Con un optimismo palpable, tres ganadores de los Premios Líderes Empresariales del Cambio (LEC) aseguran que se sienten listos para el destrabe de inversión prometido por el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski.
Sin embargo, Eduardo de la Rosa (ELR), presidente de la Clínica Providencia; Fernando Castillo (FC), gerente general de ICCGSA; y Luis Felipe Koechlin (LFK), gerente general de Reforestadora Amazónica, hacen hincapié en que el futuro del país descansa, en parte, en el desarrollo y mejoramiento de la relación entre los empresarios y las entidades públicas.
—¿Qué expectativas tienen para el nuevo gobierno?
ELR: Tenemos muchas expectativas para este nuevo gobierno. Lo importante es lograr la sinergia para poder avanzar. El primer ministro, el presidente y el ministro de Economía son economistas. Este país necesitaba un equipo económico importante y ahora lo tiene.
FC: Tenemos un presidente electo con un equipo de lujo. Hay que apoyarlo desde todos los sectores. El potencial de crecimiento del Perú es enorme. Esperamos las medidas adecuadas, hay que destrabar la inversión y el tema normativo que impide el desarrollo de proyectos. Creemos que hay que generar mesas técnicas de trabajo con todos los actores para conversar sobre las dificultades que se tienen y poder hallar soluciones. El Estado no ha podido cumplir su rol para mejorar la educación y la salud como debería ser. En esa tarea, los empresarios privados estamos llanos a colaborar en los temas de APP.
LFK: También tenemos grandes expectativas. El sector privado no tiene un poder de convocatoria para sentarse con siete entidades públicas al mismo tiempo. Normalmente, son hasta diez las instituciones por las que uno tiene que pasar para sacar adelante los proyectos. El estar todos coordinados en una misma mesa, resolviendo el mismo problema, ha sido algo muy bueno. Este gobierno está continuando con las mesas ejecutivas de trabajo del Produce, tal vez más lentamente, pero creemos que es parte del conocimiento inicial que luego va a seguir desarrollándose. Esto debería trasladarse a todos los sectores.
—¿Qué se ha logrado con las mesas ejecutivas?
LFK: [En el tema forestal], hemos llegado a destrabar un 70% de los cuellos de botella y esperamos cerrar a fines de este año un contrato con un fondo internacional que va a invertir US$500 millones en plantaciones. El simple hecho de que entren al país va a poner al Perú como destino de inversiones forestales por primera vez en su historia. Esto es algo grande, pero aún hay temas pendientes. Por ejemplo, aún no se otorgan concesiones de reforestación. Creo que los privados podemos sugerir cuál sería la mejor manera para que estas concesiones se den. También podemos colaborar con la mejora de la normativa, pues en muchos casos lidiamos con leyes muy antiguas que no se ajustan a las necesidades actuales.
FC: [En el sector infraestructura], si uno tiene una iniciativa, esta debe pasar por Pro Inversión y luego por todas las instituciones que puedan tener que ver con ella. Además, Pro Inversión solo llega hasta la firma del contrato. Tenemos entendido que la nueva normativa [que propondrá el gobierno] contempla que se quede hasta la puesta en servicio de la obra. La idea es que un gerente del proyecto acompañe al privado a todas las instancias con las que tiene que interactuar. Normalmente, se trabaja escuchando lo que cada uno tiene que decir, cuando lo mejor sería sentarse en una mesa y discutir todos los problemas para que puedan resolverse.
—En estas semanas, la relación entre el público y el privado ha estado en el ojo de la tormenta por el famoso “negociazo”. ¿Usted que está en el sector Salud, a la luz de este caso, qué lecciones puede ofrecer para encaminar mejor este vínculo?
ELR: El sector privado ha invertido US$1.000 millones en salud durante
el último quinquenio, pero no es suficiente. Nosotros manejamos un millón doscientos mil asegurados, mientras que en el seguro social existen nueve millones. En la clínica [Providencia], hemos atendido a pedido del Seguro Integral de Salud (SIS) casos de alta complejidad porque no los podían atender en ningún hospital. Durante los últimos tres años hemos ganado 17 concursos limpiamente, hemos atendido un promedio de 25 operaciones diarias y, prácticamente, no han ocurrido siniestros. Lo sucedido [con Moreno] es lamentable, pero no nos preocupa atender al Estado. Para nosotros, es un operario más. Yo también he sido servidor público y me he tenido que volver más papista que el Papa.
— A propósito de esa frase, “Hay que ser más papistas que el Papa” en temas de corrupción, ¿cómo llevan esta cultura de ética dentro de sus empresas?
FC: Siempre con el máximo cuidado. En la mayoría de países, la corrupción está presente en el público y en el privado. Siempre hay alguien corrupto y también alguien que lo corrompe.
LFK: Somos intransigentes con la corrupción. Un empresario forestal me preguntaba si no pagaba coimas para traer los camiones de madera a Lima, pero nunca nos han pedido algo así porque saben que no hay manera de que lo hagamos.