Recientemente, el INEI publicó los resultados de actividad económica regional al cierre del 2022. En 17 de las 25 regiones del país, la economía ralentizó su crecimiento en la segunda mitad del año pasado respecto al primer semestre, ante la desaceleración del consumo de los hogares y el menor dinamismo de la inversión privada. El inicio del 2023 la actividad regional se habría debilitado aún más, debido a la conflictividad social en el sur y condiciones climáticas adversas principalmente en la zona norte del país.
Diferencias regionales
Moquegua fue una de las pocas regiones que presentó un crecimiento significativo (31%) en el segundo semestre ante el inicio de operaciones de la mina Quellaveco en setiembre pasado, que contribuyó a gatillar una mayor producción en otros sectores como electricidad. El crecimiento de la zona sur del país se aceleró de 3% en el primer semestre a 4% en la segunda mitad del 2022. Sin embargo, sin el aporte de Moquegua, el crecimiento habría sido de apenas 1%.
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Por su parte, las zonas oriente y centro del país experimentaron una desaceleración marcada entre julio y diciembre, con un crecimiento casi nulo hacia fines de año. Lima también moderó su actividad a 0,7% en el segundo semestre del 2022, explicando casi la mitad de la disminución del crecimiento económico del país en ese periodo. Esto se debe principalmente a la pérdida de dinamismo de la inversión privada, que llevó a una caída de 4,1% del sector construcción, ante los menores proyectos inmobiliarios y de autoconstrucción.
Solo el norte del país logró un crecimiento ligeramente mayor en el segundo semestre gracias al crecimiento de la actividad agropecuaria de 3,9% en las regiones de Piura y La Libertad, impulsado por una mayor producción de cultivos de exportación como uvas y arándanos, respectivamente.
El menor crecimiento regional limita la mejora de las condiciones de vida de la población, afectada aun por las secuelas de la pandemia. Al culminar el 2022, 14 de las 25 regiones del país aún no habían recuperado los niveles de PBI per cápita alcanzados previo a la pandemia, lo que se traduce en una mayor dificultad para seguir reduciendo la pobreza y la desigualdad. En efecto, durante el 2022 el 48% de los trabajadores del país registraron ingresos y horas de trabajo insuficientes para cubrir una canasta básica de consumo en sus hogares, un incremento de casi un millón de personas frente al 2019.
Mal inicio del 2023
El panorama económico regional para el 2023 se ha deteriorado en el comienzo del año debido a la combinación de un entorno de alta conflictividad social en el sur y condiciones climáticas adversas en la zona norte del país.
Por un lado, los continuos bloqueos de vías y violentas manifestaciones en las regiones del sur provocaron una fuerte desaceleración de actividades que venían mostrando un alto dinamismo al cierre del 2022 como la minería y el turismo. Debido a la falta de suministros, diversos yacimientos mineros como Las Bambas, Antapaccay, San Rafael y Cerro Verde tuvieron que limitar sus operaciones. Con ello, el crecimiento del PBI minero de la zona sur se redujo a 3,0% en enero de 2023, luego de un avance de 14,0% en el último trimestre del año pasado. Sin Quellaveco, la producción minera en el sur hubiese mostrado un retroceso de más de 8,0%, según cálculos del IPE.
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En el caso del turismo, el cierre de aeropuertos y complejos turísticos en el sur revirtieron parte de la recuperación que venía mostrando el sector. Un caso que ilustra la magnitud de estos efectos es el Santuario Histórico de Machu Picchu, donde la llegada de visitantes nacionales y extranjeros hasta febrero de 2023 acumula una caída anual de casi 64%. Cabe señalar que el número de visitantes a este atractivo aún se encontraba 34% por debajo de los niveles prepandemia al cierre del 2022.
Por su parte, el mayor dinamismo que venían exhibiendo las regiones del norte, ante la paralización del sur, ha sido interrumpido frente a inusuales lluvias y deslizamientos ocasionados por el ciclón Yaku. La actividad de la zona norte experimentaría una situación similar a la registrada en el 2017, cuando fue afectada por el Fenómeno El Niño (FEN) Costero, el cual generó pérdidas de producción de alrededor de S/ 330 millones reales durante el primer trimestre de ese año.