Exclusivo, a veces único, de calidad y costoso. Estos son algunos de los ingredientes del lujo, una industria que siempre estuvo pero que despertó con la llegada de nuevos jugadores y que cada vez es menos esquiva para el consumidor peruano.
Gastar US$50.000 en trajes a la medida en la tienda Ermenegildo Zegna, US$3.500 en una pieza que incluya diamantes de Diamante Perú o unos aretes de perlas Mikimoto de la casa joyera Aldo & Co., ya no sorprende. Lo que sí sorprende es que poco a poco son más personas las que pueden darse estos lujos, haciendo más apetitoso a este nicho.
El nivel socioeconómico (NSE) A/B se ha expandido y lo ha hecho de manera acelerada, comenta Christian Gonzales, gerente comercial de Arellano Marketing. Hoy los segmentos A1, A2 y B1 representan el 11,8% de la población de Lima, es decir, poco más de un millón de personas, informa la consultora.
Esto, sin duda, aporta a que el nicho que consume bienes de alta gama aumente.
PEQUEÑOS CAPRICHOS
“El consumo en los últimos años ha cambiado significativamente por la mejora de la economía, ahora hay más jóvenes con alto poder adquisitivo y mujeres que trabajan”, afirma Aldo Noriega, dueño de Aldo & Co.
Su compañía vende en promedio un reloj por día y ha colocado piezas que han superado el millón de dólares.
Para Gerardo Zela, gerente general de Diamante Perú, no solo hay más gente comprando sino que gastan más por transacción. “Entre el 2007 y el 2013 los clientes gastaban de US$800 a US$2.000; ahora manejan presupuestos de US$2.500 a US$3.500 en la compra de diamantes, incluso gastan US$25.000 por pieza”, asevera.
Carlos del Solar, gerente general de Designers, coincide en que el ticket de compra ha aumentado un poco y recuerda que cuando abrió la primera tienda de Ermenegildo Zegna, todos le dijeron que estaba loco. “Esta tienda en su primer día vendió US$14.000 y hoy factura más de US$1,5 al año. Hay clientes que han llegado a desembolsar en una sola compra US$115.000 en trajes a medida”, acota.
Según Yarina Landa, gerenta comercial del Jockey Plaza, en los últimos 5 a 8 años el poder adquisitivo ha dado un salto. “Este es otro país y va a seguir cambiando en los próximos años”, asegura.
No es gratuito que la austriaca FreyWille haya decidido abrir su segunda boutique de la región en Lima. En su tienda del Jockey Plaza venden anillos desde S/.4.500 y piezas con aplicaciones de diamantes de S/.38.000 a más, detalla Biviana Buitrago, gerenta del área internacional de la marca.
Eyes illusion, en el mismo centro comercial, exhibe gafas de Cartier de oro sólido valorizadas en S/.16.000. En el primer trimestre del año, los productos de lujo representaron el 37% de sus ventas y apuntan a llegar al 50% en tres años.
BRILLANTE OFERTA
Aldo Noriega destaca que hablar de joyería no necesariamente implica lujo. “Dentro de las joyerías somos muy pocas las empresas que estamos en este nicho, no es el común denominador”, señala.
En efecto, en el país son menos de 10 los jugadores en el segmento de joyería, relojería y artículos de lujo. Además de Aldo & Co, destacan Casa Banchero, G&G Joyeros, Murguía, Diamante Perú, Plaza Vendome (del grupo ecuatoriano Eljuri) y las austriacas FreyWille y Swarovski.
Sin embargo, estas representan a unas 60 renombradas marcas (Riedel, Crepier, Bvlgari, Omega, Hublot, Dior, Zenith, MontBlanc, entre otras). Solo Gucci, Breitling y TAG Heuer tienen tiendas exclusivas de relojería que son manejadas por G&G Joyeros.
Un mundo aparte es la categoría de prendas de vestir y accesorios. Aquí la oferta aún se puede contar con los dedos, pues existen alrededor de 11 marcas con boutiques. Esto incluye a las marcas que se encuentran en el límite del lujo como CH Carolina Herrera, Coach, Adolfo Domínguez y Max Mara, según Tomás Vega, director gerente del Grupo Yes.
Las compañías que representan a estas marcas en el país también son pocas. Entre estas destacan Designers (con Versace Collection, Moschino, Ermenegildo Zegna y Etro), el Grupo Yes (con Emporio Armani, Pal Zileri, Hugo Boss y Adolfo Domínguez) y el grupo panameño Fiore Internacional con Salvatore Ferragamo.
Se espera que en el corto plazo el número de marcas crecerá a 16, pues Designers sumará tres (entre las que destacan Versace y Missioni), mientras que el Grupo Yes traerá las marca de vestidos de novia Rosa Clará y otra de carteras y accesorios, que Vega prefiere no revelar.
