El sector productivo de Ecuador dejó de percibir al menos US$1.638 millones en ventas en once días de paralización de las actividades económicas por la ola de protestas generalizadas, según un cálculo de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ) difundido este lunes.
Pese a que la tranquilidad ha retornado a varios sectores del país, los bloqueos de vías en los días anteriores, los saqueos y destrucción de propiedad, complicaron el transporte y venta de productos (incluso las exportaciones) que han dejado pérdidas cuantiosas a los productores del país.
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El estudio se basa en cifras de facturación del Servicio de Rentas Internas (SRI) y concluye que solo en la ciudad se Quito se concentra el 40% del lucro cesante.
El comercio, mayorista y minorista, resultó el sector más afectado con pérdidas de US$774 millones, seguido de la industria manufacturera con US$254 millones, y las actividades profesionales con 84 millones.
La industria del transporte y almacenamiento; agricultura, ganadería, silvicultura, pesca; y construcción registraron pérdidas de entre US$80 millones y US$60 millones cada uno.
"Se ha perdido mucho en dinero y en estabilidad en la región. Las pérdidas sumarán más pues aún no se sabe cuántos mercados no han podido ser abastecidos por los días en que no hubo producción", explicó el presidente ejecutivo de CIPEM, Roberto Maldonado.
Las protestas comenzaron el pasado 3 de octubre contra las medidas de austeridad económicas adoptadas por el Gobierno, especialmente la eliminación de los subsidios a los combustibles, como parte de las condiciones puestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras instituciones para un crédito de mas de US$10.000 millones.
Los disturbios cesaron este domingo después de que el Ejecutivo decidiera derogar el decreto 883 (que contenía las medidas) en medio de un diálogo con el sector indígena, y sustituirlo por uno que focalice mejor los subsidios para los más necesitados.
Por la mañana los habitantes de la ciudad de Quito salieron a las calles a realizar una gran minga para limpiar los escombros dejados en las calles tras varios días de protestas.
A la falta de productividad habrá que sumar después los daños directos ocasionados por los manifestantes, que se miden en decenas de millones, así como la pérdida de ingresos por la suspensión de la producción petrolera, principal industria del país, por lo que los daños generales de las protestas podrían elevarse a los US$2.000 millones.
Con el decreto 883 el Gobierno buscaba engrosar en las arcas públicas alrededor de los US$1.500 millones anuales, y paliar así la falta de liquidez que arrastra desde hace varios años.