El peso argentino se cotizó hoy a US$ 37.00, una importante recuperación del 6% respecto a la divisa estadounidense. (Foto: Reuters)
El peso argentino se cotizó hoy a US$ 37.00, una importante recuperación del 6% respecto a la divisa estadounidense. (Foto: Reuters)
Redacción EC

Las vienen teniendo un importante impacto sobre los mercados financieros, y estos a su vez, sobre economías con débiles fundamentos macroeconómicos. Tras el estallido de la crisis de en agosto, las ondas expansivas se trasladaron a Argentina un mes después.

El lidera la pérdida de valor en términos dólares en lo que va del 2018 –junto con Venezuela-, indica el último reporte semanal de Scotiabank. Como se observa en el gráfico inferior, las en Argentina ya tienden a ser recurrentes.

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Si bien la deuda pública se mantuvo, a inicios del año, alrededor del 54% del PBI, la reestructuración de la misma implicó una mayor exposición hacia los mercados de capitales (vía emisión de bonos). La condición de grado especulativo que ostenta su deuda implicó que los mayores tenedores de sus bonos sean justamente fondos especulativos, que también mantienen exposiciones similares en Turquía, Indonesia, y Sudáfrica por ejemplo, y que se caracterizan por ser sensibles a la volatilidad de los mercados.

Esto explica porque al estallar la crisis turca, los inversores optaron por desprenderse de monedas como el peso argentino. Producto de ello, la clasificadora S&P puso en revisión negativa su rating crediticio.

La inflación siempre fue reacia a bajar en Argentina, manteniéndose en doble dígito desde el 2010. Luego de que en el 2016 alcanzó a 41%, en el 2017 estuvo cerca de 25%, habiendo proyectado el gobierno inicialmente una meta de 15% para este año. Sin embargo, la devaluación del peso incidió en una trayectoria alcista que ha llevado a la inflación a situarse en un ritmo de 31,2% en julio. Y según un reciente sondeo del Banco Central (), es probable que
hacia fin de año la inflación retorne al 40%.

No solo la fortaleza del dólar contribuyó a que se profundice la crisis. También se vio afectada por la devaluación del real brasileño –su principal socio comercial- a quien destina el 15% de sus exportaciones. En lo que va del año, la moneda brasilera perdió casi un cuarto de su valor.

En relación a las expectativas de crecimiento, estas se han diluido para este año de 3,1% (en diciembre del 2017) a 0,4% (en agosto del 2018), según el sondeo de Focus Economics. Un sondeo del BCRA es aún más pesimista y sugiere una contracción de 1,9%.

A pesar de que la administración de ha adoptado severas medidas de austeridad, no ha alcanzado a recuperar la confianza de los mercados, por lo que el gobierno ha solicitado un adelanto de los fondos del FMI. El reto del gobierno será mantener el acceso a los mercados financieros a fin de poder financiar el abultado déficit fiscal (6,5% del PBI en el 2017), mantener la credibilidad de su política económica y contener las presiones depreciatorias, a fin de revertir las actuales expectativas.

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