Menos de lo previsto. En esa única línea se podría resumir las frases e interpretaciones que variedad de analistas esgrimieron a lo largo de la semana pasada luego de revisar los informes financieros del segundo trimestre (Q2) de los gigantes tecnológicos. No hubo aplausos, ni vítores, ni "hooooo", ni sonrisas llenas de satisfacción... solo explicaciones, defensas y reacomodos de palabras.
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Podemos empezar el recuento observando al actual mayor fabricante de teléfonos móviles, Samsung, quien salió a dar la cara por unos resultados peores de lo esperado. No perdieron su liderazgo y generaron ventas por US$51.400 millones, pero ganaron casi US$2.300 millones menos que el mismo periodo del año pasado (se pasó de US$9.400 a US$7.100en ganancias). Su justificación fue que la pérdida de fuerza del Won (moneda oficial de Corea del Sur) en el mercado internacional afectó sus resultados. Eso es cierto, pero no podemos negar que el Galaxy S5 es muy bueno pero no ultra deslumbrante y que las tabletas no tuvieron su mejor comportamiento por la falta de renovación de equipos a falta de un modelo extraordinario que lo justifique.
Su principal rival, la bien amada Apple, tampoco estuvo con una fiesta a todo dar. Sí, sus números son satisfactorios en términos de ingresos totales - ingresaron US$37.400 millones con una ganancia de US$7.700 millones - y representan un ligero triunfo (casi US$2 mil millones más en ventas) pero es menos de lo que esperaban lograr en términos de unidades, sobre todo por la falta de un nuevo modelo de iPhone que fuera realmente revolucionario, como ocurría cuando Steve Jobs vivía.
El otro gran rival en términos de ecosistema, Microsoft, tampoco tuvo el mejor de los desempeños entre abril y junio de este año y se acercó ante los inversionistas con espíritu otoñero. Sus ingresos ascendieron a US$23.380 millones y permitieron una ganancia de US$4.6000 millones, lo cual significa que se creció casi 17%, pero la división móvil no termina de despegar y eso los preocupa un poco. Microsoft pagó casi US$7.000 millones hace casi un año por Nokia, pero los 5,8 millones de teléfonos que dicha compañía ha vendido no permiten afirmar que la inversión haya sido recuperada o recompensada, menos aún cuando unas semanas antes se anunció el despido de casi 18 mil empleados de la firma.
Para completar la mirada no tan festiva llega un agridulce Google, el gigante por excelencia, quien creció 22% y facturó US$15.960 millones. ¿Por qué no deberían estar más que satisfechos los inversionistas con dichos resultados? Para empezar las expectativas en el mercado eran más altas y los costos operativos internos se han incrementado. Pero lo que realmente les quita la eufórica felicidad propia del campeón es que el precio que los anunciantes pagan por el clic en un anuncio ha caído 6% con respecto al año pasado y eso es preocupante si recordamos que casi el 90% de sus ingresos son por publicidad.
LOS ESPERADOS
Si bien el grupo antes mencionado está entre los "buenos, pero no tan buenos como se deseaba", hay unas cuantas empresas que se acercaron más a su crónica de muerte - o mejor dicho fuerte gripe en vías de recuperación - anunciada y cumplieron lo que se temía con creces.
En este grupo tenemos al otrora rey canadiense Blackberry, quien el año pasado registró los peores resultados de su historia y ahora se encuentra en tímida mejoría, aumentó la comercialización de dispositivos móviles de 1,3 a 1,6 millones de unidades y sumó US$966 millones en ventas totales, menos de la meta propuesta (US$976 millones) pero más de lo que los críticos auspiciaban a la moribunda pero sobreviviente compañía.
Otro que cumplió profecías fue Amazon, quien acaba de anunciar que entra al mundo celular móvil con su propio dispositivo intentando alejarse de su concepción como solo proveedor de servicios, pero no puede borrar el mal sabor registrado hasta junio. Según informaron sus ingresos se elevaron 22% (US$19.340 millones facturados, tal como se esperaba), pero tuvo pérdidas totales fueron de US$126 millones y solo genera zozobra entre quienes invierten en la empresa y esperan un reflote.
Y para cerrar el círculo tenemos al gigante Intel, dueño del mercado de chips para PC por décadas, pero aún tímido participante en la tendencia preponderante hoy: la movilidad. Sus resultados fueron satisfactorios en términos totales al generar ingresos por US$13.800 millones y ganancias por US$3.800, lo cual estaba más que previsto por el mercado, pero la cuota agridulce la pone la división móvil, que cayó 67%. La cuota esperanzadora, tal como se preveía, viene por el lado de los chips para "wearable" o Internet de las cosas, que creció 19% frente al año anterior y hace prever que se camina por el sendero adecuado.
¿Fue este un mal trimestre para las tecnológicas? Podrían acusar a los analistas de pesimistas por afirmar que el vaso está medio vacío, pero tampoco se puede cerrar los ojos a la realidad y afirmar que el vaso está medio lleno. El agua no cayó a la velocidad esperada, los volúmenes alcanzados no fueron todo lo bueno que se quisiera y sí, el consumidor está ansioso de inventos revolucionarios y son esos hitos los que desencadenarán las ventas galopantes que esperan en Wall Street (o Nasdaq).