DE ALTO VUELO
Biviana Buitrago y Eduardo Herrera, gerente de Parque Arauco en el Perú, coinciden en que la evolución de la economía peruana ha generado, inevitablemente, el interés de marcas internacionales.
Se supo, por ejemplo, que marcas de alto vuelo como Louis Vuitton andan merodeando el mercado y que dos veces al año sus ejecutivos visitan Lima para ver la posibilidad de asentarse. Pero esta no es la única: Gucci (que solo está en la capital con una boutique de relojes) también estaría negociando su ingreso con un grupo panameño y Prada también quiere entrar. Mientras que otras que también podrían llegar son Dolce & Gabanna, Burberry, Omega y MontBlanc, detalla Ernesto Aramburú, director gerente de Inversiones y Asesorías Araval.
Yarina Landa sostiene que el aterrizaje de Louis Vuitton se podría concretar en los próximos dos años, dependiendo también de la velocidad en la penetración de las marcas de ‘fast fashion’ como Zara, H&M o Forever 21.
“Existe un gran potencial para el mercado de lujo, pero para ser una plaza más importante primero se tiene que albergar a marcas globales, que ya tenemos, y atraer a las ‘fast fashion’, que recién están en expansión (solo está Zara y Sfera y no es suficiente), para que luego exista en el consumidor la necesidad de diferenciarse y para que el lujo tenga un espacio mucho más relevante en la billetera de la gente”, precisa la ejecutiva.
¿CAPITAL DE LUJO?
Pero, ¿qué tan lejos estamos de ser una capital de lujo? Carlos del Solar señala que estamos en camino, pues hay potencial y que en cinco años podríamos igualar al mercado chileno.
Tomás Vega, del Grupo Yes, explica que en Latinoamérica hay tres niveles de desarrollo de lujo y Lima está en el último nivel, por debajo de Panamá, Santiago y Bogotá y aún más lejos de Brasil y México, que concentran el 80% del lujo de esta parte del mundo. Sin embargo, proyecta que de aquí a cinco años Lima estaría al nivel de Bogotá, siempre y cuando se den las condiciones a nivel interno para ello.
¿Cuáles son estas condiciones? En primer lugar el desarrollo de un barrio de lujo, como lo tiene Santiago en la calle Alonso de Córdova y Buenos Aires en la avenida Alvear, que es el barrio más residencial. En Lima las marcas de lujo están dispersas (en la calle Miguel Dasso, en la Av. Santa Cruz y en el Jockey Plaza). Falta un clúster que congregue a todas en un solo lugar, enfatizan Vega y Carlos del Solar.
“Miguel Dasso es una ensalada de frutas porque las tiendas de lujo conviven con casinos y saunas y hay escasez de estacionamiento; por eso no es ni será la calle de lujo en Lima”, asevera Vega.
La misma situación experimenta la Av. Santa Cruz, porque hay negocios que no corresponden a consumo de lujo; además, esta arteria permite hacer edificios altos por lo que le resulta más conveniente al constructor levantar edificios que tiendas. Mientras que en el Jockey Plaza, si bien hubo un intento, finalmente quedó como un bonito bulevar, afirma.
No obstante, trascendió que el Jockey Plaza desarrollaría para el 2016-2017 una zona pequeña pero exclusiva para marcas ‘top’.
Otras iniciativas son el nuevo centro comercial Camino Real, que aspira a constituir un barrio de lujo dentro del proyecto, por el posicionamiento que tendrá como el único ‘fashion mall’, remarca Herrera.
“Las conversaciones que hemos venido sosteniendo con diversos operadores confirman que existe un importante interés por llegar al país”, añade.
El futuro complejo comercial en el otrora Cuartel San Martín también es un serio candidato.
“Las municipalidades de los distritos más importantes deberían tomar la iniciativa para que en su comuna se haga una calle de lujo. No pueden existir varias calles con este concepto porque el público objetivo es pequeño”, afirma.
Yarina Landa señala que según los estudios de Apoyo, el 65% del poder adquisitivo de los niveles A/B está en Surco, La Molina y San Borja. En San Isidro, solo se concentra el 15%.
MÁS TRABAS
Si bien la foto del país a nivel macroeconómico es positiva y es el principal indicador para que una marca de talla mundial ingrese, también es necesario desarrollar un buen entorno interno que aliente las inversiones, dice Carlos del Solar.
“Hoy los mensajes del Gobierno no están siendo coherentes, aunque confío en que esto cambiará. Además nos hemos vuelto un país más burocrático no solo a nivel municipal, sino también en Aduanas. Antes teníamos la mercadería en una semana en la tienda, ahora se demora casi dos”, confiesa.
Las puertas están abiertas, pero primero tendremos que ordenar la casa para recibir a estas grandes marcas, que finalmente ayudarán a elevar el nivel comercial del país.