Jaime Reusche, vicepresidente de Moody’s, hace una evaluación de los principales retos de la economía peruana, así como de los primeros mensajes que ha brindado el ministro de Economía, Kurt Burneo.
—¿Qué opina sobre los primeros mensajes del ministro Burneo?
Es destacable la ambición del ministro de tratar de empujar la economía para que crezca alrededor del 5%. Además, la idea de focalizar los subsidios, así como los bonos, es muy importante para que las políticas públicas sean más eficientes y lleguen a los que más lo necesitan. En ese sentido ha sido un acierto lo que ha sostenido el ministro Burneo.
—¿Cuál es el principal reto del ministro para lograr esa meta?
El primer pilar que se necesita es el de la confianza. La inversión privada en el Perú es el amplificador del crecimiento económico. Y en este momento estamos en una situación en que la inversión privada está deprimida. Entonces, el primer elemento sin lugar a dudas es restituir la confianza de la inversión privada para crecer alrededor o por encima del PBI potencial.
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—¿Y los otros retos?
El otro elemento para crecer a tasas de 5% de manera sostenible, en el mediano plazo, es hacer reformas y ahí no hemos ido en la dirección correcta. Es más, uno de los factores claves que puede aumentar el potencial de crecimiento es la flexibilización del mercado laboral, pero hemos visto que las medidas adoptadas por el Ejecutivo han ido en contra.
—¿Cree que una de las metas del MEF debe ser la de influenciar en el Gabinete para corregir dichas normas laborales?
Sería una excelente meta. Lamentablemente, la clase política no va a estar muy receptiva a hacer cambios en este aspecto, pero es necesario. Dichas normas representan un limitante muy importante para estas metas de crecimiento más ambiciosas.
—El ministro Burneo también se refirió al Banco Central (BCR)...
El ministro tiene que ser muy cuidadoso con su mensaje sobre la política monetaria, que es competencia puramente del Banco Central. Sabemos que siempre existe cierto nivel de coordinación entre el Ministerio de Economía y el Banco Central, sobre todo para que no se adopten medidas que sean contraproducentes, ya sea por un lado o por el otro.
Siempre hay una cercanía, pero se debe respetar la autonomía del Banco Central. Si el Gobierno se empieza a entrometer en el desempeño o la operatividad del BCR, puede afectar la confianza no solo del sector privado, sino de los inversionistas tanto locales como extranjeros, y deteriorar las expectativas de inflación, lo cual puede ser muy peligroso, incluso para el ciudadano de a pie.
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—El ministro Burneo afirma que la subida de tasas del BCR limita el consumo y con ello la inversión, ¿es cierto?
El deterioro de la inversión privada es un tema más de confianza y no porque el BCR esté subiendo las tasas de interés. En realidad, el aumento de las tasas de interés típicamente no tiene tanto efecto sobre la inversión porque la inclusión financiera en el Perú es comparativamente baja si se compara con sus pares.
Y el efecto de arrastre de inversión, no necesariamente es tan grande. El factor más importante que pesa sobre la inversión y el consumo es, en primer lugar, la tasa de inflación. En este momento está bastante alta y hay que controlarla.
En segundo lugar, está el tema de expectativas y la confianza de los empresarios, en lo que el Gobierno ha tenido un desempeño bastante malo.
—¿Qué debe priorizar el MEF en las proyecciones y políticas del marco macroeconómico?
Reiterar el compromiso con la estabilidad fiscal. La solvencia fiscal del Perú es muy relevante, porque siempre ayuda a anclar la confianza. También hay un gran reto para el ministro Burneo, que es el de agilizar la inversión pública de manera responsable, manteniendo cierto nivel de eficiencia en ese gasto, de tal manera que no se despilfarre.
Hemos visto varias veces como PetroPerú gasta montos exorbitantes y en realidad los resultados no han sido muy favorables. Por ejemplo, la Refinería de Talara que se suponía que iba a contribuir a que se reduzca el costo del combustible. Sin embargo, está teniendo problemas después de los US$5.000 millones o US$6.000 millones que se han invertido para operar a su total capacidad.
Pero, nuevamente, el reto más importante es el de generar más confianza en el sector privado, porque la participación de la inversión pública dentro de la economía es solo el 20%. El resto es la actividad privada.
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—¿Ven nuevos riesgos que puedan afectar la calificación del Perú?
Cuando se degradó la calificación del país habíamos tomado en cuenta mucho de lo que está pasando en cuanto al desorden de políticas públicas y la falta de confianza del gobierno. La calificación todavía no se ha visto afectada, pero medidas que reduzcan el potencial de crecimiento de mediano plazo son algo que observamos.
Empiezan a preocupar medidas como las que se han tomado en el mercado laboral, que aumentan su rigidez. Estas no van a impactar en el crecimiento en el muy corto plazo, pero sí podrían hacerlo en el mediano plazo. Al no saber cuál será el impacto requerimos un poco más de tiempo para tomar alguna decisión.
Si se adoptan más de estas medidas, sin duda pueden pesar sobre la perspectiva y la calificación crediticia del país.
¿Hay un periodo determinado para la revisión de la calificación del Perú o está en función de la coyuntura?
Es una combinación de las dos cosas. La calificación como mínimo se debe revisar cada dos años, pero su actualización es continua y constante. De existir suficientes elementos para producir un cambio, no se tiene que esperar los dos años, sino que se pueden tomar medidas, incluso, a los tres meses.
Ha pasado casi un año desde que degradamos la calificación del Perú. Por eso, en este momento, estamos observando cómo evolucionan, dentro de un equilibrio, las distintas variables de la economía peruana.