María Rosa Villalobos

Decir que los medios no mantienen informados a los peruanos es, por decir lo menos, un despropósito. Con esta frase, se sintió un tono confrontacional inicial que no se mantuvo durante su alocución de hora y media. Su tono plano y la notoria ausencia de planes sectoriales nos dejaron “tirando cintura”. Y es que, el discurso presidencial del 28 de julio es un espacio para rendir cuentas (o enumerar logros), pero también para comunicar planes futuros, montos de inversión y gestiones propias de cada ministerio. De ello, se tuvo (casi) nada.

El presidente mencionó también diversas cifras relacionadas a crecimiento económico, inflación, pobreza y empleo, que en algunos casos fueron poco precisas. Especialmente, las cifras sobre el empleo incluidas en el discurso son una muestra de que no se pueden leer datos sin contexto. Aunque es cierto que los puestos de trabajo se han recuperado versus el año pasado, si comparamos las cifras actuales con los datos prepandemia, aún hay cosas por hacer. Por otro lado, la inversión privada sigue siendo una preocupación. Para este 2022, dijo el presidente, se esperan alcanzar unos US$44 mil millones. Esta cifra es similar a la del año pasado, y está en línea con lo proyectado por el BCR: 0% de crecimiento. No hubo ninguna mención importante sobre cómo revertir esta situación, a pesar de que en más de una oportunidad Castillo resaltó el rol de la inversión privada.

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Incluso, manifestó su apoyo a la inversión minera sostenible, reconoció las bondades del canon y de la importancia del sector minero para el crecimiento económico. Omitiendo la problemática en Las Bambas, resaltó los espacios de diálogo.

Del discurso se desprenden pocas reflexiones profundas. Refleja, más bien, la ausencia de planificación y visión a largo plazo, lo que nos pasará factura tarde o temprano. ¿Y las anunciadas “sorpresas”? En sentido estricto, ni siquiera son “sorpresas”, sino algunas promesas de campaña. Porque el señor Castillo no habrá vendido el avión presidencial, pero con el Anteproyecto del Código Laboral, la ley que limita la tercerización en las actividades nucleares de las empresas, la ley que modifica las Relaciones Colectivas y el aumento del sueldo mínimo, tenemos suficiente. En su día 365 de gestión, el presidente nos mostró que el factor sorpresa no tiene aviso previo.

María Rosa Villalobos Editora de Economía y Día 1

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