Dentro de los próximos doce meses, la transnacional de cosméticos Avon podría declararse en quiebra tras registrar un flujo de caja negativo en sus operaciones y una serie de percances que han afectado el desempeño de la empresa.
Según el sitio especializado Seeking Alpha, la deuda de la empresa llega a más de US$2.1 mil millones a largo plazo, además de contar con un patrimonio neto negativo y un modelo de negocios que ha fracasado en renovarse.
A principios de este año, Avon se transformó en una empresa exclusivamente internacional tras vender sus acciones domésticas a Cerberus Capital Partners (CCP), lo que le permitió mantenerse a flote y retrasar su eventual quiebra.
CCP adquirió las operaciones domésticas de Avon durante el primer trimestre de este año por US$335 millones. Esto asentó un escenario de operaciones riesgoso para la empresa, que ahora cuenta con operaciones en moneda local pero con una deuda a largo plazo en dólares, dejando a CCP con una participación del 17% en la empresa.
Avon es una empresa estadounidense de cosméticos, perfumes, juguetes, joyería de fantasía y productos para el hogar que fue fundada en Nueva York hace 30 años por David H. McConnell.