La convivencia entre la minería, el agro y la generación de desarrollo territorial necesitará de puntos habilitadores en los territorios de influencia minera, explicó Armando Gallegos, presidente del directorio de la Escuela de Postgrado Gerens, durante la III Convención Agrominera.
En su intervención en el espacio ‘Cómo conectar minería, agricultura y desarrollo territorial?’, añadió que con el desarrollo territorial se apunta a reducir las desigualdades y la pobreza en los territorios de influencia minera, ello con el fin de mejorar las condiciones de vida de los residentes de la jurisdicción.
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Justamente, este desarrollo se mide por tres aspectos, añadió: la posibilidad de que las actividades económicas en las zonas de influencia sean escalables, la especialización inteligente de productos y servicios donde la comunidad tiene ventaja competitiva, y la convergencia o cierre de brechas.
Habilitadores
Algunos habilitadores mencionados que deben de tomar en cuenta las empresas mineras para el desarrollo territorial y la convivencia con el agro y la comunidad, sostuvo Gallegos, son la ordenanza territorial, el desarrollo y la construcción de una visión compartida en las comunidades, así como lograr una aceptación social.
Además, otros puntos claves como habilitadores son la gestión del agua en la jurisdicción, la sinergia entre la minería y la agricultura, la ejecución del canon y las regalías mineras, y la contribución directa de la empresa minera a través de compras locales y el empleo local en la comunidad, complementó el especialista.
Un ejemplo del uso de estos habilitadores fue el caso de Quellaveco, en Moquegua, mencionó.
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Sin embargo, apuntó que para lograr el éxito en la convivencia entre la minería, el agro y la comunidad, las empresas tienen que tomar en cuenta las condiciones iniciales de los territorios. A partir de ello, se debe diseñar una estrategia y una visión compartida de desarrollo.
“Es un proceso de interacción entre la empresa, el Estado, la comunidad y la academia”, expresó.
Con ello, sostuvo que la construcción de los habilitadores debe tener una mirada de largo plazo y que sea perseverante. Además, no debe estar ausente la búsqueda de la escala, la especialización inteligente y la convergencia.
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“En muchos procesos observo que eso está ausente, no hay una mirada en conjunto, una claridad o no se entiende qué se tiene que hacer en el territorio o qué quieren los pobladores de ese territorio”, señaló.
Por otro lado, Gallegos expuso que los problemas que se pueden dar entre la minería y el agro surgen por no tratar temas como la desconfianza en las comunidades, la minería ilegal, los pasivos mineros y las narrativas adversas contra este sector.
“Es fundamental construir confianza. Sin eso esto no va a caminar. Atrás de ella, hay integridad y compromiso con los ideales en el bien común y también el saber escuchar”, acotó.
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