José Borda tiene más de 20 años trabajando en el Sistema Coca-Cola en Latinoamérica. El ejecutivo, que fue elegido para reemplazar a Johnny Lindley, tiene como reto el lanzamiento de nuevas marcas y de llevar a buen puerto el proceso de reestructuración que inició la firma en el 2010.
¿Cuál es su balance de estos primeros seis meses al frente de la compañía?
Positivos. Hoy, después de algunos años, finalmente empezamos a cosechar los frutos de la reconfiguración del negocio (en la parte productiva y logística) y del proceso de profesionalización que Johnny Lindley (hijo) decidió iniciar el 2010. El impacto se sentirá sobre todo en los resultados operativos del segundo trimestre.
¿Qué tan importante será esa mejora?
Muy significativa. No puedo darte mayores detalles hasta el 17 de julio que tenemos la conferencia telefónica con nuestros inversionistas. Pero lo cierto es que también influirán en este resultado, las inversiones que hemos realizado los últimos años pues nos ha permitido ganar eficiencias (particularmente los US$140 millones desembolsado en la megaplanta de Trujillo) , y una mejora en el consumo.
¿En Lima o provincias?
Básicamente en Lima se nota un cambio significativo. Hasta hace pocos meses la demanda se concentraba en el norte.
Los dos últimos años, el alza del dólar golpeó duramente sus ingresos. ¿La recuperación que menciona también se reflejará en sus utilidades? ¿Qué acciones tomará para evitar que suceda lo mismo este 2015?
Los resultados en la parte financiera dependerán de cómo se mueva el dólar. Lo importante para la compañía son los buenos resultados que estamos logrando en la parte operativa. Es cierto, que los resultados aparecen golpeados en el corto plazo, pero en el momento que la divisa se estabilice los resultados mejorarán sobre todo a futuro. En tanto, hemos tomado mayores coberturas y evaluamos diferentes mecanismos para reducir el impacto. Desde ‘swaps’, una reestructuración de nuestra deuda y una emisión de soles.
¿Qué metas se ha trazado para su gestión?
Para este y el próximo año lo importante será consolidar el proceso de reconfiguración del negocio, que también busca mejorar la red logística y descentralizar la producción, con la construcción de megaplantas.
Tenían un plan de inversiones muy agresivo por US$1.000 millones hasta el 2019. ¿La desaceleración económica los ha hecho reevaluarlo?
No lo hemos modificado, pero sí hemos espaciado un poco algunos proyectos específicos. Por ejemplo, este año teníamos previsto iniciar la construcción de nuevos centros de distribución en los terrenos que adquirimos en Villa El Salvador y Huachipa, pero decidimos postergarla para el próximo año. No obstante, también lo hemos hecho porque luego del proceso de reconfiguración del negocio, ganamos eficiencias.
¿Cuándo estará operativa la planta de Pucusana y de qué forma los beneficiará?
Esperamos inaugurar la fábrica en el último trimestre del año. En términos de capacidad instalada nos hará crecer 150%. Dado que Trujillo tiene costos de producción muy bajos, en los últimos meses hemos traído desde esa ciudad algunos productos, pero ahora ya no será necesario. Eso también nos permitirá ahorrar costos y mayor flexibilidad en la parte de producción para realizar más lanzamientos.
¿Después de Pucusana qué vendrá? ¿La siguiente megaplanta estará en Arequipa o eso aún está en evaluación?
Varios proyectos. El 2016 vienen los nuevos centros de distribución en Lima y nuevas inversiones en Arequipa. Hemos hecho diferentes estudios y creemos que Arequipa tiene una fábrica que puede crecer en los próximos 20 años. Allí no empezaremos de cero, como sucedió con Pucusana. Lo que haremos es repotenciarla, sumando parte de los activos que han quedado liberados de la planta del Rímac (que se convertirá en oficinas corporativas).
Uno de sus retos será trabajar en el lanzamiento de nuevos formatos y de las versiones retornables sobre todo en aguas y jugos. ¿Qué tiene en mente?
Algunas cosas ya pueden verse. Acabamos de lanzar presentaciones de 237 mililitros no retornables de Inca Kola y Coca-Cola Zero y esto solo es el comienzo. Iremos por varios frentes. Para los clientes que ya nos conocen tendremos productos diferentes. Para los que solo nos consumen ocasionalmente, les ofreceremos productos más accesibles y estaremos presentes en los sitios en los que aún no llegamos.
¿El énfasis que tendrán los formatos retornables es su estrategia para combatir la desaceleración?
La persona que toma una bebida retornable solo paga por el líquido. Esa es la mejor forma y la más económica de acceder a un producto de calidad como Coca-Cola e Inca Kola. Estamos reforzando nuestra apuesta por los retornables, porque sabemos que funciona bien, particularmente para escenarios como el actual.
¿Qué tan activos los veremos en cuanto a lanzamientos?
No puedo hablarte en forma específica de nuestros planes, pero sí puedo adelantar que tenemos un ‘pipeline’ de innovaciones bastante ambicioso. Hoy ya tenemos identificados todos los productos que vamos a lanzar entre el 2016 y el 2018. Se vienen años bastante movidos para la compañía.
¿Pero tienen algo concreto para lo que resta del año? ¿Los veremos en nuevas categorías?
Sí. Tenemos lanzamientos interesantes que implican ingresos a nuevas categorías y algunas mezclas. Así como una reconfiguración de nuestro portafolio de bebidas no carbonatadas.
¿Qué lección les dejó La Moradita?
Varias. La primera es que el que no apuesta no gana. Y nosotros siempre nos arriesgamos, sobre todo si se trata de innovar. La segunda, es no subestimar el impacto de las redes sociales. Pienso que el lanzamiento de La Moradita fue positivo y que el recibimiento (inicial) del producto también. Si después hubo un cambio de parecer en el consumidor fue porque en parte leyó opiniones en las redes en las que se decía que el producto era malo. Eso marcó un hito y de ahora en adelante una empresa que desee hacer un lanzamiento debe darle mucha fuerza a las redes sociales.
¿Tan grande puede ser el impacto de las redes como para descontinuar un producto? Algunos especialistas aseguran más bien que pecaron de soberbios al no reconocer que la preferencia del consumidor apunta hoy a lo natural.
No lo llamaría soberbia. Si lanzamos La Moradita fue porque identificamos una oportunidad de negocio. A veces se lanzan productos y no funcionan. No será la primera ni la última vez y no por ello dejaremos de seguir innovando.
¿Qué expectativas tienen para lo que resta del año? ¿El 2015 será mejor que el 2014?
Sí, definitivamente será mejor. Ya se observa una recuperación del consumo más robusta. El único problema que vemos en este momento es el sur, donde más bien habíamos cifrado nuestras expectativas de crecimiento. Pero, confiamos en que despegue el 2016.
¿Se habló de la posibilidad de fabricar Inca Kola en Chile, qué pasó con ese proyecto?
Hoy se produce Inca Kola en muchos países del mundo sobre todo en mercados en los que hay una comunidad importante de peruanos. Lo que tenemos en cartera es un proyecto para llegar a China y aprovechar ese gran mercado. Es un desafío que nos lanzó el CEO de Coca-Cola y que esperamos cumplir en un futuro.