Ante la posibilidad de una baja en la clasificación de riesgo soberano del Perú luego de un 2021 caracterizado por un escenario macroeconómico de incertidumbre para la inversión privada, economistas coincidieron en que mantenerla dependerá, sobre todo, de las acciones que tome el Gobierno a través de señales claras de compromiso y estabilidad política.
Jaime Reusche, vicepresidente de Riesgo Soberano de Moody’s, señaló que los fundamentos económicos y fiscales del Perú se han debilitado, pero la deuda pública sigue siendo relativamente baja, en menos del 40% del PBI.
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“La economía ha dado señales de su solidez con un crecimiento de más del 13% luego de la caída de 11% el año pasado. Esto a despecho de la inestabilidad política, la incertidumbre que sigue fomentando el Gobierno y la falta de confianza del sector privado para invertir y generar más actividad económica”, manifestó.
Para Reusche, estos factores el próximo año podrían pesar sobre la calificación de “Baa1″ y perspectiva estable del país (la segunda más alta en Latinoamérica) si las cuentas fiscales se empiezan a desviar de los objetivos trazados o la inestabilidad política lleva a un mayor deterioro en la formulación de políticas públicas en materia económica y fiscal.
“Nos mantenemos atentos a cambios al sistema económico o político que surjan de la improvisación”, dijo Reusche.
Por su parte, Alfredo Thorne, exministro de Economía y Finanzas, sostuvo que mantener la clasificación de riesgo dependerá de las acciones del Gobierno, pero estamos en una situación complicada debido a que la clasificadora de riesgo Moody’s, cuando discutió el caso del Perú, se propuso bajar dos niveles, aunque finalmente se logró bajar solo uno. Esto indicaría que dentro del comité de esa clasificadora hay un grupo de analistas que considera bajar un nivel más la clasificación del país.
En esa línea, recordemos que la clasificadora S&P Global Ratings dejó al país con una perspectiva “negativa” en el nivel “BBB+”. Sobre esto, Thorne aseguró que, si el nivel de deuda aumenta y supera el 37% previsible en sus estimados y no hay claridad respecto a las reglas fiscales, las agencias podrían bajar la calificación de nuestro país.
“Casi todos los países emergentes en la región perdieron el grado de inversión. México, Colombia, Chile, muy pocos han logrado defenderse”, agregó.
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México tuvo una variación hacia una calificación de “Baa1″ con perspectiva “negativa”; Colombia tuvo una calificación de “Baa2″ con perspectiva “estable”; Chile, una calificación “A1″ con perspectiva “negativa” y el Perú, una calificación “Baa1″ con perspectiva “estable”, según Moody’s.
Según Hugo Perea, jefe del BBVA Research, las calificadoras están mirando que el déficit se reduzca y, efectivamente, se ha reducido de manera importante. Además, la deuda pública no ha subido mucho, se ha mantenido relativamente estable. Perea no prevé un recorte en la clasificación crediticia.
“Esto no se materializa en un año, el 2022 será clave por el lado fiscal y para no perder la clasificación crediticia el Gobierno debe dar señales claras del compromiso con la consolidación fiscal y reduciendo el déficit de manera global”, añadió.
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PBI
Thorne manifestó que el Perú ha tenido un buen año respecto al PBI ya que está cerrando el período muy cerca al estimado que se tenía, que era de 13,5% y esto se debe a tres factores: el rebote del año pasado, “ya que fuimos el país de la región que más cayó”; los ahorros públicos y privados dispuestos para proteger a las familias y empresas; y el efecto de la vacunación, que fue decisivo para la apertura de la economía.
“Lo que preocupa es que todos estos factores no se van a repetir en el 2022 y eso nos hace prever que la economía se va a desacelerar a 2,7% en 2022 y 2,6% en 2023″, pronosticó.
Perea coincide en que se debe destacar el rebote que mostró la economía en un entorno complicado, tanto a nivel de la emergencia sanitaria como por la incertidumbre política.
“La pregunta que siempre queda flotando es si se pudo haber hecho mucho más si se hubiera consolidado un entorno de estabilidad y mayor certidumbre para la inversión”, añadió.
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Tipo de cambio
Sobre el tipo de cambio, Thorne mencionó que la apreciación al final del año tiene que ver más con efectos globales que locales. Así, resaltó que los mercados han empezado a descontar la posibilidad de que economías desarrolladas retirarán los estímulos que venían barajando (la FED, por ejemplo, en EE.UU., ya anunció el inicio del ‘tapering’).
“Los retiros anticipados no serán tan rápidos como se habían previsto. Muchas de las tasas de interés, sobre todo en los Estados Unidos, en vez de subir se han mantenido muy bajas”, agregó.
Para Perea, el comportamiento del tipo de cambio se debió, por el lado externo, a que la percepción de que la Reserva Federal (FED) ajustaría su política monetaria más rápido.
“Esto hace que las monedas de los mercados emergentes se deprecien, pero un elemento importante en el país fue el ruido político que generó una salida de capitales importante, que no fue compensada por ingresos de capitales por el lado comercial”, dijo.
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Inflación
Thorne precisó que está de acuerdo con el Banco Central de Reserva en que la inflación el próximo año entrará en el límite máximo del rango meta de 3%, luego de cerrar el 2021 en alrededor del 6%. La razón principal de esto último es que muchos de los precios subieron, la mitad por factores externos y la otra mitad por la depreciación del tipo de cambio.
“Un tema que preocupa es la inflación subyacente, que es la capacidad que tienen los fijadores de precio para trasladar los aumentos de costo al consumidor. Con una economía que ha crecido, su capacidad es mayor y hace más riesgoso el manejo inflacionario”, dijo.
Para Perea, la inflación se elevó dentro de lo esperado producto de factores externos como la subida del precio de los commodities agrícolas, combustibles, tipo de cambio, todo hace que se registren los niveles más altos desde el 2008.
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“Hasta el primer semestre del 2022 la inflación interanual se va a mantener relativamente alta y esperamos que no se contaminen las expectativas, que haría que el proceso sea más persistente porque si los agentes económicos esperan que sea alta, van a corregir sus precios con ese estimado”, expresó.
Perea, además, afirmó que los niveles del déficit fiscal han sido una sorpresa positiva, ya que estaría cerrando por debajo de lo que se tenía esperado hace dos meses, producto de una mejora en la recaudación tributaria por la recuperación de la economía.
“Sería ideal que el Gobierno vea que estos ingresos son transitorios y que no se pueden vincular con gastos permanentes. Además, es importante que se restauren las reglas fiscales para que se anuncie la trayectoria del déficit fiscal para los próximos años”, añadió.
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