(Bloomberg). Últimamente, Glencore Plc tiene bien cubiertas las operaciones con petróleo y aceite, desde el crudo que mueve la economía global hasta el aderezo para su guarnición de ensalada.
La comercializadora de materias primas más grande del mundo, que este mes sorprendió a los analistas del mercado de energía al invertir US$11.000 millones junto a su socio Qatar en la productora rusa de petróleo Rosneft PJSC, viene trabajando en el otro platillo de la balanza con la discreta construcción de una mesa de dos personas que comercia aceite de oliva en Madrid.
Glencore es más famosa en el sector de las materias primas por operar en grandes mercados, como el carbón, el cobre, el crudo y el trigo. Pero la empresa con sede en Zug, Suiza, también comercializa productos de nicho, desde vanadio hasta garbanzos. La mesa de aceite de oliva se abrió en la capital del mayor productor de esa materia prima hace unos 18 meses.
Aunque un portavoz de Glencore confirmó la información, la división es tan pequeña que no es digna de mención en el sitio web de la empresa.
Sin embargo, se puede ganar dinero operando en mercados cada vez más volátiles para el producto básico del Mediterráneo, en tanto estos últimos años los olivos se vieron afectados por un clima más errático, que incluyó sequías y aguaceros, y por brotes de plagas. En 2015, los precios mundiales se dispararon al valor más alto en 20 años y este año se hundieron. Además, está aumentando la demanda de este aceite, conocido por sus beneficios para la salud, en varios mercados emergentes, desde China y Rusia hasta Brasil.
“En los últimos años la volatilidad aumentó debido a problemas meteorológicos”, dijo Vito Martielli, analista de Rabobank International en Utrecht. “Hemos observado un par de disparadas de precios este último par de años, con más frecuencia de lo que solíamos ver”.
PRODUCCIÓN EN CAÍDA
El mal clima y las plagas en el sur de Europa implican que la producción en la temporada que acaba de comenzar podría disminuir 14%, a 2,7 millones de toneladas, proyecta el Consejo Oleícola Internacional. La producción española, que representa más del 40 por ciento de la oferta mundial, caerá 6%; la italiana, 49%; y la griega, 19%, afirma la organización con sede en Madrid.
No obstante, el comercio de aceite de oliva sigue siendo un nicho que no desarrolló un mercado de futuros como los del aceite de soja y palma. España trató de construir ese mercado en Jaén, la ciudad andaluza conocida como capital del aceite de oliva, a partir de 2004, pero este año lo cerró con volúmenes flojos.
Aunque las mayores comercializadoras agrícolas, entre ellas Archer-Daniels-Midland Co., Bunge Ltd. y Cargill Inc., participan en el mercado del aceite de oliva, la mayoría se concentra en el embotellamiento, no el comercio. Este mes, Bunge declaró que comprará una empresa turca para diversificarse con aceite de oliva de mayor valor.
“No podemos pasar por alto el aceite de oliva”, dijo en entrevista telefónica Henri Rieux, portavoz de Bunge. “Los consumidores son muy fanáticos”.