Esta semana conversamos con Salman Khan (estudios en Harvard y M.I.T.), fundador de Khan Academy y, quién sabe, la persona que mejor entiende el modelo de educación en línea en el mundo. Nos recibe virtualmente en su casa de Silicon Valley (en estricto, en el closet “donde comenzó todo”).
—¿Cómo ha encontrado el COVID-19 al mundo en términos de educación en línea?
Es muy interesante, creo que la crisis está esclareciendo temas que siempre han existido, [incluso desde] mucho antes que la crisis actual. Hemos conversado sobre la razón por la que muchos estudiantes tienen problemas, especialmente en cursos como matemáticas, en un modelo académico tradicional, y esa es que todos avanzan al mismo ritmo. Si sacan 80% en un concepto, no saben el 20% restante, y la clase sigue adelante para aprender otro concepto y, de repente, entienden el 70% de ese. Y así continúan con estas brechas. Y en algún momento se vuelven debilitantes. No pueden seguir progresando por estas brechas.
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Todos los profesores saben esto. Saben que cuando los chicos van a la escuela, algunos están listos para rendir en el grado que les toca, pero muchos pueden estar por debajo de ese grado. Y es muy difícil para un profesor asistir por sí solo a las necesidades individuales de, digamos, 30 chicos que pueden estar en el aula. Así que, incluso antes de la crisis actual, hemos tratado de trabajar con aulas y profesores para decirles: ‘aquí tienen herramientas gratis que pueden apoyar a los alumnos para que todos puedan aprender a su ritmo’. Puedes darles la cantidad de práctica y retroalimentación que necesitan para reducir esas brechas y, como profesor, puedes monitorear lo que los alumnos están haciendo. Si algún alumno está atascado o necesita mayor apoyo, se puede hacer una intervención más enfocada. Eso fue pre COVID-19, así que te puedes imaginar que, cuando la crisis por el COVID-19 golpeó al mundo, en una cuestión de días, profesores y colegios tuvieron que resolver cómo llevar a cabo la educación a distancia. Y la educación a distancia separa al aprendizaje de dónde y cuándo lo haces. Esto añadió otra dimensión. Vimos que los colegios que ya estaban utilizando Khan Academy pudieron cambiar a un sistema de educación a distancia con mucha fluidez, porque ya estaban empleándolo aproximadamente 45 minutos a la semana. Ahora lo están usando 45 minutos al día. Pudieron apoyarse más en esta plataforma, pero siguen disfrutando los beneficios de que los chicos aprendan a su ritmo. El profesor puede monitorear su uso. Sabemos que [los alumnos] van a perder una gran parte del año escolar, cinco, seis meses, dependiendo de en qué parte del mundo están. Y siempre hemos sabido que faltar al colegio es una fuente de desigualdad, y que la clase media y alta puede muchas veces conseguir apoyo en casa. Pueden conseguir tutores mientras los que menos tienen no aprenden. Y no solo no aprenden, olvidan lo que ya aprendieron en el colegio. Entonces cada año, cuando regresan al colegio, hay una gran variación en la preparación de los estudiantes. Este año, va a ser mucho mayor. Entonces Khan Academy juega un rol en cerrar esas brechas antes de que los colegios tengan que cerrar. Vemos nuestro rol como uno mucho más esencial. Hemos visto nuestro tráfico incrementarse en 300%. Y cuando los alumnos regresen a las aulas, nos vemos jugando un rol crítico, apoyando a profesores y colegios y padres y alumnos para lidiar con esa gran variación en la preparación. Eso es lo que va a ocurrir cuando los chicos regresen. Y si los colegios cierran –no sabemos, eso depende de cómo se comporte el virus–, esperamos poder crear buenos planes para los profesores y los colegios para que puedan usar Khan Academy.
—¿Cuáles son las tres principales diferencias entre la educación en línea y la educación formal?
