Un año y medio después de haber iniciado los trámites ante la autoridad de medicamentos de Suecia, Elia King, la directora ejecutiva de la empresa cosmética natural Rais Vida, prepara todo para enviar –dentro de dos meses– su primer lote de champús y acondicionadores a base de quinua a este mercado con la marca Saysi, la insignia de la compañía peruana.
El contrato que firmó con un distribuidor sueco le permitirá llegar a diferentes tiendas de productos para el cuidado personal en Suecia, Noruega y Finlandia y dar un salto importante en su estrategia de diversificación de mercados. “Venderemos en estos países y ampliaremos la comercialización a nuestras demás líneas hechas con extractos de maca, camu camu, sacha inchi y otros vegetales”, dice King.
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Se trata de un proyecto ambicioso, pero no imposible, ya que después de exportar más de seis años a Estados Unidos y comercializar 22 de sus productos –de extractos naturales– con su propia marca en dos cadenas de tiendas, ya cuenta con la experiencia suficiente para ingresar a Europa.
El interés y la constancia de esta empresa por ingresar a Suecia no son gratuitos. El uso de extractos de ingredientes naturales en productos cosméticos es una tendencia mundial que ha cobrado fuerza, sobre todo en Europa (que hoy concentra el 30% de la demanda).
Un informe de la consultora Euromonitor International revela que esta industria mueve en el planeta US$500 mil millones y que el 25% de esa cifra responde a la venta de la llamada cosmética natural, la cual se distribuye en tres categorías: cuidado de rostro, que representa el 70% de su facturación, cuidado del cabello (20%) y cuidado del cuerpo (10%).
El Perú busca posicionarse en las categorías cuidado del rostro y cuerpo porque tiene cultivos considerados como superalimentos por ser nutritivos, reconstituyentes y ricos en nutrientes esenciales demandados por la industria. En la lista figuran la quinua, el sacha inchi y la uña de gato entre otras joyas en bruto. Son sobre todo las pequeñas y medianas empresas (pymes) del sector las que han visto la oportunidad para crecer y diversificarse.
Por ejemplo, GB Corp, una compañía que tiene dos años y medio de fundada, ha invertido más de US$1 millón desde su creación en investigación para desarrollar productos cosméticos para el cuidado del cabello, rostro y cuerpo bajo la marca Q’iora, la cual utiliza extractos de maca, quinua, maíz morado, cacao blanco, entre otros vegetales.
En setiembre del 2014, GB Corp presentó sus productos en la feria Cosmoprof Bologna (Italia), por lo que está por firmar un contrato con un cliente en el Reino Unido y otro en Colombia. “Les vamos a proveer todas nuestras líneas de productos” cuenta su gerenta comercial, Roxana Castillo.
Pero esta compañía no es la única que mira a la cosmética natural. Corporación Life, la creadora de los productos para el cabello Placenta Life, la identifica como una herramienta de diversificación. Paola Villavicencio, gerenta de Marca, explica que van a lanzar productos hechos con aceite de sacha inchi y extracto de quinua para venderlos en Colombia, lo que marcará el inicio de su internacionalización.
En esa misma línea está Starbrands. José Luis Villarán, gerente de Desarrollo de la empresa, dice que no solo incursionan en la producción de la línea para el cabello en base a extracto de quinua, sino que desarrollan una línea para su marca Kativa, cosméticos con extractos de aguaymanto y aceite de sacha inchi para posicionarse mejor en un nuevo mercado: el Medio Oriente.
Ahora, dado que este parece ser el negocio más rentable a mediano plazo, no solo las pymes han puesto el ojo en él. De hecho, las dos compañías peruanas más grandes del rubro cosmética, Yanbal y Belcorp –que además se encuentran entre las 30 más importantes del globo en esta actividad– están trabajando en sus propuestas.
Extraoficialmente se sabe que Unique, la marca de Yanbal, estudia en su laboratorio la posibilidad de sumar otros extractos a su línea de cosmética natural, la cual ha comenzado con productos a base de uña de gato. En el caso de Belcorp se conoce que también hay interés, aunque aún con dudas sobre entrar o no de lleno al negocio por la informalidad que existe en algunos eslabones de la cadena de proveedores.
DEMANDA INTERNA
Si bien las compañías citadas dirigen su oferta al extranjero –lo cual contribuye a la diversificación de la oferta exportable–, en el mercado interno también hay demanda por satisfacer y, por lo tanto, oportunidad de negocio.
Una encuesta realizada este año por el Comité Peruano de Cosmética e Higiene (Copecoh) destaca que el 96% de consultados afirmaron que reemplazarían sus productos cosméticos y de higiene personal tradicionales por los orgánicos y naturales, como usted puede verificar en la infografía anexa.
El sondeo revela, además, que el consumidor peruano está más abierto que el extranjero en cuanto al tipo de producto natural dispuesto a comprar: ya no solo para el rostro, cabello y el cuerpo, sino para higiene personal y fragancias, por ejemplo.
LOS RETOS POR SUPERAR
Aunque la industria es prometedora, hay un aspecto que tiene que solucionarse: la obtención de registros en Digemid, la autoridad de medicamentos del Perú. Según las empresas, obtener el registro para cada producto puede demorar entre dos semanas y 10 meses, lo cual le quita competitividad. Consultada al respecto por este suplemento, la entidad responde que normalmente tarda una semana y, si es más, podría ser por errores que las firmas deben subsanar.
Una segunda cuestión por superar tiene que ver con los problemas en la cadena de abastecimiento. Las dudas de Belcorp sobre entrar o no al rubro cosmética natural son razonables, porque esta cadena juega un papel muy importante en la industria si se tiene en cuenta que su valor se centra en la biodiversidad peruana.
Así, una de las dificultades de las compañías es la proveeduría de extractos y aceites y que estos tengan la estabilidad que asegure la vida del producto. Peter Anders, gerente general de Química Anders, explica que la escasez se debe a que el proceso de producción de estos insumos es caro, a tal punto que su compañía provee de manera muy limitada de extractos de aloe vera y algodón a las empresas locales de cosmética, pero los importa del Reino Unido.
A pesar de la falta de recursos, felizmente, hay alternativas. Muestra de ello es 3QP. Cecilia Terry, su gerenta general, explica que es posible producir en el país estos insumos y que todo es cuestión de dedicación. No en vano, a su compañía le tomó una década investigar y registrar –con apoyo del Fincyt y de la Universidad Cayetano Heredia– los extractos y aceites de trece plantas peruanas en el Cosmetic Ingredient Database (CosIng) de la Unión Europea como ingredientes cosméticos, entre ellos camu camu, maca y sacha inchi.
Esto es importante, porque le abre las puertas al Perú como proveedor de insumos cosméticos en la industria mundial, lo cual representa, una vez más, la gran oportunidad de diversificación productiva y exportadora a partir de productos agrícolas cuyo éxito comercial como alimento depende mucho del precio internacional.
Una tercera barrera, y la más grande en este eslabón, es la proveeduría de la materia prima, es decir, el cultivo del que se tomará el extracto. Todas las empresas consultadas dicen que desearían trabajar directamente con los agricultores –de tal modo que se pueda aplicar de mejor manera el comercio justo– pero estos no están muy bien organizados para asegurar calidad.