La caída de la en el inicio del 2023 (-0.4%) esconde importantes diferencias al interior del país: 17 regiones mostraron un crecimiento negativo, lo que es solo comparable a los resultados provocados por la pandemia en 2020. Peor aún, siete regiones –incluyendo Lima– entraron en recesión técnica al acumular dos trimestres de caídas consecutivas.

Retroceso y recesión

Apurímac, Pasco y Puno fueron las regiones más afectadas por los en el comienzo del 2023, ante la menor producción minera y la paralización de proyectos de inversión. Sin embargo, son siete regiones las que entraron en una recesión técnica: Amazonas, Ayacucho, Huancavelica, Junín, Lima, Madre de Dios, y Tacna, que comprenden cerca del 50% del PBI nacional. Las más afectadas vienen siendo Tacna, con seis trimestres continuos en rojo, seguida de Ayacucho y Huancavelica, con tres trimestres de contracción.

Las sucesivas caídas en Tacna y Ayacucho obedecen, principalmente, a la menor extracción minera ante una baja concentración del metal en el área explotada y a la paralización productiva que dejaron las protestas en las zonas de operación, respectivamente. Por su parte, el retroceso de Huancavelica responde a una menor producción eléctrica por la caída anual de 42% en el volumen del lago Junín entre finales del 2022 e inicios del 2023, que alimenta la Central Hidroeléctrica del Mantaro.

Contrario al resto de regiones, Moquegua experimentó dos trimestres consecutivos de crecimiento económico superior al 40%, impulsado por el inicio de operaciones de la mina Quellaveco. De sostenerse este avance, el PBI per cápita anual de Moquegua pasaría de S/52 mil a S/73 mil, 4.3 veces el promedio nacional (S/17 mil).

Menos inversión, menos empleo

Un factor crítico en la generalizada desaceleración regional ha sido la significativa caída de la inversión en nuevos proyectos de construcción. En las 17 regiones que registraron una caída del PBI durante el primer trimestre del año, el sector construcción acumuló un resultado negativo. Además, en las regiones donde se observaron más bloqueos y protestas, como Madre de Dios, Apurímac y Puno, la construcción registró una caída promedio de más del 40%.

La menor inversión que contrajo el crecimiento del sector construcción derivó en una pérdida de dinamismo en la generación de empleos formales y, en consecuencia, afectó a los sectores relacionados al consumo, en un contexto de alta inflación. En Puno y Lambayeque, por ejemplo, el PBI del sector construcción cayó en promedio 36% y el empleo formal privado se redujo en 2.5%.

Débil reactivación

El significativo retroceso que vienen mostrando el agro y la pesca, así como la continua debilidad de las actividades vinculadas al consumo e inversión, han deteriorado las perspectivas de recuperación de las economías regionales en el segundo trimestre del 2023.

Las menores cosechas de cultivos orientados al mercado interno –como papa y maíz– están afectando en mayor medida la economía de regiones como Apurímac, Puno, Cusco y Cajamarca, donde el PBI agrícola volvería a caer a doble dígito en el segundo trimestre del año, luego de acumular una reducción promedio de 22% en el primer trimestre. Por su parte, la veda pesquera de la anchoveta en la zona norte-centro y las menores cuotas de pota en el segundo trimestre revertirán el fuerte crecimiento que tuvo la pesca (179%) en regiones como Lima, Piura, La Libertad, Áncash e Ica durante los primeros tres meses del 2023.

El menor dinamismo del agro y la pesca está siendo contrarrestado por el sólido avance de la minería, principalmente en el sur del país, donde el PBI minero creció casi 33% en abril de 2023, según cálculos del IPE. Este resultado anticipa una recuperación de la actividad de las regiones del sur en el comienzo del segundo trimestre, ante la expansión de la producción de cobre (52%). Esta última ha sido favorecida por la consolidación de Quellaveco (Moquegua) y la reanudación de operaciones en yacimientos como Las Bambas (Apurímac), afectado por conflictos sociales.

Rezago limeño

Las regiones que más dependen del gasto de consumo e inversión del sector privado, como Lima, también enfrentan un panorama complicado. El Indicador Compuesto de Actividad Económica (ICAE) del IPE, que estima la evolución mensual de las economías regionales, indica que el crecimiento del PBI de la capital continuó en terreno negativo en abril (-0.3%), ante la débil reactivación de sectores como construcción, comercio y servicios.

Revertir la recesión de Lima, la cuarta de los últimos 25 años, y de las otras regiones afectadas, solo será posible si se concretan medidas que permitan recuperar la confianza empresarial y la inversión privada. En ese camino sumará también la moderación de la inflación en la segunda mitad del año pues ayudará a la recuperación de la capacidad adquisitiva de los consumidores.