Los precios del cobre se estabilizaban cerca de mínimos de cuatro años el viernes, ya que la disrupción en el suministro causada por el cierre de minas y rutas de envío comenzó a contrarrestar el duro golpe asestado a la demanda por la pandemia de coronavirus.
A las 1158 GMT, el cobre referencial en la Bolsa de Metales de Londres (LME) cedía un 0,1%, a US$4.800 la tonelada, con escasos movimientos en la semana.
Así, el metal rojo, usado en instalaciones eléctricas y construcción, sufrió la semana pasada su mayor desplome desde 2011, donde tuvo una pérdida del 11%, y tocó los US$4.371, su cota más reducida desde enero de 2016. Los precios han bajado más de un 20% en lo que va de 2020.
Por su parte, Sudáfrica cerró sus puertos el jueves y las minas han detenido o ralentizado sus labores en muchos países. “El impacto del suministro es algo que está siendo subestimado o poco apreciado en el mercado”, dijo Carsten Menke, analista de Julius Baer.
Y, añadió que la demanda podría empezar a repuntar de nuevo en China, que consume la mitad del cobre mundial, según levanta sus medidas de confinamiento por el coronavirus, y que los precios deberían volver a subir dentro de los próximos tres meses.
Asimismo, el dólar experimentaba su mayor declive semanal en más de una década, aliviando la presión sobre los metales básicos, que se encarecen para los compradores no estadounidenses cuando el billete verde se aprecia.
En otros metales básicos, el aluminio en la LME subía un 0,5%, a US$1.543 la tonelada; el zinc ganaba un 1%, a US$1.878; el níquel mejoraba un 0,5%, a US$11.270; el plomo trepaba un 1,4%, a US$1.708; y el estaño se empinaba un 0,3%, a US$14.310.
Todos los metales, excepto el aluminio, se encaminaban a cerrar la semana con ganancias tras los fuertes declives de la semana previa, indicó Reuters.