1. De la lealtad se habla poco y últimamente parece impopular en algunos ámbitos, pero es una virtud vital a tener y, sobre todo, a esperar en el mundo empresarial y más aun en el personal.
2. La lealtad es difícil de definir, pero muy fácil de reconocer. Es muy valiosa porque nos permite atrevernos a predecir el accionar y la conducta de personas de nuestra confianza.
3. Uno se puede equivocar sobre a quién ser leal y algunos nos pueden defraudar o engañar, pero la lealtad nos permite ser coherentes con nosotros mismos y consistentes con nuestros valores.
4. Ser leal es a veces difícil y muchas veces puede ser muy costoso, pero la lealtad define quiénes somos y cómo dormimos de noche. Garantiza una conciencia limpia y una vida positiva y transparente.
5. La lealtad no debe ser jamás ciega ni obsecuente. Así no es sana y puede llegar a ser casi suicida. Ser leal es ser entregado y vulnerable, pero sin caer en la ingenuidad.
6. Es importante ser leal con el pasado. Negarlo o esconderlo sirve de poco y al contrario, lo evidencia. Hablar mal de ex jefes, de anteriores empresas o colaboradores solo evidencia una falta de lealtad latente y levanta banderas rojas de alerta a la siguiente traición. ¡Cuidado al contratar!
7. La lealtad exige integridad y coherencia. No se puede, por ejemplo, ser leal en los negocios con los socios, el jefe o la empresa y no serlo con la pareja, la familia o amigos y viceversa.
8. ¿En quién jamás confiar? En quienes traicionan sin culpa, traicionan por hábito o traicionan por pequeñez de espíritu. Estos luego, para cubrir sus traiciones, caen en marañas de mentiras y calumnias que los delatan y evidencian.
9. ¿La deslealtad más dolorosa? No ser leal a uno mismo o traicionar nuestros sueños y principios, aunque suene a cliché.
10. ¿Lo más difícil? Perdonar a un desleal de quien esperábamos mucho más. ¿Se le debe perdonar? Quizá, pero mejor es no volver a confiarle nada.
11. Si alguien traiciona a uno de sus amigos o a un miembro de su equipo, seguro traicionará a cada uno de los demás a su debido tiempo. Y, cuidado, ¡seguro tú eres el siguiente!
12. ¿Se puede respetar a quien no es leal? No. Para ser leal se requiere carácter e integridad, virtudes imposibles para quienes son amorales o débiles de carácter.
13. A veces toca ser leal con quienes incluso no lo merecen o no lo aprecian. Como ya vimos, la lealtad es un acto de integridad y valores personales. Muchas veces la lealtad tiene que ver más con uno mismo que con el sujeto de nuestra lealtad.
14. El agradecimiento obliga a la lealtad y viceversa. El ingrato tiende a ser desleal y el desleal a ser ingrato. Mejor es alejarnos de ambos, tenerlos bien identificados y no darles segundas oportunidades. Por otro lado, ¡los amigos y colaboradores leales son lo más valioso que podemos tener!
15. Ser leal paga con una legión de leales que nos cubren las espaldas y nos protegen de los desleales. La gente leal merece toda mi admiración y mi respeto: así como son leales, son confiables y son íntegros. ¡Hurra por los colaboradores, los amigos y las familias leales! ¡Nadie mejor que ellos!