Sabes, la educación tradicional pre COVID-19 se enfoca mucho en dónde y cómo está aprendiendo el estudiante. Y quizás menos en el resultado. Entonces, pasas un año en el aula, haces las clases, tomas algunas pruebas, y si te sacas una C, D o F, no aprobaste. Ahí queda, y sigues adelante. Creo que lo que ha hecho el COVID-19 es resaltar que el resultado importa más que cómo llegaste a él. Y claramente, estamos en un tiempo en el que no sabemos dónde va a estar el chico, si es que van a estar en el aula o no. Lo que importa es el resultado, que lleguen a dominar los temas. Esto nos está llevando hacia ese tipo de pensar. Lo que se conoce como un aprendizaje basado en competencias o un modelo basado en el dominio, cuando solo nos preocupa que los estudiantes aprendan el material y lo puedan hacer desde casa. Algunos en casa, otros en el colegio, algunos de manera independiente y otros con el apoyo del profesor. Creo que nos estamos moviendo en general hacia esa dirección. Creo que la crisis por el COVID-19 ha remarcado la independencia del alumno. Esto es algo que discutimos mucho en Khan Academy, que, más importante que las habilidades académicas, es la habilidad de aprender cómo aprender o aprender a ponerte metas, a regularte. Muchas veces en una escuela tradicional, como estudiante, dices: ‘profesor, dígame qué hacer ahora. ¿Tengo que hacer esto? ¿Tengo que hacer lo otro?’. Ahora hay una mayor presión sobre los alumnos, lo que creo que va a ser duro en el corto plazo, pero en el largo plazo va a ser muy bueno porque van a poder desarrollar esas habilidades.
—¿Qué están entendiendo, a través de las métricas de Khan Academy, sobre los intereses educativos en línea?
Es muy temprano aún para todos nosotros. Parece que ha pasado una vida desde que nos golpeó la crisis del COVID-19, pero solo vamos siete, ocho semanas. Así que aún estamos tratando de entender la data. Lo que podemos ver es ese incremento de 300% en el uso. Es una combinación de 70% a 80% más alumnos y todos están dedicándole 70% o 80% más de su tiempo. Parecen ser, a grandes rasgos, los mismos tipos de alumnos, la misma distribución. Pero esto, en el caso del uso en el aula y en el caso del usuario independiente, aún no se discierne claramente. Entonces tenemos más trabajo que hacer. Pero ya imaginarás que matemáticas es donde hemos visto un mayor incremento en el uso, especialmente a nivel de finales de la primaria y a lo largo de la secundaria. Tengo que decir que tenemos un servicio llamado Khan Academy Kids. Hemos visto mucho uso para el prekínder, el kínder y el primer grado. Pero aún estamos revisando la data. Aún es temprano.
—Los colegios están físicamente cerrados, pero en el futuro, ¿mantendrán la educación en línea? ¿Cómo deberían adaptarse a este nuevo ambiente para darle a los estudiantes un mejor uso de su tiempo?
Creo que hay varias cosas. Una es cambiar la mentalidad sobre las vacaciones. Tenemos algunos meses del año escolar regular y –estoy pensando desde el punto de vista del hemisferio norte– pronto tendremos las vacaciones de verano. Generalmente los chicos no aprenden durante estas vacaciones. Creo que las autoridades educativas deberían pensar las vacaciones como un momento para aprender. Estamos trabajando con colegios y las vacaciones –sean de verano o de invierno–, deberían ser un momento en que los colegios cierran pero los estudiantes continúan aprendiendo por 30 o 40 minutos al día, para que sus habilidades no se atrofien. Vamos a trabajar con colegios y autoridades para mantener el aprendizaje durante las vacaciones. Y cuando los alumnos regresen a un nuevo año escolar, cuando los colegios reabran, algunos alumnos habrán continuado aprendiendo. Otros no. Quizás porque no tenían acceso a Internet en casa. Así que va a haber una disparidad grande. La mejor práctica, creo, será que en las primeras tres semanas [los maestros] se enfoquen en que los chicos reduzcan estas brechas. Es allí donde creo que las herramientas como Khan Academy pueden ser esenciales. Somos un servicio gratuito. Somos accesibles. Estamos disponibles en español. Obviamente, tenemos un equipo en Lima trabajando en esto. Me encantaría ver y apoyar a los profesores y estudiantes para estar seguros de que se han preparado y pueden comenzar, tienen cubiertos los fundamentos y están preparados para el aprendizaje según el grado en que se encuentran. Y cuando comiencen las clases normalmente, creo que sería bueno seguir utilizando herramientas como Khan Academy, digamos, una vez a la semana por 45 minutos, para que los chicos puedan practicar y tener feedback a su propio ritmo, lo que permitirá a los profesores saber en qué nivel están. Y si los colegios vuelven a cerrar, si el virus regresa, podrán apoyarse en eso. Y aun si no regresa el virus –y ojalá ese sea el caso– entonces cuando haya vacaciones de invierno, o de primavera o verano, pueden seguir aprendiendo.
