínea estiman que la recuperación de la industria se dará entre el 2023 y 2024.
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