Dicen que de las crisis pueden salir las mejores ideas. Ante la paralización de actividades por el COVID-19 y una lenta reactivación por fases que irá involucrando a ciertos sectores en diversas etapas, los retos que deben asumir los negocios peruanos para no desaparecer son enormes. En el Perú más del 90% de las empresas son pequeñas; quizás las más expuestas ante cualquier embate. Pero en medio de esta situación adversa, dos empresas ejemplifican la importancia de reaccionar rápido, y sirven de ejemplo para retratar a los empresarios peruanos que continúan avanzando.
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VOLVIENDO A SUS ORÍGENES
De la pastelería San Antonio se habla desde que empezó la cuarentena, el 16 de marzo. La empresa fue reconocida por muchos luego de que su CEO, Rubén Sánchez, precisara que regalarían toda su mercadería a sus empleados, pagarían sus utilidades y sus sueldos hacía fines de marzo, a pesar de tener que cerrar sus puertas. A poco más de un mes de hacer este anuncio, la pastelería se transformó en un minimarket -empezando con uno de sus locales, ubicado entre las avenidas Angamos Oeste y Tudela y Varela- y ahora solo ofrece productos empaquetados, para garantizar su inocuidad y evitar riesgos en la compra.
Para San Antonio, en realidad, convertirse en un minimarket es regresar a sus orígenes: la firma nació siendo una bodega, en 1959, fundada por Jose Vila y Emilio Fernández, y luego pasó a ser en una pastelería que hoy cuenta con seis locales en Lima.
“Si no nos transformábamos como lo hemos hecho, hubiéramos tenido que liquidar la empresa. No hay empresa que soporte tanto [manteniendo todos sus compromisos]. Hemos eliminado por completo las mesas y sillas, colocamos góndolas, congeladoras para la venta de pescados, carnes, etc. [...] El expendio de productos listos siempre ha sido un componente importante de nuestro ritmo de ventas; eso nos ha permitido estar acostumbrados a este ritmo de trabajo”, detalla a El Comercio Rubén Sánchez.
Para mantener a su fuerza laboral operativa, San Antonio permitirá que sus mozos puedan hacer delivery de los productos con sus propios medios de transporte, que están asegurados por la empresa. En ese sentido, un sustituto de la propina, que suele ser un ingreso variable pero importante para los mozos, será el adicional que se cobra por el servicio de envíos a domicilio.
“Lo que estamos haciendo con ellos es permitirles que hagan el delivery a cambio del cobro que hacemos por este servicio. Que el extra vaya directamente a sus bolsillos, porque ellos viven de las propinas también”, comenta el ejecutivo.
Detrás de esta estrategia, que se ampliará al resto de locales de la empresa conforme abran sus puertas, se mantiene el objetivo central de mantener a flote a su operación y a su gente.
“Hasta donde podamos, vamos a conservar el trabajo de nuestros empleados. Para eso nuestros accionistas han estado dispuestos a hacer las capitalizaciones que sean necesarias. Tenemos 60 años y mucho de nuestro personal tiene veinte, hasta treinta años trabajando con nosotros. Son familia. Una de las ventajas competitivas que tiene San Antonio es su gente, el servicio, la calidez y el conocimiento de los clientes. Es una relación casi familiar. No escatimamos nunca en proteger a nuestros empleados todo lo posible”, precisa.
El año pasado, el grupo empresarial cerró con una facturación de S/120 millones. Este año tenía planes más agresivos, como crecer un 50% en el número de tiendas -para llegar a tener en total nueve-; pero la crisis del coronavirus ha paralizado estas aspiraciones. “Me va a costar negociar las condiciones de los locales que quería abrir porque los contextos son completamente diferentes. Pero esta crisis no solo nos golpea a nosotros, golpea también a los que nos iban a rentar los locales. Acá la idea es reactivar la economía y llegar a condiciones que satisfagan las expectativas de todos. Pero lo más importante es preservar el empleo", remarca Sánchez.
Así como San Antonio, otro negocio que opera como restaurante pero está transformándose a un minimarket es Poke 51. La empresa anunció a través de sus redes sociales que pronto abrirá un ‘fish market’ adaptándose a las demandas actuales por productos frescos y congelados, donde ofrecerá variedades marinas e insumos para que sus consumidores puedan preparar su propio sushi o platos en casa.
