El proyecto ELSA - Espacios Laborales Sin Acoso, nació en el 2021 con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrolo (BID) buscando visivilizar la magnitud del problema del hostigamiento sexual dentro del ámbito laboral. Marlene Molero, CEO y cofounder de ELSA, nos cuenta sobre el proyecto, su impacto y lo que significó ganar el premio Creativdad Empresarial de la UPC.
¿Cómo ayuda ELSA a que las empresas visivilicen el acoso laboral?
El acoso laboral es algo que, tradicionalmente, se atiende a través de los canales de denuncias disponibles en muchas organizaciones formales en nuestro país y el mundo, pero que tienen un uso muy escaso. ELSA sale como una alternativa, una forma distinta de llegar a esta información en la que no se depende de alguien poniendo una denuncia o haciendo un reporte, sino que es más bien la organización que, de manera proactiva, busca la información sobre las cosas que puedan estar sucediendo dentro de la empresa.
Esta información les permite llegar a las causas base del hostigamiento, porque solamente enfrentando estas causas, como si conocen o no la existencia de una política o canal de denuncia, qué conductas ven como normalizadas, se va a reducir o prevenir la incidencia del acoso.
¿Cómo se utiliza?
Hoy ELSA ha cambiado bastante desde el 2021 que comenzó. Ahora es una plataforma digital que permite a las organizaciones medir, monitorear y actuar contra el acoso sin presentar una denuncia. ELSA recoge información anónima del persona y utiliza esa data para, con algoritmos, transformarla automáticamente en estrategias diseñadas específicamente para la organización y le da los recursos que necesita para implementar una estrategia, políticas, guías, campañas de comunicación, manuales de entrenamiento para el personal, hasta una plataforma de cursos virtuales vinculados con el tema. Próximamente, una plataforma para poder canalizar reportes y gestionarlos adecuadamente.
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¿Cuál ha sido el impacto del proyecto desde que nació en 2021?
ELSA logra reducir la incidencia del acoso en 70% en promedio en las organizaciones con las que trabaja, que son, principalmente, empresas grandes del sector privado.
La herramienta funciona en ocho países de América Latina y El Caribe y ha trabajado con organizaciones de más de 10 sectores económicos, desde servicios hasta minería.
Hoy tiene más de 160 mil entradas de información, lo que la hace la fuente de datos más grande que existe en la región sobre este tema y la única que es capaz de reflejar esta problemática y darles a las organizaciones no solo una visión de lo que pasa en cada parte de su empresa, sino también de cuáles son las mejores prácticas en el sector y con data para ver cuáles son las cosas que más funcionan.
¿En qué otros países se encuentra?
Trabaja con organizaciones en Perú, Bolivia, Colombia, Chile, Panamá, México, República Dominicana y Nicaragua.
¿Cuál es la tasa de acoso laboral en nuestro país y cuántas son denunciadas?
La denuncia hoy es muy baja y hablo del mercado laboral formal que, de por sí, ya es un mercado élite. En empresas que no están activamente trabajando este tema o recién comienzan, la incidencia va alrededor del 34%.
Una empresa que trabaja con ELSA, que utiliza data para hacer sus estrategias y que enfoca esto cumpliendo la norma, pero desde una perspectiva distinta, llega a reducir esa incidencia al 16% en un solo año.
Solo el 10% de las personas que reconocen pasar por acoso sexual lo han denunciado utilizando los canales disponibles de las organizaciones o yendo a Recursos Humanos. Es bajo porque, además, es el 10% de quienes lo reconocen, pero lo cierto es que la gran mayoría pasa por esto y no lo reconoce, ese es otro problema bastante fuerte.
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¿Qué es lo que impide a las víctimas de acoso laboral realizar las denuncias?
El miedo. Y es un miedo y vergüenza a lo que van a decir, sobre todo, las personas más cercanas en el trabajo; es decir, sus pares y jefaturas inmediatas. No es tanto el miedo a perder el empleo. Está, pero no es el que impide la denuncia. Lo que impide la denuncia es el miedo a ser vistos como personas problemáticas en el trabajo, eso hace que usen medios alternativos y que la empresa no se entere o se entere meses o años después.
En uno de cada cuatro casos la persona opta por renunciar. En la renuncia recién cuentan por qué. Hay una pérdida de talento asociada fuertemente al acoso sexual o al hostigamiento sexual y, en un contexto empresarial formal que está haciendo esfuerzos por incorporar más mujeres, si no incorpora una práctica efectiva de prevención de acoso sexual, las pierde.
Afecta tanto a hombres como mujeres.
Afecta a hombres también. Es importante destacar que los hombres reportan índices no menores de hostigamiento en el trabajo y, cuando uno ve que están reportando, quienes los acosan son principalmente otros hombres.
En una proporción muy baja van a tener acoso por parte de mujeres, es una casuística especial. Es un acoso de tipo homofóbico, independientemente de su orientación sexual, incluso con tocamientos indebidos.
¿Qué reflexión les trajo realizar este proyecto?
Una de las mayores satisfacciones, pero también retos que enfrentamos y algo por lo que nos levantamos todos los días es que tocamos un tema en el que antes de que exista ELSA y hable fuertemente de él, muchas organizaciones sabían que estaba, pero no lo querían abordar o reconocer. Incluso algunas pensaban que no lo tenían porque no tenían una denuncia y había vergüenza asociada a esto.
Hoy sí creo que hay un orgullo de las empresas que toman acción y que cada vez son más. Hay esfuerzos tangibles y, sobre todo, una conciencia que es muy clara: esas acciones no deben ser toleradas dentro de una organización.
Ahora puede parecer obvio, pero hace solo cinco años tenías una situación de acoso sexual en el trabajo y la persona que era vista como problemática era quien hacía la denuncia. Ese era el problema, la denuncia. Hoy el problema es el silencio y es un cambio de paradigma interesante.
Diría que hemos roto el tabú de algo que no se quería hablar y ahora se reconoce que existe y el orgullo de hacer algo al respecto.
Una de las cosas que nos da más satisfacción es saber que se resolvió adecuadamente un caso. Cuando alguien logra hablar y su caso fue tratado con toda la confidencialidad, cuando la personas que lo hizo tuvo la sanción que le correspondía tener.