Tras la anunciada llegada de la marca estadounidense, la joyería peruana Aldo & Co. está lista para hacerle frente.
Tras cinco años de operaciones en Chacarilla, la joyería Aldo & Co inauguró su segundo local en la Av. El Bosque (San Isidro), cuenta Franco Noriega, gerente de Márketing de la marca.
—La tienda en San Isidro tiene dos meses y la inversión fue de casi US$3 millones. ¿El mercado les ha sonreído?
En el primer mes [mayo] superamos nuestro presupuesto de ventas. Junio fue más duro por el tema político, pero julio nos ha sorprendido. Vendimos 50% más que el primer mes.
—El pronóstico para lo que queda del año es bastante positivo.
Este año creceremos más o menos entre 18% y 20%. Esperamos superar los US$20 millones [en ventas].
—En Lima, al menos en el corto plazo, ¿crecerán con tiendas con puerta a la calle?
Si abrimos más puntos de venta, será mediante módulos en Saga Falabella o ‘malls’. Este año vamos a abrir uno en el Saga de San Isidro, otro en el de Miraflores y un tercero en el centro comercial Salaverry.
—¿En provincia entrarán también con módulos?
Sería nuestra opción si buscáramos entrar a plazas en las que no estamos aún, como Trujillo o Arequipa. Aún no se ha examinado la posibilidad, pero podría darse el próximo año.
—En Cusco y Puno, provincias en las que están hace más de 10 años, la venta es básicamente a turistas.
Antiguamente el turista compraba joyas precolombinas. Ahora compran 50-50, entre joyas modernas y precolombinas. Lo que estamos explorando, más en Cusco que en Puno, es la venta local.
—También piensan llegar a Estados Unidos el próximo año.
La idea es entrar con un ‘partner’ en una tienda por departamentos para probar el mercado, algo muy parecido a lo que hacemos con Saga Falabella, pero todavía en el 2018. A Colombia y a Chile podríamos entrar en el segundo semestre del 2017 vía Saga Falabella.
—Tiffany llegará al Perú a finales de este año. ¿Están preocupados?
Nos estamos ocupando de la llegada de Tiffany, no preocupándonos. El público sudamericano podría no estar preparado para gastar US$15 o US$20 mil en un anillo de compromiso.
—¿El público no paga por marca?
El certificado que emitimos es el mismo. El sobreprecio de marca no está bien visto en Sudamérica.
—¿Eso no cambiaría con el tiempo? Un trabajo de ‘branding’ podría voltear la torta en un mediano plazo.
Este año Tiffany ha decrecido. Si bien es una marca poderosa, el mercado peruano es pequeño. Son pocas las personas en Lima que la conocen y que pueden adquirirla. Además, el peruano está acostumbrado a una cortesía de precio, quiere pagar en partes.
—¿Tiffany no permite esto?
No, tiene una estructura más rígida. No sé con qué portafolio van a llegar, pero nos estamos preparando para eso. Todos nuestros anillos de compromiso los venderemos ahora también en platino, material ofrecido por Tiffany. Hemos invertido más de US$80 mil en un taller.
—¿Su diferencial está en los precios?
Aldo es un estilo de vida. Siempre buscamos dar cortesías a nuestros clientes. Por ejemplo, si compras un anillo de compromiso, te obsequiamos las alianzas de matrimonio. Tenemos la misma calidad que las marcas extranjeras, pero con un trato preferencial.