Los líderes y directivos de las principales aerolíneas estadounidenses hablaron la semana pasada en el Foro Global Skift, una conferencia virtual centrada en la industria de viajes y, este año, en la paralización del crecimiento por la pandemia de COVID-19.
A unos días de que venza el plazo del 1 de octubre para ampliar el programa de ayuda a las nóminas de Washington, que ha otorgado al sector US$25.000 millones en rescates desde marzo, el tono fue en general más urgente que optimista.
“Pasé por el 11 de septiembre, por la crisis financiera, por la reestructuración, por nuestra fusión con US Airways y el cese de los vuelos de Max”, dijo Maya Leibman, vicepresidenta ejecutiva y directora de información de American Airlines, “y puedo decir con certeza que esto gana a todo, en cuanto crisis”.
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El líder ejecutivo de United Air Holdings, Scott Kirby, advirtió que el cese temporal del empleo derivado del fin del apoyo a la nómina podría dar lugar a la expiración de licencias para pilotos y otro personal que depende de certificación, lo que dificulta la posibilidad de “pasar de 50 a 100 de la noche a la mañana” cuando las luces se vuelvan a encender. Agregó que 100.000 empleos estaban actualmente en riesgo y dijo que no es probable que las cosas mejoren significativamente “hasta que haya una vacuna generalizada”.
Ed Bastian, líder ejecutivo de Delta Air Lines, hizo una predicción a largo plazo: una parte considerable de los viajes de negocios se perderá para siempre, pero los precios también cambiarán.
No obstante, JetBlue Airways ve luz al final del túnel y dice que puede que no se necesite una vacuna o incluso programas de prueba generalizados para que haya una recuperación. Según la presidenta de la compañía, Joanna Geraghty, la investigación de la Escuela de Salud Pública TH Chan, de Harvard, podría apuntalar la confianza del consumidor. Según la institución, dijo Geraghty, la ventaja del uso de máscaras en interiores y los sistemas de filtración de aire HEPA resultan en un “riesgo menor al 1% de contagio de covid en un avión”.
Parece que el estudio de Harvard, patrocinado por la industria de la aviación, aún no ha concluido; por su parte los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) ha publicado datos preliminares, que muestra que 11.000 personas en EE.UU. han estado potencialmente expuestas al virus en los vuelos.
Convencer a los viajeros de que es seguro volar podría convertirse en una batalla de cinco años, dice la Asociación Internacional de Transporte Aéreo. Independientemente de cuánto tiempo lleve, una cosa está clara: la aviación tiene el potencial para volver a levantarse, en mejor forma que antes.
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