FED
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Redacción EC

En la última reunión de la , el comité de política monetaria decidió elevar una vez más en 0,25% la tasa de referencia, cumpliendo las expectativas de los analistas de que continúe el alza trimestral que se veía desde diciembre del 2016; estableciendo así un objetivo de tasa de política monetaria de 1,25%.

La novedad que trajo la reunión es que se vieron comentarios respecto a un punto que en los últimos meses fue cobrando más protagonismo en el debate de las políticas monetarias de los principales bancos centrales: el manejo de la hoja de activos de la Reserva Federal. Esta ha llegado a acumular, tras los tres programas de estímulo monetario lanzados después de la crisis, aproximadamente US$4.500 miles de millones de activos. Este portafolio se compone en un 60% por bonos o instrumentos emitidos por el Gobierno y en un 40% por papeles y bonos respaldados por hipotecas o mortgage backed securities (MBS).

Desde los inicios del programa de estímulo monetario, los intereses generados por estos títulos han sido reinvertidos en activos de la misma clase. Hoy, al comenzar una normalización de la política monetaria, el alza de tasas debe estar acompañada por una menor hoja de balance de la FED. Con ello, se debe empezar a perfilar la forma en la que estos activos se irán reduciendo paulatinamente. Esto se lograría con reducciones progresivas en los niveles de reinversión en estos activos. Sin embargo, esto representa un gran reto.

Los activos que la FED mantiene en su balance representan proporciones relevantes del total en circulación de cada tipo de activo. En el caso de los bonos y papeles respaldados por hipotecas (MBS), los activos de la FED representan casi el 30% del total de estos papeles emitidos por agencias en circulación. En menor magnitud, los bonos del Tesoro estadounidense en el balance de activos de la Reserva Federal representan poco más del 10% del total en circulación.

Esto presenta un desafío en el manejo del fondeo de estos activos, especialmente en el mercado de MBS, debido a que, al ser activos de menor liquidez y que apelan a menor número de inversionistas, el menor ritmo de reinversión de la FED debe ser manejado de manera muy precisa para no desencadenar una crisis de liquidez en estos mercados. Asimismo, el menor flujo de compra se trasladará en mayores tasas de interés, en especial a largo plazo, siendo la velocidad y magnitud de esta subida sumamente relevantes para el mercado hipotecario. Por otro lado, una política que mantuviese una reinversión sostenida en MBS y una reducción más acelerada en la compra de bonos del Tesoro llevarían a que la hoja de activos sea ilíquida, al ser los últimos títulos altamente líquidos con una gran base de inversionistas.

Dado este panorama, los primeros análisis publicados esperan que la capacidad de disminuir la hoja de activos de la FED sería relativamente acotada. Lo que, según los primeros estimados, podría llevar a que se reduzca en máximo 20% o 25% en los próximos años. Incluso, a ese ritmo se pueden desencadenar problemas si no se maneja de manera adecuada este retiro de liquidez. Por lo tanto, el movimiento en la hoja de balance será relevante en los próximos años al transitar hacia una normalización de la política monetaria y a tasas de plazos largos más altas, con el objetivo de dejar cierto espacio de estímulo monetario para cambios en el ciclo económico a futuro.

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