—Los padres y los chicos también tienen que adaptarse a esta nueva realidad. ¿A qué deberían apuntar los estudiantes y padres? ¿Qué deberían esperar de la educación en línea durante esta crisis sanitaria?
Hay una cosa que le digo a los padres que me digo a mí mismo: no deberían presionarse para replicar todo lo que sucede en el colegio. Eso es imposible. No puedes, sobre todo como padre. Uno tiene varios hijos [que] tienen diferentes edades. De repente está trabajando desde casa. Es muy difícil y solo va a generar estrés. Lo que le digo a los padres es que se enfoquen en lo básico, en matemática, comprensión lectora y escritura. Cada chico es distinto. Para los mas pequeños, si pueden tener solo 20 minutos de cada uno de esos temas por día, eso es genial. Van a seguir aprendiendo. Y para los alumnos mayores, de secundaria, si pueden dedicarle una hora a cada uno de esos temas (no tiene que ser todo a la vez, puede ser en dos sesiones de media hora), eso también está bien. Eso inmediatamente simplifica el problema y la gente se siente mucho menos ansiosa al respecto. La pregunta entonces es, ¿cómo aprendes matemáticas, comprensión lectora y escritura? Es allí donde Khan Academy puede ayudar mucho, sobre todo con las matemáticas. Encuentras el grado, y los chicos pueden trabajar a ese nivel por 20 o 30 minutos al día. Si tienen problemas, pueden regresar a grados anteriores. Y allí pueden comenzar a cerrar sus brechas. Lo hemos visto una y otra vez, eso es lo que realmente acelera el aprendizaje. Vemos eso mucho en estudios sobre comprensión lectora. Hay herramientas como Khan Academy, pero literalmente puede ser solo leer un libro y discutirlo con tu hijo. Eso solo puede hacer mucho porque, sabes, cuando tu hijo está en un salón de 30, es difícil para un profesor tener una conversación uno a uno con él. Pero como padre, obviamente estás en una mejor posición para hacer eso. Entonces, ayudarlos con la escritura, aunque sea escribir en un cuaderno un poquito cada día. Le dices a tu hijo o hija, ‘¿cuál es tu opinión sobre cuando vamos a tener una vacuna?’. Hacen quizás un poco de investigación en Internet y escriben media página, cosas así. Y eso es lo que hacemos todos los días. Si los alumnos hacen eso una vez a la semana, eso va a ser mucho aprendizaje. Creo que hay mucho aprendizaje informal que también esta sucediendo ahora. Es un gran momento para aprender sobre virus, sobre enfermedades infeccionas, ARN, ADN, crecimiento exponencial. Me sorprendería mucho si un chico le pregunta a su padre, ¿por qué tengo que saber de esto? Eso es muy valorable. Utilicemos lo que está sucediendo en el mundo. Lo que está pasando es muy desafortunado. Es interesante, en una forma negativa, pero van a haber conversaciones interesantes que los chicos querrán tener.
—¿Cuáles son los principales cambios que ves sucediendo en la educación en línea en los próximos cinco años?
