Instituto Peruano de Economía  (IPE)

Recientemente, el Congreso de la República aprobó la reducción de la tasa de IGV de 18% a 8% para las mypes del sector hoteles y restaurantes hasta el 2024. Esta iniciativa se suma a la lista cada vez más grande de beneficios tributarios que han venido impulsándose durante el 2022, ahora con el propósito de reactivar uno de los rubros más afectados por la pandemia y rescatar sus empleos. Pese a sus buenas intenciones, la propuesta generaría una mayor evasión fiscal, enanismo empresarial e informalidad laboral, atributos que ya son predominantes en el rubro.

Recuperación en marcha

Las empresas del rubro alojamiento y restaurantes fueron las más afectadas por la pandemia. Según información de Produce, alrededor de 73 mil mypes de este sector dejaron de operar o pasaron a la informalidad entre el 2019 y el 2021. Esto significó una caída de 33%, casi cuatro veces superior a la registrada en promedio por el resto de actividades. Consecuentemente, el número de empleos en el sector en los últimos dos años se redujo en 15% (total) y en 20% para los formales. Sin embargo, con la flexibilización de restricciones de movilidad y aforo en espacios públicos, el sector de alojamiento y restaurantes ha comenzado gradualmente a recuperar los niveles de actividad y empleo que registraba antes de la pandemia.

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En efecto, las cifras de Sunat revelan que en mayo del 2022 las ventas declaradas por las empresas formales de turismo y hotelería –ajustadas por inflación– superaron por primera vez los montos alcanzados antes del COVID-19. Además, al primer trimestre del 2022, la población ocupada a escala nacional en este rubro se situó apenas 3,6% por debajo de lo registrado en el mismo período del 2019. Ello equivale a 45 mil empleos que aún faltan recuperar, de un total de 1,2 millones de puestos de trabajo que se generan en este sector. En el caso del sector formal, la brecha es de 19 mil empleos.

Mayor evasión

Para Luis Alberto Arias, exjefe de la Sunat, los cambios en la política tributaria aprobados por el Legislativo no son el instrumento más apropiado para recuperar el empleo perdido a raíz de la pandemia. Por el contrario, la medida sienta un precedente negativo que podría conducir a una mayor erosión de la recaudación fiscal hacia futuro.

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En efecto, el especialista señala que la aplicación de tasas diferenciadas de IGV según el tamaño de empresa alentaría una mayor adopción de prácticas elusivas que ya existen en el sector de hoteles y restaurantes para pagar menos impuestos. Además, eleva la complejidad en el cumplimiento de obligaciones tributarias, sobre todo de los pequeños contribuyentes formales. En esa línea, con el propósito de acceder a una tasa de IGV de 8%, las empresas podrían recurrir a estrategias como la subdeclaración de ventas, la menor exigencia y emisión de comprobantes de pago y el uso de diferentes razones sociales en la operación de un mismo local comercial.

Según cálculos de la Sunat, antes de la pandemia la tasa de incumplimiento del IGV en los sectores restaurantes, bares y establecimientos de hospedaje era alrededor del 86% de la recaudación potencial, lo cual equivale a S/3.200 millones aproximadamente. Además, la creciente informalidad que registra esta actividad desde hace algunos años apunta a que los niveles de evasión se habrían incrementado como resultado de la pandemia. Así, este sector tiene una de las mayores tasas de informalidad productiva (46,9% del valor agregado bruto) y laboral (86,5% del empleo), solo detrás de agropecuario y pesca.

/ Raúl Rodriguez

Alternativas

Ana María Choquehuanca, presidenta de la Asociación de PYME Perú, menciona que la reactivación de las mypes requiere un paquete integral de medidas antes que cambios tributarios, que no beneficiarán a los empresarios más afectados producto de la pandemia. En efecto, al cierre del 2021, alrededor del 60% de las mypes de hoteles y restaurantes se encontraban inscritos en el Régimen Único Simplificado (RUS), el cual no paga IGV. En ese sentido, la medida crearía mayores incentivos a que las empresas limiten su crecimiento y se mantengan pequeñas con el objetivo de seguir teniendo un IGV de 8%.

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La representante gremial señala que se deben priorizar intervenciones que generen encadenamientos productivos entre pequeños negocios y empresas de mayor tamaño, con la finalidad de promover la adopción de mejores estándares de calidad y elevar así su productividad. En ese sentido, las alternativas de política pasan por incrementar la cobertura y mejorar la pertinencia de los programas de capacitación y certificaciones que brindan las entidades públicas.

Según la Encuesta Nacional de Empresas 2019, solo el 6,8% de empresas formales en el sector de alojamientos y restaurantes cuenta con una certificación de gestión de calidad. Esta cifra es poco más del doble en el sector salud y cinco veces superior en el rubro de electricidad, gas y agua. Al respecto, Choquehuanca menciona que es necesario eliminar la idea de que estos son lugares con un alto riesgo de contagio, siempre que se sigan los protocolos de seguridad. En este sentido, PYME Perú, en una alianza público-privada con Indecopi y Produce, presentó el “Instructivo para la mejora del Servicio de las Mypes gastronómicas”, que ayudaría en la reactivación de los establecimientos y la recuperación del empleo.

En un contexto donde el espacio fiscal será cada vez más limitado, frente a una coyuntura internacional menos favorable, el manejo de la política tributaria debe evitar una mayor erosión de las fuentes de ingresos permanentes del sector público. Si el objetivo es reactivar el empleo, la solución requiere principalmente revertir el clima de incertidumbre que ha llevado al estancamiento de la inversión privada durante el último año.

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