Petroperú es autorizada a invertir en el Oleoducto Norperuano
Petroperú es autorizada a invertir en el Oleoducto Norperuano
Juan  Saldarriaga

El peor temor del sector petrolero se ha hecho realidad. Una controversial decisión de ha ocasionado que el Norperuano se rompa por tercera vez en el año, sepultando de un golpe las esperanzas puestas en la próxima reanudación de sus operaciones, tras los primeros dos derrames (25 de enero y 4 de febrero). 

Efectivamente, Petro-Perú se había propuesto reanudar el bombeo de hidrocarburos en los tramos 1 y 2  desde mediados de junio, a fin de aliviar la presión a la que son sometidos la Refinería de Iquitos (Petro-Perú) y el lote 8 (Pluspetrol), por la detención del oleoducto.

A ese efecto, la estatal realizó las reparaciones más urgentes (8 puntos críticos con pérdidas de más de 80% de espesor) y procedió a presentar un cronograma de reanudación de actividades, que Osinergmin no aprobó. Pese a ello, insistió en bombear, originando una nueva rotura en el tramo 1 (24 de junio).

La petrolera ha aclarado que se trató, en realidad, de un “bombeo de prueba” para verificar el estado de los equipos. Sin embargo, ha quedado establecido que esta operación no contó con la venia de Osinergmin, según ha manifestado el mismo regulador.

Más aun, fuentes cercanas al Gobierno han confiado a Día1 que el fatídico bombeo no fue efectuado con , sino con residual procedente de la Refinería de Iquitos, lo cual evidenciaría el estrés al que dicha  instalación se encuentra sometida.

“Hemos confirmado que Petro-Perú bombeó cerca de 2.600 barriles de residual”, aseveraron las fuentes consultadas.

Según esta versión, el “bombeo de prueba” habría sido, en realidad, el inicio de una operación para evacuar el residual de Iquitos hacia la Estación 5, a través del oleoducto.

El bombeo habría empujado los 538 mil barriles de petróleo que quedaron atrapados en el tramo 1, cuando Osinergmin ordenó el cese de actividades en el ducto (en febrero del 2016), originando una nueva rotura. Pero, ¿por qué la estatal se arriesgó a intentar dicha operación?

crisis anunciada
El residual no es otra cosa que el sobrante producido por la transformación del petróleo en gasolina (en este caso, crudo del lote 8, que Pluspetrol vende a la Refinería de Iquitos).

En circunstancias normales, dicho sobrante es evacuado a la costa por el oleoducto, pero la detención de este obligó a Petro-Perú a almacenarlo. Todo indica,sin embargo, que la capacidad de almacenaje de la refinería ha llegado a su tope, obligando a la estatal a buscar otros depósitos para no verse obligada a parar su producción.

Si ello ocurriese, se generarían dos consecuencias: el lote 8 cerraría (pues no tendría adónde evacuar su crudo) y el abastecimiento de combustibles a Iquitos se vería restringido.

Fuentes de Petro-Perú reconocieron a Día1 la gravedad de la situación, pero aseguraron que la refinería no parará, pues buscarán medios para seguir almacenando el residual.  Remarcaron también que la crisis generada por los derrames y la subsecuente renuncia de Germán Velásquez a la presidencia del directorio, condena al oleoducto a estar detenido, cuando menos, hasta 2017.

“Lo que el Minam y el MEM no se dan cuenta es que la detención del Oleoducto Norperuano congelará toda la producción petrolera de la selva: el lote 192 (Pacific), el 67 (Perenco), el 8 (Pluspetrol) y el 131 (Cepsa)”, indicaron.

Añadieron que los propietarios de estos lotes podrían entablar litigios contra el Estado, haciéndolo responsable por el bloqueo de su producción. Pero lo peor será la crisis social que se generará por la pérdida del canon para Loreto y Ucayali, el cual había  caído ya de US$16 mlls. a US$2,4 millones en los últimos dos años.

Para el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, el único responsable de esta dramática situación es Petro-Perú, “por privilegiar el afán comercial por encima del cuidado del medio ambiente y la seguridad”,  remarcó en declaraciones a Día1. 

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