MARCELA MENDOZA R. / @mameri9
Los accesorios quieren ser los protagonistas del 2014 y subsiguientes. Mejor dicho, los fabricantes de procesadores y electrónica en general están convencidos de que existe un mercado potencial interesante en torno a los 'wearable' (dispositivos tecnológicos para 'vestir') y lo vienen repitiendo con mucho ahínco desde que empezó el año. La gran pregunta es si existe o no un mercado lucrativo importante en torno a ellos y si será algo que nos afectará de manera sustancial, en algún momento, a los descendientes de los incas.
¿SUEÑOS DEL FUTURO?
Si miramos las previsiones de Cisco, según su último estudio (Cisco® Visual Networking Index Global Mobile Data Traffic Forecast for 2013 to 2018) en cinco años los objetos que se comunican en forma inalámbrica entre ellos (Machine to Machine) en Latinoamérica pasarán de representar el 4,9% de los objetos que acceden a las redes móviles a un 19,7%.
Eso significa que acá no solo se venderán más smartphone, sino también lentes, pulseras, relojes, medias, pijamas, botones, cartucheras, lapiceros, aretes y demás "chucherías simpáticas" a los que les caerá el apellido "smart" y nos convertirán en transeúntes hiperconectados a la más alta potencia.
¿Se imaginan responder un e-mail hablándole a una pulsera que también controla sus niveles de azúcar? ¿Un pijama que mide la intensidad de nuestro sueño y transmite la intensidad de nuestros suspiros mientras dormimos al teléfono? ¿Una zapatilla que le avisará a nuestro papá si sufrimos un accidente mientras corremos? ¿Cientos de millones de dólares en ventas de electrodomésticos minúsculos y portables? Sí, no es irrisorio ni irreal: todo eso ya existe y según los analistas tendrán en algunos años una cuota importante del mercado, aunque están muy lejos de destronar al bien amado smartphone, ese que tanto afectó las ventas de los equipos unifuncionales (léase relojes convencionales, cámaras de fotos y demás) y les hizo temer su desaparición.
Gartner ya dijo que para el 2020 se consolidarán todos estos dispositivos en el consumidor promedio y tendrán a Samsung, Google, Apple y Microsoft como sus principales proveedores, quienes lucharán por llevar la sofisticación a infinidad de diseños. De hecho, Gartner calcula que ya para el 2017 tendremos que el 50% de las 'apps' que se diseñen en el mundo estarán dedicadas a funcionar en estos productos y los 10 ó 15 millones de 'wearable' que se vendieron el año pasado y los 90 millones que se venderán este año, tranquilamente podrán ser 200 ó 300 millones para el 2018.
Y, sin ir muy lejos en el tiempo, bastaría con observar una reciente encuesta elaborada por la consultora Accenture Limited, en donde más de la mitad de consumidores dijo tener interés en comprar este tipo de parafernalia, para creer que esto será - en algún momento – una realidad palpable.
COSA DE BLANCOS
Eso sí, para ver este mercado en su real perspectiva no nos podemos olvidar de algunos pequeños detalles. Para empezar, el 1% de los usuarios en el mundo generan el 10% del tráfico móvil, tienen varios dispositivos funcionando a la vez y gastan sin temor US$1.500 en unos lentes sabiondos que navegan por Internet mejor que la PC que usa cualquier hijo de vecino de Pueblo Libre.
Se trata de usuarios "tequi" que siempre estarán en la punta de la pirámide y comprarán cuanto utilitario aparatito simpático aparezca. O de públicos especializados, de nicho, como los deportistas o las personas con algún problema puntual de salud que requiera un monitoreo específico, pero no de todos. El resto, las masas, les basta y les sobra con uno o dos equipos multiusos guardados en su bolsillo.
¿Quién ha comprado los sonados relojes inteligentes? No muchos. En su primer año de circulación no les ha ido tan bien. Todos los fabricantes de PC hablan de sacar uno, pero solo existen tres modelos en el mercado - Galaxy Gear de Samsung, Pebble y Sony Smartwach 2 – los cuales sumarán 1,5 millones de unidades vendidas este año y 4 millones para el 2017, según los analistas de la CEA.
Además, según la prensa internacional, alguno de ellos debió bajar sus precios hasta US$100 y aliarse en ofertas con las tabletas para poder dar resultados interesantes. Y si bien Katy Huberty, analista de Morgan Stanley, calcula que los iWatch (el último hijo de Apple por nacer) generará US$17,5 mil millones en ventas en su primer año porque será una "atractiva locura" para los actuales usuarios de algún dispositivo Apple, pocos serán los ejemplares vendidos lejos de Estados Unidos y menos aún los comprados en el Perú.
No se trata solo de un tema de poder adquisitivo, sino de una necesidad real de este tipo de dispositivos y de una cadena de comercialización de los mismos capaz de combinar dos formas tan distintas de vender – ropa y tecnología - en una sola cadena de consumo. Es por eso que ya a inicios del mes pasado, durante el CES 2014, los analistas de la CEA aseguraron que la clave del éxito estará en tener ecosistemas que involucren a los tecnológicos con las otras industrias y hay fabricantes como Intel que ya están buscando ser amigos y socios de los líderes del mundo de la moda.
De que la moda llegará al Perú en algún momento, llegará. Pero será, de a pocos y no tan rápido ni barato. No olvidemos que faltan cinco años mínimo para convertir a los 66% de usuarios de celulares simples en portadores de equipos 3G, que no tenemos la cantidad de antenas suficientes para soportar el tráfico que todas estos adorables y curiosos accesorios generarán y que, además, los amigos de lo ajeno serán poco respetuosos de todos esas tentaciones portables.