Hay buenas noticias ocultas en la economía en desaceleración y los declinantes mercados bursátiles de China.
Un intento gubernamental de limitar el préstamo de riesgo, limpiar la industria y moderar los precios locales se mantiene firme a pesar de que el crecimiento se encamina a su ritmo anual más lento en casi 30 años y la disputa comercial con Estados Unidos amenaza con profundizarse.
En lugar de recurrir al viejo manual de despilfarro monetario y gasto en inversión del 2009 o 2015, Beijing se protege de golpes económicos con recortes de impuestos específicos, incentivos de inversión y esfuerzos por llevar más crédito a las compañías eficientes del sector privado. El presidente Xi Jinping podría estar llevando a su país a un camino de crecimiento más sostenible incluso si eso significa absorber algunas pérdidas en el proceso.
“Los gobernantes chinos han tenido un impresionante éxito inicial en limitar algunas de las áreas más especulativas del sector financiero chino”, dijo Andrew Polk, uno de los fundadores de la firma de análisis Trivium China en Beijing. “Muchos analistas no reconocen esos considerables avances iniciales”, agregó.
China ha enfrentado una serie de amenazas al crecimiento este año.
Para el mundo, la perspectiva de un crecimiento económico más estable, incluso si el ritmo es más lento, es una buena noticia. Por otra parte, como China es tanto más grande que antes, un crecimiento de 6% puede generar tanta demanda global como el crecimiento de dos dígitos de otros tiempos, lo que significa que China seguirá siendo el mayor motor de crecimiento del mundo.
Un dividendo de las políticas de Xi para frenar los excesos es el crecimiento de la productividad, que ha pasado de un promedio de alrededor de 1,9% anual entre el 2014 y 2016 a aproximadamente 2,4% este año, dijo Robin Xing, economista jefe para China de Morgan Stanley en Hong Kong. Entre los factores claves que impulsan la mejora se cuenta la eliminación del exceso de capacidad industrial en sectores que van del acero al cemento.
La otra cara: la guerra de China contra la contaminación alimenta el control estatal de la industria pesada.
Xing estima que el aumento de la deuda será plano este año, lo que dejará el ratio total en alrededor de 276% del producto bruto interno, y dice que aumentaría unos 3 puntos porcentuales en el 2019. Puede comparárselo con un promedio anual de incremento de 15 puntos porcentuales entre el 2007 y 2015.
“Es la primera vez que la flexibilización de las políticas de China se concentra sobre todo en la política fiscal más que en la monetaria”, dijo Xing. “No renunciarán a logros obtenidos con tanto esfuerzo sobre el control de la capacidad y el apalancamiento”.
El dolor que las políticas de Xi infligen a inversores y empresas puede verse como algo positivo a largo plazo.
“Cada vez que China se ha visto afectada por una conmoción, ha entrado en pánico y se ha basado en el crédito para sostener el crecimiento”, dijo David Loevinger, un ex especialista en China del Tesoro de EE.UU. y actual analista en la firma administradora de fondos TCW Group Inc. en Los Ángeles.
“A diferencia de antes, ahora los chinos parecen tratar de dar un piso al crecimiento en lugar de impulsar una recuperación basada en el crédito”.