Si hubiera respondido esto hace tres meses, hubiera dicho que tenemos un horizonte de cinco o diez años. Ahora, por el COVID-19, creo que muchas de las cosas que pensé que iban a suceder en cinco años podrían pasar en cinco meses porque existe una necesidad. Una de ellas es algo de lo que ya hablamos, movernos de un modelo que está más preocupado con el dónde y el cómo ocurre el aprendizaje que con el resultado. Vamos a ir hacia un modelo basado en las competencias. Estamos teniendo conversaciones con autoridades encargadas del ingreso a universidades y directorios educativos sobre si un alumno que prueba tener dominio de un tema en Khan Academy, puede convalidar un curso. Y hace tres meses creo que hubieran dicho ‘vamos a ver’. Pero ahora la gente dice ‘sí, necesito esto porque muchos estudiantes van a tener que terminar su año escolar’. Están cambiando. Eso creo que puede suceder más temprano que tarde. Creo que muchos exámenes estandarizados tuvieron que ser cancelados este año por el COVID-19. Y creo que usar herramientas como Khan Academy […] puede ser una manera muy efectiva para entender en qué nivel están los alumnos en vez de hacerles tomar un examen estandarizado. Estamos viendo señales de que esto va a ocurrir. De hecho, estamos trabajando en ello para este agosto o setiembre. Van a haber maneras fáciles para los profesores para que sus estudiantes trabajen en Khan Academy unas horas y luego puedan entender dónde están sus brechas de aprendizaje. Creo que también va a haber una conexión del mundo en línea a la oportunidad económica, sobre todo con la dislocación económica que estamos viendo en muchos países. En Estados Unidos, parece que vamos a tener 30% o 40% de desempleo. No sé cuánto de eso se mantendrá después de la crisis, pero creo que al menos un poco. Creo también que hay elementos sobre los cuales siempre he soñado y que pensaba que podrían suceder en cinco años, pero me encuentro trabajando hoy en ellos por la crisis. La academia es genial para que los estudiantes aprendan a su propio ritmo. Hay ejercicios, hay feedback, hay videos. Le damos esa data a un profesor para que pueda intervenir y enfocar mejor. Pero en este mundo del COVID-19, el profesor ya no está en el mismo salón que el estudiante. Así que lo tienen que hacer a través de Zoom, Google Hangouts, Skype o algo. Y uno de mis sueños es que de repente haya un colegio virtual de un aula donde puedas aprender a tu ritmo. Que sea gratis y que, si necesitas ayuda, puedas decirlo. [Que haya] alguien en la nube, un buen profesor que se aparezca y diga ‘yo te puedo ayudar’. O que, si dices que necesitas ayuda, te diga que hay un grupo de 20 chicos que tienen exactamente la misma pregunta que tú en ese momento. Y este gran profesor puede hacer una sesión de Zoom contigo. Eso era algo con lo que soñaba para el futuro de aquí a cinco, diez años. Pero ya estoy trabajando en eso con algunos profesores. Es un proyecto aparte que tengo con algunos distritos escolares para ver si podemos armar un prototipo y ver si funciona. Creo que todos esos elementos van a existir mas pronto que tarde.
—De cara a los cambios que mencionas, ¿qué mejoras deberían hacer países como el Perú para estar mejor preparados?
