Hasta el 22 de diciembre, habían 3.355 ollas comunes registradas en el sistema Mankachay Perú (Mi Ollita) del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis). Estas abarcan a una población estimada de 224.000 beneficiarios, cifra similar a todos los habitantes de la región Tumbes.
Karim Jiménez, directora general de Diseño y Articulación de las Prestaciones Sociales del Midis, adelantó que, con una nueva actualización, habría un incremento de aproximadamente 100 ollas comunes adicionales.
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De la cantidad de ollas que están en el registro, solo en Lima Metropolitana se encuentran 3.002 agrupaciones, que son casi el total de ollas y reciben el 80% de los fondos emitidos por el Gobierno este año.
Presupuesto
Los fondos iniciales destinados por el Gobierno Central para financiar a las ollas comunes durante el 2023, según el sistema de Consulta Amigable del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), alcanzan los S/98′094.389, cifra que es menor en un 0,7% al monto transferido entre julio y diciembre del 2022.
La suma de este apoyo financiero a las ollas comunes (oficializada a través del Decreto de Urgencia N°017-2022) es canalizada a través del programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma, a cargo del Midis.
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Para este año, el aporte a la sostenibilidad de las ollas comunes representa el 4,7% del presupuesto de apertura correspondiente al programa Qali Warma (S/2.123 millones) y el 1,8% de los fondos asignados al sector (S/6.875 millones). Además de este mecanismo, estas iniciativas dependen altamente del autofinanciamiento o donaciones, pero no representan un flujo regular de ingresos.
Normativa
Jiménez explicó que la primera norma relacionada a las ollas comunes -como iniciativas ciudadanas de apoyo o atención alimentaria temporal- se da en febrero de 2021, otorgando funciones a las municipalidades y al Midis, para el registro de estas iniciativas y darles asistencia técnica, respectivamente.
Asimismo, las transferencias a las ollas comunes se reglamentaron mediante la Ley 31458, publicada en junio del año pasado por el Congreso. De acuerdo al reglamento, existen ollas comunes con carácter temporal y permanentes. Para ser constituidas como organizaciones de base, deben tener un mínimo de 15 beneficiarios y contar con un representante acreditado ante su municipalidad, siendo el gobierno local el responsable del registro y acreditación ante el Midis.
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¿Cómo opera la ayuda estatal en los sectores más vulnerables? Según el reglamento, los gobiernos locales las abastecen directamente de alimentos. Además, se señala que el Midis -a través de Qali Warma- entrega de forma excepcional los insumos en almacenes o puntos de entrega municipales, que luego se distribuirán a cada agrupación.
En la práctica, Jiménez sostuvo que las municipalidades presentan las solicitudes de atención alimentaria para las ollas comunes, siendo ello revisado por el Midis y luego gestionado con Qali Warma para que se inicie el proceso de compra de alimentos. Estos son entregados a las municipalidades y estas las distribuyen en las jurisdicciones donde se encuentran las ollas comunes, agregó.
“El canal [final] de distribución de alimentos a las ollas comunes siempre es la municipalidad”, señaló y añadió que no se entregan montos en efectivo a las ollas, reiterando que son alimentos comprados por Qali Warma y luego entregados por los gobiernos locales.
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Formalización
Para que estas ollas comunes de carácter permanente sobrevivan, tienen que pasar a ser formales y convertirse en comedores populares, consideró Bustamante. Los comedores son atendidos vía los gobiernos locales pero bajo el Programa de Complementación Alimentaria del Midis, agregó Jiménez.
Al ser comedor popular, estos mantienen la recepción de donaciones, pero también reciben de manera fija y mensual los alimentos que adquieran los gobiernos locales con el dinero que les destina el Estado, detalló Bustamante. Precisó que alrededor de 3.000 comedores reciben subvenciones desde la gestión de Alberto Fujimori.
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Justamente, para constituirse como comedor popular, estas ollas deben pasar a tener una junta directiva, así como la infraestructura y las condiciones para la preparación de alimentos, complementó.
“El comedor, para que reciba alimentos, porque pasa a ser responsabilidad del Estado -le da recursos-, tiene que tener una infraestructura, tiene que tener cocina, caño, agua y desagüe, preparar los alimentos de manera inocua, tiene que tener todos los espacios absolutamente limpios”, explicó Bustamante.
Esta infraestructura podría ser locales comunales o la casa de socios al comedor popular, añadió.
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Tanto Bustamante como Jiménez indicaron que en el aspecto de la infraestructura son los gobiernos locales los que juegan un papel importante, dado que deben facilitar la gestión para que las ollas comunes que pasen a ser comedores tengan infraestructura y equipamiento.
“Han pasado ollas a ser comedores del Programa de Complementación Alimentaria en varios distritos, como Carabayllo o Ate, por citar algunos ejemplos. Lógicamente, hay que tener en cuenta que el programa responde a una programación presupuestal que viene del año pasado. Este año hay un número fijo de comedores que atender. Aquellas ollas que se están incorporando son nuestra brecha para poder gestionar como ministerio ese presupuesto adicional para cubrir al total de nuevos comedores”, acotó Jiménez.
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Fiscalización
En el caso de la entrega de alimentos a la ollas comunes y su supervisión, cada distrito cuenta con un comité de transparencia y acompañamiento, el cual está conformado por representantes de las ollas comunes y de organizaciones de la sociedad civil que apoyan en las jurisdicciones respectivas, señaló la funcionaria del Midis.
Con dicho comité se verifican las acciones de los gobiernos locales en el proceso de recepción y distribución de alimentos, así como el funcionamiento de las ollas comunes, agregó.
Además, reconoció que, por la coyuntura, aún hay limitaciones en el tema del padrón de ollas comunes, añadiendo que al haber una dinámica variable de apertura y cierre de ollas temporales, el Midis tiene un equipo que actualiza y verifica el funcionamiento de las ollas.