Tras el escándalo que se desató al descubrir que uno de los bancos más reputados de Estados Unidos, Wells Fargo, había creado más de dos millones de cuentas sin autorización de los clientes, la entidad bancaria despidió a más de 5.000 trabajadores que habrían estado involucrados en el fraude.
El caso fue llevado al Capitolio estadounidense, donde el CEO del banco, John Stumpf, fue interrogado por los senadores acerca del caso. En todas sus declaraciones, el ejecutivo repitió la misma frase una y otra vez: “Soy responsable” [I’m accountable]; sin embargo, ardió Troya cuando la senadora demócrata Elizabeth Warren inició su interrogatorio, dado que todas las respuestas del CEO a las preguntas fue: “No”.
En el video, que ya es viral, la senadora pregunta tres temas centrales. Si renunciará al cargo de CEO, si ha devuelto un centavo de lo que ganó mientras la estafa se llevaba a cabo y si había despedido a alguno de los altos gerentes que debieron estar supervisando esta área del banco o el área de ‘compliance’ (ética y cumplimiento).
La senadora argumentó que el fraude pudo haber tenido origen en que las metas que fijó el banco para los trabajadores fueron muy altas.
En el marco de este caso, uno de los temas que han cobrado espacio en el debate es: ¿El banco podrá reconstruirse y salvar su reputación?
—¿Hay marcha atrás?—
“Si hay un fraude, no hay reputación que te proteja, ya que se espera un comportamiento íntegro y ético de las empresas”, resalta Patricia Rojas, directora de Cuentas Senior de Ipsos Perú. La ejecutiva afirma que la reconstrucción dependerá mucho de qué tan sólida era tu reputación previa a la crisis y si logras generar ‘good will’ [buena disposición] en la gente para que escuchen tus argumentos.
Diana Terán, directora senior de Llorente y Cuenca, recuerda que la reputación es “un indicador emocional, es un conjunto de creencias compartidas por un colectivo; y con toda la avalancha de información al respecto, pues es inevitable que la reputación se vea impactada”. Sin embargo, Terán añade que no cree que la reputación del banco haya sido “pulverizada, pero sí seriamente afectada”, ya que lo respaldan 160 años en el mercado norteamericano. La ejecutiva explica que, para salvarse, las acciones deben ser rápidas.
Rojas menciona que otro factor clave en este análisis es el “karma sectorial”, que puede sumar en que la sociedad te dé el beneficio de la duda en este tipo de situaciones. Sin embargo, recuerda que en Estados Unidos el sector financiero aún sigue muy golpeado por la crisis del 2008, en la que explotó la burbuja inmobiliaria.
Si se piensa en el ‘good will’ que podrían darle al banco en cuestión, Terán menciona que el fraude de Wells Fargo se daba desde el 2011 y se supone que Stumpf lo descubre en el 2013 y lo informa al consejo en el 2014. Además de ello, se llegó a “un acuerdo” con el regulador para el pago de una multa de US$185 millones que recién se conoce la semana pasada, aspecto que Terán subraya como falta de transparencia del banco hacia sus ‘stakeholders’ [grupos de interés].