Los precios mundiales de los alimentos alcanzaron su valor más elevado en 26 meses.
Así lo reportó este jueves la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), que publicó su índice mensual de variación de los precios internacionales de una canasta de productos alimenticios.
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El cálculo de la FAO es una medición de los costos de mercado de grupos de productos que incluyen cereales, oleaginosas, productos lácteos, carne y azúcar.
"El índice se situó en noviembre de 2019 en un promedio de 177,2 puntos, es decir, 4,7 puntos (un 2,7 %) más que en octubre y 15,4 puntos (un 9,5 %) más que en el mismo período del año pasado", reseñó la entidad multilateral.
La última vez que el costo mundial de productos estuvo tan elevado fue en septiembre de 2017.
LA SUBIDA DE PRECIOS
El organismo internacional señala que los costos de dos tipos de alimentos causaron el inusual aumento: los cárnicos y los oleaginosos.
"Empujaron el valor global del índice de precios", sostiene la entidad.
De acuerdo a la medición de la FAO, el incremento en el costo de la carne alcanzó niveles récord que no tienen antecedente similar desde mayo de 2009.
También se registra un crecimiento sostenido en la medición de los aceites vegetales, cuyo precio aumentó más del 10% solo entre octubre y noviembre de este año. Se trata de una subida en ese sector no vista desde febrero de 2016.
Mientras tanto, los aumentos en el costo de los lácteos y el azúcar son considerados moderados, mientras que los cereales rebajaron un 1,2% en la medición de los dos últimos meses.
EL FACTOR CHINA
Las cotizaciones de todos los tipos de carne medidas por la FAO muestran un aumento del precio general en más de un 17% entre noviembre de 2018 y noviembre de 2019.
El principal motivo apuntado en el informe del organismo multilateral es China, que tiene una fuerte demanda en un escenario de “escasez de disponibilidades exportables”.
Según un reporte de la Administración General de Aduanas de Pekín, la potencia asiática triplicó sus importaciones de productos cárnicos provenientes de Brasil y duplicó sus compras en Argentina.
China duplica el promedio mundial de consumo de carne por persona, según cifras oficiales, y la mitad de los productos vacunos que importa provienen de Latinoamérica.
La tasa media por persona de carne que se comía en el país asiático en los años 60 era de 5 kilogramos al año. A fines de los 80, la cifra había aumentado a 20 kg, y en los últimos años se ha triplicado a más de 60 kilos.
La producción mundial es casi cinco veces más alta que a principios de la década del 60: de 70 millones de toneladas a más de 330 millones de toneladas en 2017, pero se advierte que la demanda todavía rebasa la oferta exportable.
Por ello Pekín también renovó y amplió acuerdos de compra con países productores tradicionales como Uruguay y mercados emergentes como el de Bolivia.
¿Y LOS BIOCOMBUSTIBLES?
Respecto a las plantas oleaginosas, la FAO señala que se presentó un incremento en los costos de la soya (soja), colza y el girasol, pero que la mayor subida se registra en las cotizaciones del aceite de palma o palma oleaginosa.
“El aumento de los precios fue provocado por la reducción de la producción en los principales países productores antes de lo previsto unido a la solidez de la demanda mundial de importaciones (de la planta)”, sostiene la entidad que añade que la mayor utilización de este producto es el biodiésel.
El sector de los biocombustibles no ha dejado de comprar oleaginosas y, además, se teme una escasez de este suministro cada vez mayor a partir de 2020, concluye la FAO.
Organismos multilaterales como la Unión Europea recientemente establecieron límites a la siembra de palma oleaginosa y advirtieron que esta planta causa deforestación por lo que a la larga es insostenible.
Además, el incremento de las zonas de cultivo de esta planta afectan tierras en las que originalmente se cosechaban alimentos o eran reservas forestales.
Se acordó que desde 2023 se deberá reducir progresivamente el uso de cultivos de alto riesgo como la palma oleaginosa hasta eliminar por completo su utilización en 2030.
Sin embargo, organismos ambientales critican que el rubro de los biocombustibles no ha reducido su demanda de productos como el aceite de palma elevando los precios de este grupo de alimentos.