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DE LOS AUTOS A LAS CASAS
En otro lado de la cancha se encuentra Spray Wash, una compañía que tiene cinco años en el mercado (desde el 2015) y que se caracterizó por ser una de las primeras en ofrecer el lavado ecológico vehicular en el país.
“Tenemos dos líneas de negocio: una de delivery, en la cual tenemos a motorizados que van a casas, departamentos, oficinas y lavan los carros de nuestros clientes; y otra más grande que es un negocio de concesiones, donde pactamos relaciones comerciales con empresas como Cencosud, con quien tenemos 14 operaciones entre Wong y Metro, entre otras firmas”, explica el cofundador de la empresa, Ricardo Armas.
Cuando se decretó la cuarentena y prácticamente se detuvo gran parte de la circulación vehicular en la ciudad, todas las operaciones de Spray Wash cerraron. Ante esta realidad, Armas y su socio, Samuel Carty, tomaron la decisión de no detenerse.
“Nos dimos cuenta que el cuidado de la salud se venía con fuerza. La necesidad de la desinfección. Nosotros, estando muy cerca de este giro de negocio, decidimos aprovechar la capacidad logística que tenemos para desarrollar una nueva línea que nos permitiera operar, apostando por que todo lo que es saneamiento podría funcionar. Mientras nos recuperamos de esta debacle, le damos la oportunidad de operar a toda la gente que trabaja con nosotros y que tenemos parada”, indica.
A la firma le tomó 30 días ultimar los detalles para tener una operación formal, conseguir maquinaria e indumentaria y capacitar a sus empleados en los procesos que correspondían. Así, hace unos días lanzó dos nuevas líneas de negocio: Spray Wash Home y Spray Wash Office.
“Mantenemos la línea de la compañía que es la responsabilidad corporativa, la importancia que le damos a nuestros colaboradores, la innovación y calidad en el servicio, que es algo que en el rubro de lavado vehicular no ha existido. Nunca se le ha dado el prestigio y el valor necesario a lo que es un lavador de carros. Nuestra intención hace dos años fue darle una preponderancia técnica a nuestros lavadores: que sean reconocidos por lo que hacen. Queremos que sea así también con este cambio”, comenta Armas.
LA IMPORTANCIA DE TENER UN PROPÓSITO
Para Cesar Meza, CEO & director de Estrategia de Mu Márketing & Content Lab, ambos casos reflejan un concepto acuñado por escritor Simon Sinek sobre el “círculo dorado”: la importancia de que una empresa sepa qué hace, cómo lo logra y, sobre todo, por qué lo hace.
“Hay gente que subestima el concepto del propósito de una empresa porque lo cita como cliché, y en realidad tiene mucho sentido para el valor de las empresas. Para San Antonio está claro que su propósito siempre estuvo ligado a satisfacer a sus clientes y darles un servicio excepcional. Para ello crearon toda una filosofía de trabajo. [...] En el caso de Spray Wash, su propósito no es vender productos de limpieza para carros, es otorgar un servicio de limpieza de menor impacto posible para el medio ambiente. Ese propósito lo pueden cumplir”, considera.
El especialista añade que para las empresas que tienen claro por qué hacen lo que hacen -que va más allá del dinero, explica, porque eso es consecuencia de un propósito-, y que cuentan con empleados que comparten esta premisa, es muy fácil reinventarse. “Pero cuando no tienes un propósito compartido, evidentemente la situación se complica”, menciona.
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Milton Vela, director general de Café Taipá, asevera que es clave la cultura corporativa y el liderazgo en el caso de ambas empresas, y de cualquiera que pueda estar lista para hacer un cambio similar. “Acá hay un aspecto importante de cultura corporativa abierta al cambio, ágil, y en situaciones de crisis te das cuenta que hay empresas que están listas para hacerlo de forma rápida”, precisa.
Coincide, además, en que es ventajoso tener un propósito que permita que la empresa vaya más allá del beneficio a sus clientes; pero añade que en esta coyuntura la figura de un buen líder o un CEO que conecte con sus colaboradores es vital.
“En ambos casos hay un tema de liderazgo muy importante. Lo segundo es que para que seas ágil y reacciones a los casos, debes ser consciente de que puedes quebrar, que tu modus operandi actual ya no sirve, rechazar la soberbia en el sentido de que puedes fallar, pero necesitas cambiar. Es un ámbito de acción y aquí predomina el liderazgo”, puntualiza.
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