Para el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, un desafío que se volverá importante para el país, en los próximos meses, es la incapacidad de pagar deudas de “centenares de miles” de familias y empresas. Asegura que algunos de estos hogares y organizaciones no van a poder cumplir con sus obligaciones “por más esfuerzos que le pongan”.
El pronóstico de Velarde no se contradice con la realidad. El último informe de empleo en Lima Metropolitana del INEI revela que el número de limeños empleados en julio aumentó respecto a junio en 132 mil personas. No obstante, el empleo adecuado disminuyó en alrededor de 24 mil puestos de trabajo, pero el empleo informal se incrementó en 156 mil.
En el balance, hay 1,3 millones de empleos adecuados menos que en febrero de este año, cuando todavía no ocurría la crisis sanitaria, y casi 71 mil empleos informales más frente a febrero.
A decir de Hugo Perea, economista jefe para Perú del BBVA Research, el deterioro del empleo junto a otros factores ralentizarían el consumo privado y la inversión privada, lo que harían perder velocidad a la recuperación de la economía en el cuarto trimestre.
De acuerdo con Perea, que haya 1,3 millones menos de empleos frente a febrero, implica que casi un tercio de la fuerza laboral limeña ha dejado de trabajar, cuyo impacto se reflejará en la caída de los ingresos.
A ello, se suma que los ingresos laborales también se verán afectados, debido a que la coyuntura no permite aumentos de remuneraciones. Según Perea, muchas personas no podrán regresar al sector formal, lo que implicará que se incorporen en el sector informal donde los ingresos son menores.
Además, menciona que la crisis llevará a que alrededor de 2,5 millones de personas de la clase media vulnerable pasen a la pobreza.
“A esto hay que agregarle que, en este entorno de alta incertidumbre, vamos a ver cautela en el gasto de las familias y, eventualmente, aumentará el ahorro precautorio. Todo esto afectará el consumo privado”, asegura Perea.
GANADORES Y PERDEDORES
En este nuevo contexto, hay negocios tanto ganadores como perdedores.
Ignacio Quintanilla, vicepresidente senior de banca retail & CMF Perú de Scotiabank, es más optimista sobre el futuro del consumo privado. Con información disponible del banco (el tercero de mayor cuota de mercado), asegura que, al viernes 7 de agosto, el consumo con tarjetas de débito ya recuperó el 100% del monto realizado en similar periodo del 2019.
Sin embargo, reflexiona que los consumos con tarjetas de débito están limitados al ingreso disponible de las personas, con lo cual, el gasto es comparativamente menor en relación al que se realiza con las tarjetas de crédito. Y en este producto, detalla, el consumo todavía se encuentra, en promedio, 30% por debajo de similar periodo del 2019.
Así, en el gasto con tarjetas de débito, Quintanilla observa una serie de negocios ganadores y perdedores. El ejecutivo menciona que el gasto en supermercados es hoy 46% más que en similar periodo del año pasado. Lo mismo sucede con el consumo en farmacias (+29%), artículos para el hogar (+42%), artículos de mejoramiento del hogar (+75%) y en telecomunicaciones (+36%).
No obstante, el gasto en restaurantes es 67% menos que en el mismo periodo del 2019, lo mismo sucede en las tiendas por departamentos (-7%), y ropa y accesorios (-47%).
En el caso del gasto con tarjetas de crédito, el grupo de perdedores es más notorio. Hoy se gasta 94% menos que el 2019 en aerolíneas, 80% menos en restaurantes, 75% menos en ropa y accesorios, 30% menos en automotriz, 93% menos en alojamiento, 58% menos en gasolineras, 40% menos en tiendas por departamento, 93% menos en viajes y 42% menos en entretenimiento y deporte.
Todo esto sucede, según Quintanilla, porque las personas están sustituyendo consumos, están reemplazando el supermercado por el restaurante y al hacer ‘home office’ y no salir a la calle, no están demandando nuevas prendas de vestir.
En el caso de los centros comerciales, la situación sería peor a la que pintan los consumos con tarjetas. De acuerdo con Juan José Calle, director del gremio de centros comerciales, el negocio ha sido golpeado con el 40% de sus ingresos y está pérdida aumentaría en un 15% más con la cuarentena generalizada de los domingos.
Calle afirma que muchos restaurantes han invertido en sus protocolos y la nueva cuarentena podría llevarlos a un cierre definitivo.
Así, la situación para el consumo no pintaría tan bien por más que se sea optimista. El área de estudios económicos del Banco de Crédito (BCP) prevé que el deterioro del mercado laboral generaría un impacto (choque) negativo en la demanda en los próximos meses, por lo que sería necesario, según Perea, un impulso del gasto público para compensar la caída del gasto privado.
De esta manera, se requeriría un trabajo conjunto entre los sectores privado y público para adoptar las medidas que ayuden a evitar que se contraiga el consumo.
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