Desde hace casi tres presidentes, la sensación de crisis es continua, permanente y constante en el Perú. Especialmente en los últimos 15 días hemos tenido el modo “Tagadá” activado. Quien lee y consume política peruana podría estar de acuerdo con Mafalda: “Paren el mundo, que ya me quiero bajar”.
Es justamente nuestra realidad política lo que explica la decisión de Fitch Ratings de revisar a la baja la perspectiva económica peruana. Si uno lo piensa con detenimiento, si el foco del análisis es nuestra flora y fauna política, ¿cómo no esperar una decisión como la de Fitch?
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De hecho, la revisión a la baja de la perspectiva económica podría considerarse como una primera advertencia (¿o quizá consecuencia?) –en palabras de la calificadora– “del deterioro de la estabilidad política y de la eficiencia del gobierno”. Abre además una ventana para que en un futuro no tan lejano se decida realizar una nueva revisión, pero esta vez a la calificación crediticia si las cosas se mantienen como están. De ser así, estaríamos a un paso de perder el grado de inversión.
¿Qué dicen las demás calificadoras? Habrá que esperar y observar si alguna, al igual que Fitch, toma como foco de análisis nuestra situación política. Pero, sin querer pecar de (sobre) optimista, vale recordar que el Perú aún tiene capacidad de pago. Nuestra solvencia fiscal y estabilidad macroeconómica aún nos acompañan y se hace cada vez más imperativo continuar resguardándolas para no enfrentar escenarios adversos. De hecho, hace solo algunas semanas en Perumin, Julio Velarde, presidente del BCR, dijo que tomando en cuenta las condiciones de nuestras finanzas públicas actuales, no veía posible una rebaja de calificación. Y, aunque el MEF recordó también que el Perú se mantiene como el segundo país con mejor calificación crediticia en la región, resaltó que las perspectivas negativas requieren de medidas urgentes y de búsquedas de consensos para evitar un ‘downgrade’.
Los sectores público y privado parecen estar alineados respecto a esta noticia poco feliz: hay que hacer todo lo posible para no caer en el peor escenario. Y, aunque el MEF ha anunciado que ya prepara nuevas medidas para seguir impulsando la reactivación, la advertencia está sobre la mesa y el ojo público en nuestro nivel de endeudamiento.
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