La participación del Gobierno en la CADE 2021 ha sido una muestra de la disposición al diálogo, considera Elena Conterno, presidenta de IPAE. Sostuvo que se necesitan buenos empresarios y políticos para tener un clima de estabilidad política.
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–Semanas antes de iniciar CADE no estaba confirmada la participación de las autoridades. ¿Qué representa su presencia?
El ministro [Pedro] Francke ya había confirmado con antelación. Julio Velarde también y Maricarmen Alva también. Mirtha Vásquez, ni bien obtuvo el voto de confianza, también confirmó. El presidente [confirmó] esta semana. Haber aceptado estar en CADE muestra esa disposición de dialogar y tender puentes.
Hay dos temas en que, ojalá, haya un punto de inflexión. [Uno] es escucharnos más, no solo [entre] el Ejecutivo y el empresariado, sino a todos, a las regiones. Hay que ser más empáticos. Lo segundo es el trabajo conjunto. Hay tantos retos y cosas pendientes. Mientras cada uno está en su trinchera, los problemas siguen, la pobreza sigue, el desempleo sigue. Es importante el trabajo conjunto
–¿El mensaje del presidente sirvió para continuar tendiendo puentes entre el Gobierno y el empresariado?
Saludo el mensaje que brindó el presidente [Pedro] Castillo en CADE, donde asegura que los empresarios tienen todas las garantías para invertir en el país. Necesitamos buenos empresarios, también buenos políticos y buenos funcionarios. Esto es fundamental para propiciar un clima de estabilidad política que genere confianza en el empresario y conlleve a la promoción de la inversión privada. Es necesario tender puentes y trabajar en conjunto entre el sector público y privado, para salir de la profunda crisis económica, social y sanitaria que vivimos como país.
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[Desde IPAE] nos mantendremos atentos a que lo dicho por el presidente se cumpla y también levantaremos nuestra voz ante hechos que no vayan en esa línea y, sobre todo, para que no se atente contra la democracia, la institucionalidad, la economía social de mercado y las libertades de prensa y empresa
–En CADE se indicó que las relaciones entre el empresariado y el Estado se suelen hacer con funcionarios y no con instituciones. ¿Cómo se cambia ello?
Todos debemos defender la institucionalidad, de eso se parte. Hay distintos roles, pero hay que respetarse, ser conscientes de que hay que trabajar juntos. [...] Hay que empezar a construir confianza y parte de eso es conocerse. Dos elementos son claves: la confianza y las instituciones.
–Hubo un sector empresarial con problemas de corrupción en los últimos años. ¿Cómo generar confianza desde el otro lado?
Lamentablemente, el mal comportamiento de algunos [empresarios] daña la reputación de todo el empresariado. Las malas prácticas tienen que condenarse y combatirse. Los malos elementos están en todas partes, no solo en el empresariado. A aquellos que incumplen los valores, tenemos que hacerlos a un lado y hacer todos un esfuerzo de trabajar mejor, en general las empresas.
Un mensaje permanente es que no se puede tener empresas exitosas en una sociedad que no lo es. El bienestar, el éxito de la empresa necesariamente tiene que ir de la mano del éxito y progreso de la sociedad en la que actúa.
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–Sobre este concepto de bienestar, las empresas en el Perú, sobre todo las más grandes, tienen la posibilidad de tener en su radar conceptos como el valor compartido y la sostenibilidad. ¿Cómo cree que estas tendencias evolucionarán el próximo año?
Es una tendencia mundial el estar más alerta a grupos de interés. [...] FIFCO enfatizó que hay que empezar por escuchar otra vez, escuchar a tus grupos de interés. Es un terreno desconocido, pero hay que forzar a las empresas a [escuchar] qué piensa la comunidad sobre tu empresa en la zona donde operas, qué piensan tus trabajadores.
El reto es escuchar bien para no partir de tus preocupaciones, sino con evidencia. Y, luego de escuchar, poder ver cómo actuar. Lo segundo [es] tener indicadores, porque no sirve […] si lo único que estás mirando es el Ebidta o la utilidad neta. También miremos cómo estamos en estos otros indicadores relevantes para el largo plazo del negocio y la sociedad.
–Estos indicadores que no son financieros, en el marco de la coyuntura que vivimos, ¿comenzarán a tener más importancia a futuro?
Sin duda que sí. Eso es algo que se discute: cuáles son las metas de la empresa, cómo empezamos a balancear desde aspectos de género, de integridad, de las comunidades que se atienden, de los clientes. Es un reto importante, pero lo primero es escuchar, entender bien las preocupaciones y tener canales de comunicación abiertos. Y lo segundo, medir a la plana mayor para que se logren avances en estos temas.
–Tanto desde el Estado como desde el empresariado, ¿qué acciones concretas se pueden realizar que ayuden no solo a escuchar, sino a generar confianza?
Un buen espacio son las mesas ejecutivas que ya existen, donde se reúne el sector público y el privado para abordar, por ejemplo, temas de acuicultura, cómo potenciamos el tema forestal. [El miércoles] el ministro Francke puso énfasis en el tema del turismo. Esas mesas que realmente se reúnan, que estén los actores, que haya un seguimiento del acuerdo. [...] Las mesas ejecutivas son interesantes y del lado del empresariado puedes ver cómo van a recoger las percepciones, las preocupaciones de sus grupos de interés.
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–¿La inclusión de regiones sucede un poco tarde?
Eso está acá para quedarse y hay que profundizar cómo promover más este tipo de diálogos, que la gente se conozca y se hable a todo nivel, desde la comunidad indígena, del sindicato, la organización de base.
–¿Qué reflexión te deja este CADE?
Ojalá este CADE sea un punto de inflexión, tanto para escucharnos más como para trabajar en conjunto, y para que todos los actores se convenzan de que tenemos que defender la democracia. Tuvimos a Anne Applebaum diciéndonos que la principal amenaza de las democracias es socavarla desde adentro, no respetando la libertad de prensa, no respetando la institucionalidad, buscando cambiar la Constitución.
Esas señales tiene que leerlas el Gobierno, que tiene que dejar atrás ese comportamiento. En línea con lo que resalté en mi discurso, hay que dejar atrás las amenazas a la institucionalidad, el doble discurso, los malos nombramientos, porque estamos en esa ruta de socavar la democracia, es algo que no queremos.
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