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El empleo adecuado en Lima Metropolitana tuvo un repunte de 7,8% entre junio y agosto comparado frente al mismo periodo del 2022, pero el subempleo invisible creció en 13,3%, según el último reporte de situación del mercado laboral elaborado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
De acuerdo a la entidad, en el referido trimestre móvil de este año hubo un aumento de 4,2% en el total de la población económicamente activa (PEA) ocupada en Lima, llegando a superar las 5,2 millones de personas. De este total, 3 millones estaban adecuadamente empleadas. En tanto, el subempleo se ubicó en los 2,1 millones, cayendo en 0,6% frente a los resultados del 2022.
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Dentro de este último grupo se vieron dos cambios a doble dígito. El subempleo por insuficiencia de horas se contrajo en 32,7%, llegando a los 438 mil, mientras que el subempleo por ingresos alcanzó los 1,5 millones.
El subempleo por ingresos o subempleo invisible es aquel en el que los trabajadores laboran más de la jornada completa, pero no pueden cubrir el costo de la canasta mínima, que hoy asciende a S/415.
Según Miguel Jaramillo, investigador principal de Grade, el crecimiento del subempleo invisible a pesar del aumento del empleo en general es una muestra de que el mercado laboral está generando nuevos puestos de trabajo, pero con condiciones inadecuadas para asegurar la calidad de vida de las personas.
“Los empleos adicionales o que se están generando tienen un fuerte componente de baja calidad, que no pueden pagar remuneraciones por encima del umbral establecido”, señaló.
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Para Carlos Casas, exviceministro de Economía, la tendencia a la creación de empleos de baja calidad se debe al retroceso de la inversión privada, lo que impide la creación de nuevos puestos de trabajo bien remunerados. Esto obliga a un sector de la PEA a aceptar por obligación empleos con los que no se puede costear la canasta básica.
“Estamos viendo una precarización del empleo, fruto de la situación económica en la que estamos. Como la inversión privada está cayendo, eso augura que no habrá nuevas empresas y tampoco la generación de más empleo. Entonces los trabajadores terminan yendo al sector informal y consiguiendo puestos de trabajo en el subempleo invisible, [entonces] tienen menores niveles remunerativos, tienen empleos de baja productividad y gran incertidumbre porque son volátiles”, indicó.
“Ya hace un año que la inversión privada viene cayendo y eso de todas maneras ralentiza la creación de empleos formales y adecuados. Entonces la gente que va entrando al mercado laboral encuentra menos plazas. Por eso el subempleo crece y el empleo adecuado más bien se estancaría a la larga, porque el crecimiento que presenta el empleo adecuado es más un “rebote” tras la caída fuerte en la pandemia. No recupera sus niveles del 2019″, afirmó en el mismo sentido, Isaac Foinquinos, economista senior de Macroconsult.
Según el reporte del INEI, el empleo adecuado entre junio y agosto del 2023 fue 3,2% inferior en comparación al 2019 (102.600 personas menos).
Efectos en los jóvenes
Según el INEI, la PEA aumentó en 11,3% en los adultos de 45 años a más durante el referido trimestre móvil, mientras que el crecimiento fue de 2,2% para el segmento entre 25 y 44 años. En cambio, la PEA de menores de 24 años disminuyó en 8,6%, perdiendo a 78.100 personas.
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Para Jaramillo, la estabilidad laboral para los mayores de 30 años aumentó a partir de la pandemia, mientras que muchos jóvenes se retiraron del mercado laboral. Indicó, además, que para la creación de nuevos supuestos de trabajo para este segmento se necesita de mayor inversión privada.
“Es difícil levantar la inversión privada y crear nuevas oportunidades de empleo para los jóvenes. Se necesita incentivar a los agentes privados [...] El empleo que tienen ahora predice el que van a tener en cinco años. Para el joven tener un mal empleo ahora significa su futuro. Una vez uno entra al mercado informal es muy difícil salir”, explicó.
Sin recesión
Por otro lado, el hecho de que el empleo siga en crecimiento es uno de los factores que explicarían que el país no está en recesión.
“Existe un deterioro de las condiciones económicas. Esto es el bajo crecimiento del PBI, que en el segundo semestre del 2022 fue por debajo del 2% y en el primer semestre de este año fue negativo. En julio también fue negativo. Pero no ocurre el crecimiento del subempleo por la recesión, sino por el bajo crecimiento económico”, detalló Foinquinos.
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“[Más que recesión], los datos muestran el ‘stress’ económico que pasan las familias que buscan ingresos adicionales para poder solventar sus gastos”, agregó Casas.
