El Índice de Confianza del Consumidor (Indicca) para Lima Metropolitana, que mide la situación actual y la perspectiva de las familias sobre su situación económica, mostró una ligera mejora en octubre, pero se mantuvo en niveles históricamente pesimistas.
El indicador elaborado por Apoyo Consultoría e Ipsos se ubicó en 40 puntos, siete unidades por encima del nivel registrado en setiembre. Sin embargo, no se espera que los niveles bajos registrados vuelvan a terreno optimista en los próximos 12 meses.
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Fabiola Alfaro, analista del Servicio de Asesoría Empresarial (SAE) de Apoyo Consultoría, anotó que el leve incremento se explicó principalmente por una ligera mejora de las expectativas y situación actual de los consumidores.
El porcentaje de consumidores que consideran que su situación ha empeorado con respecto a hace 12 meses se redujo de 61% en setiembre a 55% en octubre. No obstante, esta cifra aún se mantiene por encima de su nivel prepandemia y es una de las más altas de los últimos 17 años.
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Para José Carlos Saavedra, socio y economista principal de Apoyo Consultoría, se ve una estabilización de la confianza en niveles bajos más que una recuperación.
“Esperamos una mejora muy gradual de la confianza para consumir, motivada por la moderación de la inflación y limitada por la desaceleración en el crecimiento del empleo formal en los próximos meses. Con eso, la confianza de los consumidores seguramente continuará en niveles pesimistas la mayor parte del 2023″, explicó.
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Inflación y empleo
Según el documento, la percepción de deterioro de la situación económica se redujo en línea con la estabilización de la inflación y un ligero aumento en el empleo adecuado en Lima Metropolitana (2,6% interanual en setiembre).
Esto último se reflejó en una reducción en el porcentaje de consumidores que consideran más difícil encontrar empleo, aunque este también se mantiene en niveles históricamente altos.
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“En este contexto, la probabilidad de que el gobierno implemente reformas económicas radicales ha disminuido dado su limitado capital político”, señaló Alfaro.
El SAE sostuvo que esta ligera mejora en la confianza de los consumidores no se traducirá en una tendencia sostenida de recuperación y reafirmó la proyección de desaceleración del consumo privado el próximo año. Este pasaría de 4,2% en el 2022 a 2,8% en el 2023.
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Alfaro explicó que esta desaceleración de la actividad económica continuará en el 2023 y el PBI crecerá solo 2,5%, lo que dificultará la creación de empleo formal en los próximos meses. La fuente de mejora en la confianza de los consumidores sería la reducción gradual de la inflación, aunque se mantendrá alta en el 2023.
En esa línea, según Saavedra, la moderación del crecimiento del consumo privado se explicará por el efecto negativo que la inflación seguirá teniendo sobre el poder de compra de los consumidores, el encarecimiento del crédito de consumo y la desaceleración en el ritmo de crecimiento formal en un contexto de menor crecimiento y deterioro de la regulación laboral.
El 59% de los consumidores considera que le es más difícil encontrar empleo y un 43% prevé que su situación económica empeore en los próximos 12 meses.