Cristiano Sampaio

Arequipa es cuna de numerosos emprendimientos y de historias de éxito marcadas por la capacidad de hacerle frente a momentos de adversidad. Con más de 130 mil empresas en operación, es la segunda región con mayor concentración de microempresas en el país.

Ese mismo espíritu emprendedor peruano está indudablemente ligado a la resiliencia, una capacidad indispensable para enfrentar con éxito tiempos turbulentos. Hoy vivimos un contexto que no solo nos lleva a reevaluar muchas de nuestras estrategias, sino que además pone a prueba a la clase empresarial en su conjunto. Más que estadísticas que nos grafiquen la situación actual, es necesario pasar del análisis a la acción empresarial.

No puede haber desarrollo sin una clase empresarial comprometida con la solución de los problemas de la comunidad, en construir en base a la unión y en la creación de espacios de diálogo orientados a encontrar soluciones. Esta es la apuesta del próximo encuentro empresarial que se llevará a cabo en Arequipa la semana próxima y que propone una agenda que promueva una visión conjunta entre empresarios y sociedad civil, con iniciativas que aceleren la inversión privada, la ejecución de grandes proyectos de infraestructura y la competitividad.

Si el país logra encaminarse en la senda del crecimiento, es posible acompañar a esos miles de sueños de emprendedores en Arequipa y en el resto del país que sueñan con expandirse, conquistar Lima, el norte, el centro y el sur del país y, ¿por qué no?, proyectarse más allá de las fronteras.

Hoy estamos en la mira de los principales socios comerciales del mundo. Acabamos de ser anfitriones del Foro APEC 2024, donde se lograron cerrar distintos acuerdos multilaterales que permitirán promover el crecimiento económico y la integración regional Asia-Pacífico. Asimismo, el impulso económico del nuevo Puerto de Chancay será significativo. Con un aporte anual de US$ 4.500 millones a la economía nacional, lo que equivale al 1,8% del PBI, este megapuerto transformará al Perú en un ‘hub’ logístico de clase mundial.

En esa línea, continuemos generando las oportunidades necesarias para impulsar historias que tengan como meta llevar el nombre del país más allá de lo que pensamos. Logremos que la historia de miles de peruanos pueda ser la misma que la de dos jóvenes arequipeños, Vito y Jorge, quienes hace más de 50 años soñaron en grande y construyeron un conglomerado exitoso que está y estará siempre vinculado a sus raíces, a Arequipa, y al Perú.

Con ese mismo entusiasmo y la necesaria orientación hacia la acción, la energía del Misti inspirará como un faro que recuerde que, sin importar cuán pequeño sea el inicio, es posible crecer hasta alcanzar lugares inimaginables y soñar en grande, cuyo combustible sea el eterno amor por la tierra que los vio nacer y que nos impulse a hacerla aún más grande.

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