Un gran dispendio la refinería de Talara, por Iván Alonso
Un gran dispendio la refinería de Talara, por Iván Alonso
Redacción EC

(Informe del Instituto Peruano de Economía - IPE). La actual administración dio luz verde al nuevo endeudamiento para el  con una inversión estimada de US$5.400 millones, que equivale a 3% del PBI. Sin embargo, las perspectivas sobre el mercado de  indican que la demanda se reduciría significativamente en las siguientes décadas.

—Más eficiencia—
El sector transporte representa casi el 64% de la demanda mundial de petróleo, por lo que también es responsable de una gran proporción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

No obstante, producto de las mejoras tecnológicas en la actualidad los vehículos pueden usar fuentes de energía alternativa como la electricidad, el biodiésel, el gas natural y el hidrógeno. Estas tienen bajas o nulas emisiones de GEI y son altamente eficientes.

Según el Departamento de Energía de EE.UU., la energía provista por el hidrógeno libera células de combustible que son entre dos y tres veces más eficientes que la gasolina en un motor de combustión interna.

La mayor eficiencia no se limita al sector transporte. Con la adopción de nuevas tecnologías, las empresas industriales tienen cada vez una mayor capacidad para detectar rápidamente pequeñas mejoras en el desempeño de sus fábricas que ahorran su uso de petróleo.

—Autos eléctricos—
El cambio tecnológico más evidente sería la masificación de los autos eléctricos, cuyas ventas mundiales han aumentado exponencialmente en la última década. La Agencia Internacional de Energía (AIE), encargada de coordinar las políticas energéticas de los países miembros de la OCDE, estima que el número de vehículos eléctricos en el parque automotor pasó de dos mil el 2006 a dos millones el 2016.

Además, según Bloomberg Energy, para el 2030 las ventas anuales serían de más de 20 millones de unidades (20% del total), de las cuales más de un tercio tendrían como destino el mercado chino.El motivo fundamental de la penetración masiva es el desarrollo tecnológico del almacenamiento de energía eléctrica, que ha abaratado los costos de las baterías de los vehículos eléctricos. Así, el principal sobrecosto en comparación a un carro de gasolina se ha reducido a la cuarta parte en los últimos 10 años, según la AIE.

Asimismo, también ha mejorado su rendimiento. Por ejemplo, los autos fabricados por la compañía Tesla, pionera en esta industria, pueden realizar viajes de hasta 1.000 km sin recargarse, mientras que hace unos años el rendimiento solo alcanzaba los 320 km. Al respecto, la respuesta del mercado ha sido clara. El 2016, Tesla anunció el lanzamiento de su nuevo carro eléctrico y en solo dos semanas consiguió 300.000 preórdenes. El objetivo: la producción de 500.000 vehículos durante el 2018.

Adicionalmente, la producción de vehículos eléctricos tiene una ventaja especial para países productores de cobre como el Perú. Estos carros son intensivos en dicho metal. Un vehículo eléctrico usa aproximadamente 60 kg de cobre, mientras que uno de combustión interna –o tradicional– utiliza la tercera parte.

—Políticas duras—
A partir del Acuerdo de París –que intenta reducir la emisión de GEI para mitigar el calentamiento global– cada vez más gobiernos y empresas industriales están tomando medidas para limitar el uso de combustibles contaminantes y promover el cambio a fuentes de energía limpias. Con ello, además, se espera contribuir a reducir el riesgo a la salud pública generado por la contaminación del aire.

—Futuro del petróleo—
La revolución energética significaría grandes cambios en la economía mundial. Por ejemplo, el litio absorbería buena parte de la menor demanda por petróleo. Según “The Economist”, la demanda actual de este metal se triplicaría para el 2025. Esto ha suscitado el interés de grandes inversionistas por el ‘triángulo del litio’, zona que abarca los territorios de Chile, Bolivia y Argentina, y que concentra el 54% de las reservas mundiales de dicho metal.

El panorama futuro del petróleo, entonces, podría ser similar al que atraviesa actualmente el carbón. El consumo mundial de carbón acumula tres años consecutivos de crecimiento negativo y se espera que la caída se acelere luego de la firma del Acuerdo de París el año pasado. Fuerzas tecnológicas, económicas y ambientales podrían deparar el mismo destino en el mediano plazo para el petróleo.

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