Además del dinero, algo indispensable para los emprendedores es el uso de Internet y las redes sociales para impulsar sus nuevos negocios, asegura Paloma Casanave, dueña de la pastelería Miss Cupcakes, quien al inicio realizaba el 100% de sus ventas online.
“El mayor reto fue hacer conocido el producto porque la única referencia peruana que teníamos de un cupcake era el queque Pic. Mi negocio no hubiera despegado sin las redes sociales. El primer día que abrí la tienda física, hicimos 200 cupcakes que se agotaron en 20 minutos. No calculé que la gente ya me conocía”, cuenta.
Una situación muy parecida fue la que tuvo que enfrentar Paola Ford, creadora y gerente general de la zapatería Lalalove, pues las redes sociales fueron igual de importantes al inicio de su negocio. “Comencé con Lalalove en la sala de mi casa.
Publicaba las fotos de los pocos zapatos que tenía en Facebook [...], lo que me ayudó a crear una comunidad de Lalalovers que nos acompaña hasta hoy”, refiere la empresaria.
Sandra Sevil, dueña de la marca de accesorios Sophie Crown, concuerda. “Gran parte del branding y diferencial de Sophie Crown consiste en la relación virtual que tenemos con nuestros clientes. Más allá de las consultas puntuales sobre precios y stock, mantenemos conversaciones no solo antes de la venta, sino también después”, detalla la emprendedora, quien calcula responder entre 30 y 40 mensajes de Facebook diarios.
El uso de Internet para la creación de nuevas marcas está marcando una nueva tendencia en el mercado peruano, dice Juan Carlos Mathews, director del Centro de Educación Ejecutiva de la Universidad del Pacífico. “Lo que está primando es el mercado de los ‘millennials’. Hay varios estudios que indican que podrían llegar a ser el 75% de los consumidores al 2025. El mercado de ‘retail’ tradicional ha dejado de crecer a dos dígitos por varios factores, siendo uno de ellos la aparición de este tipo de negocios”, explica.
Mathews asegura que los consumidores prefieren evitar las colas y tener servicios simplificados que aprovechen la tecnología. Así, continúa, es imperativo para el ‘retail’ tradicional pensar en el consumo online. Por otro lado, las redes sociales obligan a no fallar. “Reposicionar una marca es mucho más difícil que sembrarla en un mercado nuevo. Las respuestas deben ser en tiempo real o suceden casos como el de Domino’s Pizza”, refiere Mathews, recordando la crisis que sufrió la franquicia en el Perú a raíz de una denuncia en redes.
No obstante, las redes también tienen un lado positivo. La evolución de Facebook, por ejemplo, ha permitido que las empresas tengan un mejor control y monitoreo virtual de sus negocios, incluso mediante el uso de un pago publicitario corporativo. Así, la manera en que las empresas se comunican mediante las redes sociales también ha cambiado. “Veo mis primeras publicaciones y todo era ‘cómprame, cómprame, cómprame’. Hace tres años que no uso esa palabra [...] La comunicación ahora es más provocativa. Se cuentan más historias”, advierte Casanave.
Paso a paso
¿Cómo comenzar un negocio sin un centavo? Sevil tocó puertas por seis meses hasta que encontró su oportunidad. “Aprendí sobre la marcha cómo hacer un sistema de ventas, cómo lidiar con las quejas, cómo empaquetar y lo que esperaba la Sunat de mí”. Sobre lo último, la empresaria aseguró que no encontró un soporte de información adecuado. “Al parecer, no es usual que alguien pregunte antes de hacer. Debería existir una guía que te explique cosas sencillas, desde cómo sacar un RUC hasta qué es y cómo funciona Indecopi”, resalta.
Esto, según Mathews, debería ser tomado en cuenta tanto por las instituciones estatales como por las educativas. “Es una necesidad en el mercado que las universidades e institutos no están aprovechando”, asegura, pues el empresario, por más pequeño que sea, debe contar con conocimientos básicos de márketing, finanzas, administración y recursos humanos.
Por otro lado, las entidades estatales aún están estructuradas para atender a servicios tradicionales. “Bajo esa lógica tiene sentido que un funcionario reciba preguntas sobre estos negocios nuevos y no pueda contestarlas porque tiene que consultarlas primero”, asegura. Crear un gremio o sumarse a uno sería el primer paso para llegar con mayor eficacia al Estado, asegura. Por ejemplo, propone que la Cámara de Comercio de Lima tenga un comité de negocios no tradicionales. “Sunat no escucha a una empresa particular, pero sí podría responder a un gremio”, afirma.
Soluciones
Tanto Sevil como Casanave cuentan que conversar y compartir con otros emprendedores es la clave para seguir creciendo y aprendiendo. Además, resaltan la importancia de reinvertir al menos en los primeros años del negocio. Para Ford, el proceso fue igual de empírico. “No me hice horario, no lo puse por escrito y tampoco hubo un plan de negocios. Con el adelanto de un pedido, confeccionaba nuevos modelos y le pagaba al zapatero que me ayudaba con la producción. Todo el dinero entrante era reinvertido, situación que se mantuvo por un año”, cuenta. Asimismo, las tres emprendedoras coinciden en la necesidad de la capacitación, tanto para ellas como para el personal que las acompaña.