El cambio obvio es el acceso a Internet, tanto en los colegios como en los hogares. Y no es barato, pero creo que ahora la gente lo ve como de importancia crítica. Debes tener esto. Acá en Estados Unidos están tratando de estimular la economía y gastando miles de billones de dólares. Obviamente, Estados Unidos tiene un PBI mucho más grande, pero el costo para que cada hogar tenga acceso a Internet seria menos del 1% [del monto que están gastando]. Entonces, ¿por qué no pueden hacer eso mañana? Y no es importante solo para acceder a Khan Academy o a clases vía Zoom. Es importante para conseguir un empleo cuando existe un tremendo nivel de desempleo, para trabajar desde casa, remotamente. Creo que aun en lugares como el Perú, donde no hay tantos recursos, la crisis está remarcando la importancia de tener acceso a Internet en casa y no solo para los estudiantes o la economía, sino incluso para la salud mental, para mantenerse conectados con la familia. Ese es el primer cambio. Las personas deberían ver esto como tener acceso a agua potable. Es algo que se debe tener. El segundo es pensar cómo herramientas como Khan Academy no solo pueden ser utilizadas en los colegios tradicionales, sino también para no perder grados escolares, solo porque un colegio tuvo que parar. Sabemos de chicos pobres que, incluso cuando no hay una crisis, sus colegios cierran. O se mudan de aquí para allá. O tienen que trabajar. Entonces dejan el colegio y luego regresan. Este tipo de herramientas, con tal que alguien tenga un smartphone, pueden tener acceso a ellas. Así los chicos pueden seguir aprendiendo. Si se mudan, el aprendizaje se queda con ellos. Y pueden probar que vale de algo, y así conseguir su certificado escolar. Pueden mantenerse en ese universo. Pueden ir a la universidad o conseguir un trabajo basado en esa evidencia. [Debemos] trabajar con el Estado para ver la manera de reconocer ese aprendizaje. Creo que los Estados pueden usar a Khan Academy para monitorear cómo están aprendiendo los alumnos. Hemos trabajado con distritos para crear dashboards para ver cómo les está yendo a cientos de miles de estudiantes. Y puedes imaginar que eso puede resultar muy útil para el líder de un distrito escolar o el ministro de Educación.
—¿Qué países te parecen mejor preparados para esos cambios?
Creo que los que están mejor preparados tienen una combinación de un gran deseo por el lado de infraestructura y también flexibilidad en lo que se puede llamar el frente pedagógico o sistémico. Existen los de siempre, como Japón o Corea del Sur, donde no tienen un problema de acceso a Internet. Incluso en Estados Unidos creo que alrededor del 30% de la población no tiene acceso a Internet en casa, [aunque] veo buenas señales de que esto va a cambiar rápidamente. Espero que eso cambie en los próximos años. Y en el Perú, no se las estadísticas exactas, pero estoy bajo la impresión de que es más del 60% o 70% que no tiene acceso a Internet en casa.
—¿Tiene que ser acceso a un Internet específico? ¿Como 4G o 5G?
Tiene que ser lo suficientemente bueno para poder ver videos, idealmente para Khan Academy necesitas poder ver videos. Eso no tiene que suceder necesariamente a través de una red 3G. Nuestros videos no tienen tantos gráficos, entonces son bastante ligeros en ese sentido. Y tenemos una app que se puede descargar. Así que incluso [se puede utilizar] si uno tiene una mala señal de Internet. Pero si queremos que los alumnos también participen, se conecten con sus profesores y entren a clases de Zoom y cosas así, entonces se necesita una mejor conexión a Internet. La conexión 3G sería un inicio, sería un progreso para muchas personas. Y de ahí, a nivel sistémico, una disposición para discutir la necesidad de cambios. He tenido conversaciones con el gobierno de Estados Unidos sobre, por ejemplo, si un alumno puede mostrar que tiene dominio del álgebra en Khan Academy y le toma una foto a la pantalla y, digamos, que un profesor puede confirmar que ese fue su trabajo, deberían ser reconocidos por ello. Que sirva como parte de su educación secundaria o, si toman cursos en la universidad, que sea reconocido como créditos, especialmente en estos tiempos. Creo que ahora pueden salir muchas cosas positivas en cualquier sistema que sea flexible y abierto a pensar de esa forma.
—Muchas veces el sector público no ve al sector privado como un aliado, sino como un problema y algo contra el cual deben luchar. ¿Cómo reacciona la educación en línea en este conflicto entre el sector público y el sector privado, en términos educacionales?
