Un hombre con un ojo de vidrio y síndrome de Asperger, que estudió medicina en vez de una carrera de finanzas pero dirigió un fondo de inversiones. Un ejecutivo que vestía camisetas y caminaba descalzo por su oficina, mientras escuchaba heavy metal a alto volumen y analizaba reportes.
Así retrata la película “La gran apuesta” a Michael Burry, el inversionista que detectó que el mercado de hipotecas de alto riesgo era un gigantesco castillo de naipes y con eso se anticipó a la crisis financiera del 2008. Todos decían que el mercado inmobiliario era el más seguro, pero Michael Burry apostó contra el mercado y ganó mucho dinero.
“La gran apuesta”, que esta semana ha recibido cinco nominaciones a los premios Óscar, cuenta cómo fue que Michael Burry en el 2005 compró CDS (credit default swaps o seguros frente al impago) sobre algunos bonos de hipotecas de alto riesgo.
Estaba convencido de que estos iban a explotar en dos años, en el momento en el que subieran los intereses que el sistema había mantenido artificialmente bajos. Estos CDS no existían, pero Goldman Sachs y Deutsche Bank aceptaron el trato de Burry y los crearon.
En el 2007 los créditos hipotecarios ‘subprime’ dejaron de pagarse como Burry había vaticinado y, en la mitad del 2008, él y los inversores de su fondo consiguieron un beneficio neto de 489,34%. Solo Burry obtuvo ganancias de US$100 millones. Luego de eso cerró el fondo y se dedicó a gestionar su fortuna personal.
Nada mal para quien comenzó en las finanzas con un blog en el que daba consejos online sobre dónde invertir. Una tarea que cumplía en sus ratos libres mientras trabajaba en un hospital. Burry inició su fondo Scion Capital a los 28 años tomando dinero del crédito que había obtenido para sus estudios y de préstamos familiares. Tres años después ya administraba US$600 millones.
Hoy Michael Burry cree que otra crisis está cerca. En una reciente entrevista con la revista “New York”, Burry dijo que Estados Unidos está otra vez en la misma situación que cuando colapsó: tratando de estimular el crecimiento a través del dinero fácil. Y de acumular deudas. “La mayor esperanza que tenía luego de la crisis era que íbamos a entrar en una nueva era de responsabilidad personal. En lugar de eso hemos duplicado la intención de culpar a los demás y esto a largo plazo es trágico”, dijo.
Su nueva apuesta es por el agua, invirtiendo en alimentos que crecen en zonas ricas en agua y que se transportan a otras donde este recurso es más escaso. Michael Burry además es optimista con las innovaciones en temas de salud y, en general, con los emprendimientos que mejoran la vida de la gente. El hombre que predijo el fin ve con entusiasmo algunos aspectos del futuro.