Áncash tiene la más baja ejecución de inversión pública
Áncash tiene la más baja ejecución de inversión pública
Redacción EC

(Bloomberg) - Los déficits presupuestarios podrían estar por salir de su retiro. Dado que las economías de todo el mundo están creciendo con demasiada lentitud, dejando poco margen para un nuevo estímulo monetario, los gobiernos vuelven su atención a la política .

Este cambio de pensamiento llega tarde. En muchos países, aunque no en todos, la expansión fiscal no sólo es posible, sino también necesaria. La reanudación del activismo presupuestario, si se da, no será sin riesgo, por lo que se requerirá ser precavidos. Comprometerse tercamente a la austeridad fiscal, sin embargo, sería aún más arriesgado.

La respuesta inmediata a la crisis de 2008 contempló la flexibilización fiscal - a veces deliberada y, a veces consecuencia automática (mayor gasto público, menor recaudación de impuestos) de la caída de la actividad. En la mayoría de los casos, los presupuestos expansivos disminuyeron el impacto de la demanda que se derrumbaba, pero también aumentaron la deuda pública. En poco tiempo, los gobiernos comenzaron a ajustar sus presupuestos para volver a tener la deuda bajo control.

Ante la continuidad de la falta de demanda, se esperaba que la expansión monetaria fuera suficiente para apoyar la recuperación. Pero no lo fue. Los gobiernos se han dado cuenta de que la política monetaria está perdiendo su potencia. Las tasas de interés están cerca de cero en muchos países, y en otros son incluso negativas. Enormes programas de compra de bonos – la así llamada flexibilización cuantitativa - han provisto un impulso monetario extra, pero nuevamente con efectos decrecientes, y con un creciente riesgo de inestabilidad financiera.

Por lo tanto la política fiscal, a pesar del reciente crecimiento de la deuda pública, está de vuelta en la agenda. Los bancos centrales están a la cabeza. En junio, el Presidente de la Reserva Federal, Janet Yellen, dijo a la Comisión de Bancos del Senado que la política fiscal de los Estados Unidos “no había jugado un papel de apoyo”. En julio, el principal economista del Banco Central Europeo, Peter Praet, dijo que “la política monetaria no puede ser el único remedio ante los actuales desafíos de la economía”.

Los gobiernos están respondiendo. Tras la decisión del Reino Unido de retirarse de la Unión Europea, el nuevo Ministro de Economía, Philip Hammond, ha prometido romper con el abordaje de su predecesor y dice que va a “reconfigurar” la política fiscal. El agregado de inversiones en infraestructura se considera como parte de una nueva estrategia industrial.

A principios de este año, el primer ministro canadiense Justin Trudeau anunció un mayor gasto público y un aumento de los déficits proyectados. El programa de seis años y C$120.000 millones (US$91.000 millones) destinado a la infraestructura, comprenderá al menos 10 proyectos relacionados con ferrocarriles y transporte público, un puente de C$4.000 millones (US$3.100 millones) que conecta Detroit con Windsor, Ontario, y unos C$12.000 millones (US$9.300 millones) de proyectos que se iniciarán rápidamente y que tienen que ver con los sistemas de agua y vivienda pública.

Japón ha estado tratando de utilizar estímulos fiscales por años - y tiene una enorme deuda pública que da prueba de ello. Sin embargo, sus esfuerzos han carecido de fuerza debido a mensajes contradictorios y ejecuciones vacilantes. El gobierno está a punto de volver a intentarlo, destinando otros 4.6 billones de yenes (US$ 45.000 millones) a su más reciente paquete de estímulo de 28 billones de yenes (US$276.000 millones).

Incluso Alemania, el campeón mundial de la ortodoxia fiscal, parece estar cediendo. Ante las elecciones el próximo año, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, sugirió recientemente que la economía tiene margen para bajar los impuestos. Impactante. De hecho, es como decir suavemente que Alemania tiene espacio para relajar su política fiscal. Tiene un superávit presupuestario récord. El crecimiento anémico del segundo trimestre de sólo 0,3 por ciento en toda la zona euro en conjunto, viene tras años de estancamiento. La apretada política fiscal alemana empeora los desequilibrios internos y pone presión a las economías más débiles de la zona euro. Si hay un país en el mundo que debería retroceder en austeridad, es Alemania.

Los nuevos estímulos fiscales tampoco están de más en los Estados Unidos. Ambos candidatos presidenciales convocan a nuevos esfuerzos en infraestructura. Nadie que haya usado las carreteras o los aeropuertos del país necesita que lo convenzan. La deuda pública ha aumentado drásticamente desde 2008, y las tendencias demográficas la seguirán empujando hacia arriba en el largo plazo - pero con el actual nivel deprimido de las tasas de interés a largo plazo, los préstamos para la inversión pública nunca han sido más asequibles. Si se gasta el dinero sabiamente, se estimulará el crecimiento, y se ayudará a aliviar la carga de la deuda proyectada.

Y algo muy importante, en los Estados Unidos, así como también en otros lugares, una expansión fiscal prudente le quitará presión a la política monetaria, permitiendo que los bancos centrales estabilicen sus balances y normalicen más rápido las tasas de interés.

No hay necesidad de construir puentes que no conduzcan a ningún lugar, o contratar ejércitos de jóvenes desempleados para que excaven y rellenen pozos en el suelo. Cuando no se presenten oportunidades de inversión pública productiva, los gobiernos podrán reducir los impuestos - especialmente a quienes reciben bajos salarios, quienes podrán invertir esa ganancia inesperada y de esta forma impulsar la demanda. El gasto público extra también necesita una mayor supervisión, para garantizar que los recursos no se fuguen. Y los gobiernos deben controlar la sustentabilidad fiscal a largo plazo: esto significa evitar compromisos abiertos que estén permanentemente aumentando el gasto público.

En cualquier caso, apartarse prudentemente de la austeridad fiscal está justificado. Siendo que la política monetaria ya alcanzado o superado los límites y mientras las economías siguen luchando por la falta de demanda, es necesario que la política fiscal dé un paso al frente. Ya vendrá el tiempo de llevar una estricta disciplina fiscal. Por ahora no lo es.

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