Más allá del discurso de 28 de julio del presidente Pedro Pablo Kuczynski, a través del cual deja claro hacia dónde quiere llevar el país (como lo debe hacer un líder), y la lucha que dará contra la corrupción, pensemos a largo plazo. Reflexionemos sobre aquellos cambios vitales que requiere el Perú y que es indispensable que trasciendan a los gobiernos, aquellos que permitan crecimiento, aquellos que hacen a los estados eficientes.
Si Kuczynski continuara con las reformas estructurales, que alguna vez se iniciaron pero que nunca continuaron, y menos concluyeron, no será probablemente su gobierno el que vea los frutos de estos cambios; pero será la historia, la que reconozca en él y su equipo lo hecho. Me refiero a los cambios que se necesitan para poder enfrentar tiempos complicados; pues, como ha ocurrido en los últimos 300 años, los ciclos económico en el Perú se repiten; así, estaríamos por ingresar a un período que podría ser duro.
En “El desarrollo de la economía peruana en la era moderna”, Bruno Seminario ha analizado los ciclos económicos del Perú entre los años 1700 y el 2012. Se trata de la estadística continua más extensa de la historia peruana y la región. Seminario sostiene que en el país, históricamente, la economía crece durante un promedio de 32 años y se contrae durante 18. En base a estas cifras, en “Cuando despertemos el 2062: Visiones del Perú en 50 años”, documento también publicado por la Universidad del Pacífico, al igual que el libro citado, Seminario sostiene que entre el 2025 y el 2030 (9 años más, no es mucho) el crecimiento podría ser reemplazado por una depresión, un largo período de caídas del PBI per cápita, similares a las de los años 80. Y es que se terminaría en el Perú una etapa impulsada, como casi siempre ha ocurrido, por industrias exportadoras de materia primas.
Para revertir esa caída, Seminario plantea un escenario liderado por el sector servicios, específicamente por el turismo, para dejar de depender de la minería y la construcción. Ello debe ser producto de reformas que diversifiquen nuestras fuentes de ingresos (una estrategia para exportar servicios como lo hizo España en los años 40). Así, Seminario cree que los daños futuros podrían evitarse.
Pero no quiero ser pesimista al iniciarse un nuevo gobierno compuesto por técnicos con una trayectoria que conocen de las necesidades de estas reformas; aunque eso no quita que debemos estar atentos a que se avance con estos cambios para sostener el crecimiento y evitar que peligre.