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Internet llegará a 19 millones de peruanos en el 2019 - 1
Marcela Mendoza Riofrío

¿Se imaginan que un auto se cruza la luz roja y en ese instante el sensor del semáforo envía una foto al municipio y la  multa al correo del transgresor? ¿O que un auto está emitiendo demasiado CO2 y por ende el sensor emite la respectiva notificación al interesado para que lo lleve al taller? Esto no es ciencia ficción, ya ocurre algo parecido, pero un poco más lento, en algunos distritos de Lima y el Callao y tranquilamente podría aplicarse a toda la ciudad.

Eso es lo que hacen las : resolver de manera más eficiente sus problemas. Y Lima no anda tan mal en esa tarea, pues según un estudio de la Universidad de Navarra (España) ocupa el puesto 16 entre las ciudades capitalinas del mundo que más avanzan rumbo a convertirse en ciudades inteligentes. El problema es que a nivel país, contando nuestras otras ciudades, (103 de 143 casilla para ser exactos).

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Guillermo Jimenez, director de ventas para la región de Alcatel-Lucent, comenta que estas cifras nos revelan una realidad que ya sospechábamos: nos falta aún mucho como país para acercarnos a los niveles de modernidad que tienen otros países, pero podemos replicar las experiencia de Lima y otras capitales de la región y avanzar en ese camino a la modernidad que no solo trae bienestar entre los ciudadanos sino que contribuye a reducir la contaminación, hacer uso eficiente de la energía y lograr procesos más productivos.

NIVELES PROGRESIVOS

Cuando se habla de montar una ciudad inteligente, precisa, hablamos de varias capas. Esta la capa de lo que se ve, es decir la implementación de herramientas, plataformas y aplicativos de gran utilidad en cada uno de los sectores comerciales, servicios o industrias. Estas herramientas usan inteligentemente los recursos y reducen la contaminación atendiendo al plan - 20% menos es la meta global - y también conllevan una reducción de complicaciones para los usuarios, principales beneficiarios. Aquí entran las comunicaciones entre objetos (Internet of Things o M2M) como ejecutores de esa mayor productividad. 

La siguiente capa de la ciudad inteligente es donde se procesan todas esas aplicaciones y software. Lo primero es una plataforma común, que los expertos presentes ayer en el evento  recomiendan trabajar con códigos abiertos para lograr una inteoperabilidad fluida (que no estén diseñadas en forma que no puedan integrarse con productos de otros fabricantes) y que el diferencial esté en los valores agregados y no en el manejo de uno u otro código de programación.

(Foto: Google)

En un siguiente nivel está el procesamiento mismo de los datos, el cual reconocen que será en gran mayoría a través de grandes que apuestan por la virtualización de servidores y redes y por el almacenamiento en (cloud computing). Esto significa no solo que crecerá o deberá crecer la oferta de servicios cloud sino que la infraestructura instalada de centros de datos (data centers)  deberá ampliarse, generando un enorme reto para la industria tecnológica local, que necesitará duplicar su capacidad instalada.

Luego viene la base, sin la cual no se puede concretar todo esto. Hablamos de las redes de . Sin conexiones a Internet de banda ancha, ya sean fijas o móviles, no hay forma de que se puedan comunicar las máquinas y las personas y se haga viable el uso de esas aplicaciones inteligentes que convierten a una ciudad tradicional en una "smart".

TAREA PENDIENTE

Luis Montes, director de (Fondo de Inversion en Telecomunicaciones), estableció que es urgente revertir la brecha en conectividad que tiene el país y si bien se han dado ya pasos importantes con la ejecución de la , que viene avanzando sin retrasos enlazando capitales de provincias, y con el inicio de concesiones de redes regionales para enlazar las capitales de distrito, falta cubrir todas las localidades pequeñas de dichos distritos, para lo cual se necesita una inversion adicional de US$1.800 mlls.

Para lograr avanzar en este camino y convertir las ciudades del país en ciudades inteligentes urge, según Luis Montes invertir más de lo que ha calculado el sector privado como un déficit de infraestructura de telecomunicaciones. “Necesitamos mucho más de US$20 mil millones en inversiones. US$12 mil millones no serán suficientes para conectar con fibra y antenas móviles”, resalta.

El potencial de negocios de la red dorsal ya atrajo la mirada de varias multinacionales, como AT&T. (Foto: Juan Ponce Valenzuela / Archivo El Comercio)

En nuestro país el nivel de conectividad todavía es incipiente. La primera meta será superar el 50% de conexiones a , refiere Montes, pero eso debe venir acompañado de proyectos que hagan llegar el servicio hacia las zonas más alejadas, tal como se viene haciendo en otros países.

Gonzalo Ruiz Diaz, presidente de , también estuvo en el encuentro y coincidió en la necesidad de avanzar en el montado de infraestructura, para lo cual cito que desde su rol de regulador se han empeñado por dar a las empresas un entorno competitivo que fomente las inversiones y reforzado las reglas para exigir conexiones de calidad.

Según Ruiz, sin conexiones de calidad no hay conectividad que soporte el tráfico que todas las aplicaciones inteligentes piden. Osiptel, dice, ha venido organizando iniciativas de supervisión más intensas y siguen trabajando en seguir los modelos que imperan en la región y lograr que los operadores den soluciones rápidas con redes redundantes. En este sentido calificó que la aceleración de los trámites por parte del ha sido importante, pero reconocí que todavía falta mucho por hacer.

A nivel político, como municipios y Estado central, añade Jimenez, lo que falta es poner más empeño en lograr que se facilite el acceso al montado de redes y políticas coherentes que permitan la integración de las industrias para tener la infraestructura que les hace falta para  facilitar a los diferentes sectores económicos que puedan ser más eficientes en usos de sus recursos. La tarea es ardua, pero viable, y arranca con solucionar la eterna discusión en torno a la facilitación al montado de infraestructura. Sin ello, nada de lo subsiguiente puede hacerse realidad. 

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