En el Templo de Salomón en Sao Paulo – una vasta réplica del templo bíblico construido a un costo de US$300 millones por la Iglesia Universal de Brasil – el mensaje es claro: la salvación puede, y debe, comprarse.
Un lunes por la tarde, durante el “Congreso del Éxito” semanal de la iglesia evangélica, un empresario local es llamado al altar enchapado en oro del templo para explicar cómo su vida cambió repentinamente después de haber hecho su primera donación.
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“Yo vivía en el sótano de la casa de mi padre”, dijo, con su imagen proyectada en gigantes pantallas de plasma ante una embelesada congregación de casi 10.000 fieles. “Ahora soy dueño de una casa, de una cadena de comida rápida, de una correduría de seguros y ¡me compré el automóvil de mis sueños!” .
Él se encuentra en compañía de una aspirante a actriz que acaba de conseguir un papel en una telenovela en horario estelar, y de una peluquera que, debido al gran éxito de su negocio, también está abriendo una tienda de lencería.
“¡Honra nuestra fe, Señor!” exclama el obispo, mientras que mujeres con bolsos de terciopelo rojo vacíos y hombres bien trajeados con máquinas de tarjetas de crédito se alinean junto a él, listos para aceptar la recaudación de esta semana.
EMPRESAS DE FE
La creciente popularidad de las iglesias evangélicas de Brasil, como la Universal – la cual fue fundada por el multimillonario Edir Macedo en 1977 y ahora está presente en más países que cualquier empresa brasileña – ha ayudado a convertir a la religión en una de las empresas más prósperas del país.
Los datos más recientes provenientes de las autoridades fiscales brasileñas demuestran que sus iglesias obtuvieron alrededor de R$21 mil millones (US$6800 millones) en ingresos en el año 2011 a través de contribuciones semanales, donaciones y hasta con la emisión de tarjetas de crédito a través de bancos locales.
Aunque Brasil sigue albergando la mayor población católica del mundo, los evangélicos representan actualmente alrededor de un cuarto de la población, y se espera que superen en número a los católicos en el 2040, de acuerdo con estudios realizados por la agencia de estadísticas del país y Euromonitor.
Sin embargo, la “evangelización” de Brasil no solo ha incrementado los presupuestos de las iglesias, sino que también ha impulsado el crecimiento del mercado brasileño de bienes y servicios religiosos.
A pesar de que el país se enfrenta a su peor recesión en un cuarto de siglo, se espera que el llamado “mercado de la fe” aumente en más del doble a R$25 mil millones en el 2015, de R$12 mil millones en el 2012, según la Universidad ESPM de Sao Paulo. “Hasta ahora, la crisis económica ha tenido poco impacto”, declaró Andrey Mendonça, profesor de la ESPM.
A unos 20 minutos en automóvil del Templo de Salomón por la calle Conde de Sarzedas – el ‘hogar’ de las tiendas evangélicas que venden cualquier cosa, desde biblias submarinas hasta videojuegos cristianos – numerosos comerciantes aseguraron que las ventas han continuado aumentando.
En contraste con las enseñanzas cristianas tradicionales que ensalzan la pobreza como una virtud, las iglesias evangélicas de Brasil – en especial las pertenecientes al neopentecostalismo como la Universal – han promovido el consumismo y la riqueza material como signo de la gracia de Dios.
Esta controversial teología de la prosperidad ha ganado particular popularidad entre la nueva clase media brasileña, la cual ha crecido en 40 millones de personas desde el 2003 y cuyos miembros en gran parte miden su ascensión social a través de la capacidad de consumir.
Traído a Brasil por los misioneros a comienzos del siglo XX, el pentecostalismo y sus variantes también han encontrado popularidad entre los más pobres, declaró Ricardo Mariano, profesor de la Universidad de Sao Paulo. La promesa de soluciones sobrenaturales a los problemas cotidianos ha sido particularmente atractiva en Brasil, donde muchos se encuentran a la merced de un pésimo sistema de salud pública.
El aumento de la evangelización no solo ha impulsado las industrias religiosas existentes, sino que también ha creado otras nuevas, indicó el Prof. Mendonça de la ESPM.
Él observó un aumento, por ejemplo, en el número de tiendas de mercancía relacionada con el sexo que sirven a los evangélicos “con productos para mejorar su matrimonio”, declaró. Para el soltero, hay sitios web evangélicos de citas tales como Encuentros Evangélicos, Pareja Perfecta y Amor Divino.
TURISMO RELIGIOSO
Sin embargo, la mayor industria detrás del impulso al mercado de la fe brasileño es el turismo, aseguró el Prof. Mendonça.
Según Euromonitor, el Santuário de Nossa Senhora da Conceição Aparecida, en el estado de Sao Paulo en Brasil – uno de los lugares de peregrinación más populares de Latinoamérica entre los católicos – atrajo a 12 millones de visitantes el año pasado, casi el doble del número de visitantes a la Torre Eiffel francesa en el 2013.
Si bien gran parte de la industria todavía está dirigida a los católicos, empresas tales como Gospel Cruises también han comenzado a ofrecer cruceros a lo largo de la costa de Brasil con sermones de a bordo para los evangélicos.
Mientras tanto, las compañías de música globales han invertido seriamente en la música religiosa brasileña, la cual actualmente representa el segmento más popular del país después de “sertanejo”, la música campesina brasileña.
Universal Music, la cual estableció su división Universal Christian Music Group en Brasil en el 2013, estima que el mercado de la música religiosa local está creciendo en un 15% anualmente. Sin embargo, es demasiado pronto para saber si esta explosión de ‘gastos religiosos’ permanecerá inmune a los efectos del aumento del desempleo, dijo el Prof. Mariano de la USP.
Erní Seibert, de la Sociedade Bíblica do Brasil (SBB, por sus siglas en portugués), una de las mayores editoriales de la Biblia del país, expresó que la cantidad que se distribuyó el año pasado cayó un 4% a 7,6 millones en relación al 2013, y agregó que la demanda de versiones más baratas de la Biblia ya está en aumento.
Pero en el Templo de Salomón, las dificultades de Brasil no son nada que algunos pensamientos positivos y unas cuantas contribuciones generosas no puedan arreglar. “¿Cuál es el billete más valioso en Brasil?”, gritó el obispo a los asistentes al Congreso del Éxito, impulsando a los fieles a ondear los billetes azules brasileños de R$100. “¡Sí, el de R$100! Eso es lo que quiero que traigan la próxima vez. Y para aquellos que no puedan, no se avergüencen”, les dijo. “¡Vamos a rezar para que sean capaces de hacerlo pronto!”