Lo que mencionas es una de las razones por las que inicié Khan Academy. No para lucrar, porque creo que, sobre todo en educación, el gobierno tiene cierta justificación para ser escéptico de algunos de las organizaciones con fines de lucro. ¿Estás haciendo esto porque va a ser mejor para los profesores y estudiantes o porque te va a hacer rico? Es una pregunta obvia. Y mira, a veces es bueno que ambas cosas sucedan. Hay muchas organizaciones con fines de lucro que hacen cosas muy buenas que sirven a las personas y generan valor. Y la gente que las maneja lo hace bien. Pero creo que estos temas en especial son muy sensibles y por eso queremos asegurarles a los padres, profesores y al gobierno que no hay truco a la hora de utilizarnos. Y que en realidad nuestros costos se incrementan. Y ahí voy al sector privado para pedirles más [recursos]. Hay personas increíbles desde el sector privado que nos han ayudado, notablemente Carlos Rodriguez Pastor. Él ha apoyado a Khan Academy al asegurar que lleguemos al Perú y apoyemos a las personas en el Perú. Lo ha estado utilizando, y es la anomalía en el sentido que sus colegios son privados, pero definitivamente tienen un propósito público. Y he hablado con él muchas veces de esto. Su intención es que sus colegios le sirvan a los alumnos y profesores y lograr incrementarlos e invertir en ellos. Entonces, lo que yo le diría al gobierno es que hay maneras fáciles de darse cuenta cuando la intención del sector privado, o de organizaciones sin fines de lucro o con fines de lucro, se alinea con el beneficio para los estudiantes, los profesores y la sociedad en general. Esos son los actores con los que quieres trabajar. Creo que, del otro lado, el sector privado le debe al gobierno el ser transparente y decir que no van a ganar nada de esta situación. Decir lo que van a hacer en tiempos de crisis. Creo que es muy importante que el sector privado sea muy claro en decir ‘si gano de esto, lo dono a la causa o lo reinvierto en este proyecto, cualquiera que sea’. Pero por eso veo el rol de las organizaciones sin fines de lucro, porque a veces las fuerzas del mercado por sí solas no llevan a una solución que funciona bien para nuestro sistema. Y, en teoría, el gobierno no debería hacer eso. Pero a veces el gobierno es demasiado grande y no se mueve con suficiente rapidez. Allí entran las organizaciones sin fines de lucro. Khan Academy puede jugar ese rol entre público y privado.
—¿Cuáles son tus esperanzas para el futuro próximo?
Lo desafortunado es que, en el muy corto plazo, muchos alumnos van a estar en una mala situación. Van a quedarse atrás. No van a poder acceder al aprendizaje porque no tienen acceso a Internet en casa. Pero mi esperanza es que, en el mediano plazo, en los siguientes meses, la sociedad vea que es tan crucial el acceso a Internet en casa, que el acceso al colegio en línea se vuelva como el agua potable o la vivienda. E incluso creo que todos los países tienen los recursos para lograr esto si tienen la voluntad de hacerlo. Las personas están dándose cuenta de que cada país gastó tanto en su ejército, y el ejército nos protege si nos vamos a la guerra. Ok, pero allí está. Es decir, en Estados Unidos gastamos miles de billones cada año solo por si acaso, pero ahora que se tiene una pandemia –que es como una guerra, pero contra una enfermedad–, nos damos cuenta de que no estábamos preparados y que pudimos haber gastado en eso una fracción de lo que gastamos en el ejército. Espero que cada país comience a pensar de esa forma. Por el costo de algunos jets, podríamos darle acceso a Internet a una gran ciudad. Espero que eso ocurra. Y espero que eso lleve a poder utilizar lo mejor del mundo online y presencial y fluir entre ellos. También espero poder llegar a un mundo que esté más basado en competencias. Y más allá de cómo lo lograste, sea en el aula, en Khan Academy, de un libro, si puedes mostrar que sabes el material, entonces te lo pueden reconocer e ir a la universidad, conseguir un trabajo. Esa es mi esperanza. Veremos qué sucede en los siguientes seis meses.
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