Durante las primeras dos semanas de su presidencia, Javier Milei anunció y aplicó una serie de medidas económicas, políticas y sociales que cambiarán el ‘status quo’ de Argentina. Por ejemplo, la devaluación del peso -el precio del dólar oficial pasó de 400 pesos a 800 pesos-; la reducción de ministerios de 18 a nueve; o la declaratoria de emergencia energética a diversos segmentos para reducir los subsidios de las tarifas de luz y gas ya están en vigencia.
Otras, en cambio, deberán de ser aprobadas por el Congreso. Entre ellas están la dolarización de la economía, la reforma impositiva y económica, y la derogación de la ley que permite fijar precios máximos y márgenes de utilidad.
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Según el libertario, este ‘shock’ tendrá un efecto negativo inmediato a la economía argentina, pero que es necesario para sacar adelante a un país presionado por la falta de dólares y la inflación.
“No hay plata, no hay alternativa al ajuste, no hay alternativa al ‘shock’ [...] en el corto plazo la situación empeorará, pero luego veremos los frutos de nuestro esfuerzo”, dijo el presidente argentino.
Especialistas consultados indicaron que la estrategia tendrá un efecto claro en el mediano plazo: la reducción de los salarios reales y del empleo.
“Previamente los salarios estaban elevados artificialmente por la intervención estatal con subsidios, controles de precio, entre otros. Entonces con la reducción de los mismos se va a dar un gran golpe: las personas que trabajan en el privado tendrán una caída de sus ingresos por la inflación, porque seguirá subiendo mientras los salarios tardarán en reajustarse. También es muy difícil para las empresas subir salarios en una situación de alboroto en el que se aplican medidas todos los días”, explicó Marco Ortiz, especialista en política monetaria de la Universidad del Pacífico.
Asimismo, señaló que el golpe se agravaría para los empleados públicos conforme se cierren los ministerios y estos sean despedidos.
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En tanto, Hugo Perea, economista jefe de BBVA Research, advirtió que en este punto el mandatario deberá hilar fino con la comunicación de sus políticas para no enfrentar violencia social que, a la larga, pueda impedir su aplicación.
“El tema de fondo es que para que Argentina tenga un crecimiento sostenido debe reducir la inflación. Lo que hoy se da como un subsidio o un bono, que se financia con emisión monetaria, al día siguiente se quita a través de la inflación, de la capacidad remunerativa. Entonces son medidas positivas, que sinceran la situación, pero el gobierno debe de emplear la economía política: ver cómo se aplicarán las medidas, pero también cómo el público las recibe. A largo plazo pueden rebotar de manera muy positiva, pero se debe considerar cómo se comunican”, manifestó.
En el mismo sentido, Matías Maciel, CFO de Rextie, aseguró que la única forma de que las reformas de Milei tengan éxito será si son acompañadas por la ciudadanía.
“No podemos dejar de lado la importancia de la comunicación. Con tantos ‘shocks’, dependerá mucho de cómo se comunica, porque sus palabras pueden tener una reacción positiva o negativa. En caso no se comunique de manera positiva va a tener una reacción negativa de la gente y nadie puede gobernar en un caos social”, afirmó.
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De momento, la comunicación de Milei es de clara oposición a los bloqueos de caminos en toda manifestación social. El jueves pasado su gobierno anunció un endurecimiento de la política de seguridad para el control de protestas callejeras: los protestantes que bloqueen autopistas y caminos no recibirán subsidios y otros beneficios sociales. Quienes reclamen en veredas no se verían afectados.
“El gobierno tratará de limitar la protesta social, lo cual es peligroso. Puede salir bien o mal, pero si una persona dice o siente que se limitó su derecho a la libertad de expresión o de manifestación, a futuro va a llamar a otras a salir. Ese es otro partido muy importante del gobierno: no solo es la implementación, sino la comunicación de su plan”, añadió Maciel.
¿Como el ‘Fujishock’?
El Perú también se encontró en un contexto de alta inflación a inicios de la década de 1990 y el gobierno de Alberto Fujimori respondió con el ‘Fujishock’, que generó efectos inmediatos en la capacidad adquisitiva de los peruanos, pero a mediano y largo plazo lograron la reducción de la inflación.
Aunque en teoría las propuestas de Milei también son un ‘shock’, sus resultados no necesariamente serán los mismos por los contextos distintos entre ambas naciones.
“El Perú tenía una inflación al ritmo del 40% por mes antes del ‘Fujishock’. En el último trimestre de 1990 ya estaba promediando una inflación del 13%. Seguramente algo parecido podría ocurrir en Argentina, pero la gran diferencia entre ambos es que mientras nosotros dejamos una flotación sucia del tipo de cambio [el Banco Central intervenía para que el precio del dólar no se dispare], en Argentina se fijó y se sigue fijando. Cada país tiene sus propias condiciones, como que el Perú tenía una inflación mucho mayor y no del 170% anual como en Argentina, por ejemplo”, señaló Perea.
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En tanto, Ortiz indicó que ambos casos también se diferencian en la forma en que se prolongó el mandato de Fujimori.
“De alguna manera, Fujimori concretó su reforma en el largo plazo a través de un golpe de Estado. Buscar equilibrios políticos es complicado y Milei está anunciando paquetes que tendrán fuerte oposición de sindicatos y sociedad civil. Milei todavía tiene minoría en las dos cámaras del Parlamento, por lo que será difícil sacar adelante sus medidas”, sentenció.